CAMPAÑA DE LA CEREZA
Caderechas se libra del granizo y se esperan unos 200.000 kilos de cereza
En la zona llevan varias semanas recogiendo el producto -labor que concluirá a mitad de agosto-, en un momento sin excedente en el mercado, lo que facilita su comercialización posterior
El verano ya esta aquí, y ha encontrado a los productores de la Marca de Garantía de Manzana y Cereza del Valle de Caderechas ‘con las manos en la masa’, ya que llevan semanas trabajando en la recogida de la nueva cosecha de cereza del conocido valle burgalés . «Comenzamos los trabajos con las variedades tempranas en las zonas bajas del valle, siendo la Summit y la Sunburst con las que estamos ahora tras haber concluido ya con la burlat, para pasar a ponernos a finales de mes con la Lapins y la Fresona, las más comunes en esta zona», detalla el presidente de la entidad Juan José Gandía.
«Zona en la que nos hemos librado del granizo, que sí ha llegado con la lluvia a algunas otras zonas, aunque debemos seguir pendientes, pero por ahora va todo bien».
Remarca que este año está destacando por la mucha lluvia que ha traído consigo, «que si bien ha causado la apertura de algunos frutos de estas primeras variedades mas frágiles, no ha supuesto ningún problema», destaca Gandía. Exceso de agua que, como comenta, «si llega en el momento en el que empiezan a madurar los frutos provoca que estos quieran engordar más rápidamente y al hacerlo, se revienta la piel a lo que viene aparejado el riesgo de hongos al pudrirse el fruto» .
Cosecha que de continuar así, les hace pensar en unos resultados finales que rondarán los 200.000 kilos, «los habituales al hablar de una buena cosecha de la marca». Aunque en el valle son otros tantos kilos los que recogen de forma particular otros propietarios no adheridos a la marca alimentaria burebana, que con 20 años de vida hoy trabaja con una decena de variedades de cereza, y cuenta con cerca de una veintena de productores repartidos por todo el valle burebano.
Mitad de agosto
Recogida que tras continuar progresivamente por el resto de zonas del valle, «se prevé que pueda estar concluida en torno a la mitad de agosto» , obteniendo como resultado una cosecha buena en calidad y cantidad. «Y sobre todo sin las grandes perdidas de años pasados, ya que los frutales vienen bien cargados pero sin exceso de fruto», comenta.
Destaca asimismo la comercialización que comienza tras la recogida, « y que está transcurriendo muy bien en esta campaña, puesto que no hay un gran exceso de producto a nivel nacional porque -como argumenta-, otras grandes zonas nacionales de cereza como el valle extremeño del Jerte no han tenido tanta producción, pues ha sido de apenas un 40% de su habitual cierre de campaña con 50 millones de kilos».
Amparadas por la Marca de Garantía Cereza del Valle de Las Caderechas, recuerda que se comercializan una decena de variedades, cada una con una características diferentes de sabor, olor y presencia. Las de más tradición en el valle son la Fresona y la Negra Tardía, que comparten terreno con las variedades Burlat, Stark Hardy Giant, Summit, Sunburst, Lapins, Rainier, Van y Garrafal.
Gandía explica que no han tenido tampoco el problema de otros sectores productivos, de falta de personal en los que es habitual contar con mano de obra extranjera que por el cierre de fronteras para evitar el contagio del coronavirus, no pudieron entrar en España para trabajar. «Y a que en nuestro caso son numerosas las pequeñas explotaciones en las que la mayor parte del trabajo lo realizan las familias propietarias , sobre todo en estas primeras semanas con las variedades tempranas de las que hay menor cantidad, ya que en volumen suponen apenas un 10% de toda la cosecha», detalla. Contrataciones que sí llegan en las últimas semanas y que rondan apenas el centenar de personas, «para lo que se cuenta tanto con gente que ya ha venido años anteriores como con personas inscritas en una bolsa de trabajo que tiene la asociación», añade.
Suelta de avispillas
Otra de las labores con las que el valle burebano ha comenzado el verano es la puesta en marcha del proyecto experimental para frenar a la mosca Drosophila suzukii, un insecto invasor que se ha convertido en un gran problema para la zona desde hace años. Consiste en la suelta controlada y progresiva durante varias semanas de unos 10.000 ejemplares de la llamada avispilla europea , «la cual ha resultado ser un depredador natural de esta especie invasora, tras estudios realizados por unos expertos italianos con laboratorio en el sur de España», detalla, avanzando una segunda suelta en otoño.
« Ellos nos surtieron de los ejemplares que ya hemos soltado durante cuatro semanas, para que empiecen a habituarse y a establecerse con el fin de que en un periodo de tres o cuatro años hayan hecho del valle su hábitat, a la vez que durante este tiempo van acabando con la Drosophila suzukii», augura. «Mientras paralelamente, se estudia el proceso, avanzando así en la investigación de plagas», añade.