Las ventas de flores comestibles caen un 40% por el cierre de la hostelería
INNOFLOWER se reinventa y lanza la mayor gama de flores deshidratadas y liofilizadas del mundo
La producción de las flores comestibles ha recibido un azote demoledor de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, que ha marcado la incertidumbre a nivel nacional y global. Es el caso concreto de Innoflower como pequeña empresa, al estar a caballo entre el sector agroalimentario gourmet y la restauración, que sufrió en marzo una clausura por el estado de alarma y está saliendo de un nuevo cierre casi general.
A punto de cerrar el año la soriana Laura Carrera García, CEO de Innoflower , vaticina un descenso en las ventas de un 40% con respecto a 2019 por la destrucción en primavera de buena parte de sus flores al no tener salida en el canal horeca, pero junto con su equipo, lejos de desanimarse, ha aprovechado para sacar nuevas líneas de productos que muy pronto verán la luz, gracias a una importante inversión en investigación y desarrollo.
La situación actual también ha provocado la paralización de las obras del invernadero de Borobia , cuya ampliación preveía triplicar la superficie inicial hasta los 2.000 metros cuadrados, pero Laura confía en recuperar el proyecto lo antes posible, puesto que es su garantía para ofrecer flores comestibles en verano.
Aunque en nuestra pequeña empresa siempre estamos innovando, de ahí el nombre de Innoflower, ahora ha tocado renovarse para no morir porque esta crisis, que ha venido para quedarse, ha sido para todos los sectores. Hemos tenido que aprender sobre el camino y no todos los sectores disponían de las herramientas para solventar los problemas, explica Laura.
En su caso, cuando empezó la pandemia se sentaron a pensar cuál sería la mejor manera de reinventarse. «Teníamos una serie de proyectos de innovación en un cajón y esta parada nos ha hecho desempolvarlos y acelerarlos. Nos ha dado tiempo para establecer la mejor manera de ofrecer al mundo las flores comestibles con todos sus atributos y propiedades».
Así, llevan reinventándose desde marzo. «Siempre decíamos de tener un mes para parar y sacar nuevas cosas y en eso estamos todo el equipo ahora centrados en el desarrollo de un nuevo proyecto que va a ver la luz antes de que acabe el año. Vamos a sacar la mayor gama de flores deshidratadas y liofilizadas del mundo. También estamos trabajando en unas piruletas con flores comestibles muy divertidas, y unas flores prensadas efecto papel, que aunque parezca algo sencillo el hecho de combinar todos estos productos con la seguridad alimentaria es bastante complejo y lleva muchas horas de trabajo».
A falta de dos semanas para el cierre Innoflower estima que caerá «en torno un 40%» de sus ingresos, a lo que además hay que añadir que han tenido gastos bastante elevados al invertir en I+D+i , de modo que las pérdidas acumuladas serán «importantes, de miles de euros», calcula Laura, un descenso drástico teniendo en cuenta que esta empresa llevaba tres años dando beneficio fiscal y en una trayectoria de crecimiento. El sector de la floricultura ha sido muy afectado, uno de los más perjudicados en el segundo trimestre del año. «Todas las inversiones que se hicieron en 2019 con las ventas de primavera-verano y este año fueron tiradas a la basura. Lo que esperamos es un año bastante catastrófico. Pero ahí estamos».
En lo que respecta a la ampliación del vivero de Borobia, Innoflower concluyó las obras empezadas en 2019, que incluían dos nuevas zonas, pero el resto quedó paralizado por la bajada de ventas provocada por el cierre del canal horeca . No obstante, esta emprendedora soriana asegura que el proyecto sigue vivo y sigue vigente. De hecho, señala que en agosto Innoflower veía luz al final del túnel en Borobia y contrató a otra persona a media jornada para complementar el trabajo de la empleada a jornada completa. Y es que el vivero soriano sigue siendo su marca de calidad. «Es lo que nos diferencia para tener flores en verano y seguimos pensando en que va a ser nuestra línea a seguir para convertir las flores de Borobia en un icono de calidad».
Laura Carrera García lamenta que el sector de las flores comestibles se ha quedado en un limbo en muchas de las ayudas públicas. «Nuestro peculiar sector ha provocado que no estemos ni en un lado ni en otro», por lo que se ha visto ampliamente afectado. Innoflower tiene fincas en Soria y Zaragoza, donde tuvo que tirar la mayor cantidad de flores al vertedero.
«Precisamente en Aragón las ayudas no fueron transcritas y no nos pudimos acoger. Y en Castilla y León en 600 metros cuadrados de cultivo bajo malla. Y así con todas las ayudas que han ido saliendo. No nos consideran restauración, pero casi el 100% de los clientes son restaurantes y si cierran nos vemos afectados. Nos hemos sumado al tren de adquirir un crédito ICO para paliar la pandemia global, pero es pan para hoy y hambre para mañana porque ayudas no hemos recibido absolutamente ninguna. Presentamos un Erte por causas productivas pero fue cambiando la normativa y hemos tenido que incluir todos los gastos de Seguridad Social de los empelados cuando no estábamos facturando absolutamente nada ni en marzo, ni en abril ni en mayo».
A su juicio, en esta crisis ser una empresa innovadora ha sido penalizado. «Se ha tomado en cuenta cada sector de manera modélica y no se han tomado apenas las excepciones. Se han puesto unos requisitos tan estrictos en las subvenciones que nos hemos quedado fuera muchísimas empresas». Y lo peor es que tiene la sensación de que esto va a seguir así: «No hay dinero para todos y no se está teniendo en cuenta que se quedan fuera empresas que están trabajando en la innovación, en el desarrollo rural y en la creación de empleo. Sólo se verá cuando se cierren muchas».
Reconoce que a día de hoy las ventas on line están siendo un gran aliciente. «Los primeros meses cerramos completamente porque para mantener la página web necesitábamos gente y si no teníamos facturación no podíamos. Cuando empezamos tímidamente a levantar vimos reforzada la venta on line , y a día de hoy está siendo un gran aliciente. Ha aumentado mucho porque la gente deseosa de hacer cosas nuevas en su casa, y soy consciente de que hay muchos cocineros que están reinventando sus recetas y aprendiendo con nuestras flores comestibles para cuando volvamos a recuperar la normalidad».
Aún así tiene claro que no va a tener las ventas como con el canal horeca abierto porque la restauración tira mucho en este mundo de la flor comestible, pero sí ve que cada vez se está democratizando más el uso de este innovador producto en los hogares y en la pequeña repostería , donde ya no es un ingrediente exclusivo, sino que aporta mucho más y es fácil de adquirir.
A este respecto, asegura que en Innoflower la seguridad alimentaria es su «pilar».
«Dedicamos muchísimos recursos en avalar la cuña de flor comestible en nuestros productos porque no todas las flores son comestibles e incluso hay algunas muy peligrosas y mortales, como ocurre con las setas». Laura insiste en que hay que conocer la biología, pero también la procedencia. Y constata que en los últimos tiempos en las redes sociales está habiendo muchísima afición a la fotografía gastronómica y se elaboran platos y tartas espectaculares donde se utilizan flores que provienen del mundo ornamental, flores de floristería que en algunos casos incluso son tóxicas, como las peonías o las azaleas e incluso con hojas de helecho.
«En empresas como Innoflower tenemos que cumplir una normativa muy exigente. Hay una serie de leyes que cumplimos a rajatabla y además hacemos muchísimas analíticas, tanto nutricionales, microbiológicas, de residuos fitosanitarios en nuestras flores, lo que ha redundado en que el año que viene consigamos el sello Global GAP, un punto más para avalar la seguridad de los consumidores, que considero que es lo más importante. Por eso aconseja a cualquier obrador que tiene que ser consciente de que utilice productos con sus respectivas fichas técnicas; «no puede adquirirlos de cualquier manera y muchísimo menos comprometer la seguridad de los consumidores».