PRODUCCIÓN VITIVINÍCOLA
A estudio el bienestar del rebaño y su reflejo en la calidad de la carne
El proyecto Ecolamb analiza la sostenibilidad de sistemas de manejo con razas autóctonas para mejorar la seguridad y salubridad del producto y responder a las demandas de los consumidores
Demostrar el vínculo directo entre el bienestar animal, la calidad de la carne de ovino según el tipo de granja y sistema productivo con la finalidad de mejorar la sostenibilidad y la productividad, de modo que redunde en la competitividad es el objetivo del proyecto Ecolamb en el que participa el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) con su Línea de Investigación de Rumiantes junto con universidades y centros de investigación de otros cinco países además de España, Alemania, Italia, Portugal, Eslovenia y Turquía. Con el título completo de Producción holística para reducir la huella ecológica de la carne de cordero Ecolamb arrancó el año pasado financiado por la ERA-NET SusAn . Pero lo más importante es que involucra a ganaderos para evaluar la sostenibilidad de los diferentes sistemas de producción de corderos contemplando aspectos como la huella ecológica, la eficiencia en el uso de recursos, el bienestar animal y el valor nutricional de la carne. Y también eligen razas autóctonas de cada zona precisamente por la producción sostenible. En Castilla y León las elegidas han sido la castellana y la churra. De hecho, acaba de iniciar la monitorización de un rebaño de ovino de raza churra mediante collares GPS con el objetivo de tratar de detectar y estudiar el comportamiento de los animales tomando como base los datos de posición y movimiento que registran estos dispositivos.
«Tenemos que evaluar la sostenibilidad de diversos sistemas de producción ovina manteniendo un óptimo bienestar; así como mejorar la seguridad y salubridad de la carne, para responder de esta forma a las demandas de los consumidores», explica Sara Olmedo, jefa del Área de Investigación Ganadera del Itacyl.
Y es que «gracias a sistemas de producción de baja huella ecológica se pretende identificar, apoyar y promover una carne de cordero más saludable y funcional, conforme a las directrices europeas de producción animal sostenible». Porque «se trata de desarrollar nuevas evaluaciones de bienestar animal y sostenibilidad para toda la cadena de suministro de carne de cordero». Por parte del Itacyl el investigador Raúl Bodas Rodríguez, del Grupo de Investigación en Rumiantes , es quien coordina las actividades de investigación desarrolladas en Castilla y León.
Hay dos objetivos específicos. El primero, mejorar la producción y productividad de los sistemas de producción de carne de cordero mediante el desarrollo de estrategias de alimentación respetuosas con el bienestar de los animales. Y el segundo, estudiar los factores de bienestar animal asociados a la producción de ovino, como el estrés agudo y crónico, para mejorar la productividad, la calidad del producto y su aceptabilidad por parte de los consumidores.
En todos los países participantes se han recogido datos y muestras de carne en diferentes localizaciones y de distintas razas. En Castilla y León el año pasado participaron granjas con corderos de raza castellana, una de intensivo en Zamora y otra de semi extensivo de Valladolid, y otra de intensivo de Inra 401, en Salamanca. Para facilitar el contacto con estas granjas han colaborado Agropal, Cobadu y la Asociación de Criadores de Raza Castellana (Anca).
Y este año se está realizando el seguimiento a dos grupos de corderos de raza castellana en una misma explotación ganadera de Armuña, en Segovia, pero con dos sistemas de manejo diferentes: uno de intensivo donde los corderos son alimentados a pesebre con forrajes y concentrados, y el otro de extensivo, donde los corderos permanecen en el exterior alimentándose a diente del pasto disponible.
«Los resultados del proyecto mejorarán la eficiencia, la rentabilidad, los estándares de bienestar y la solidez ecológica del sector a nivel de granja. Además, se mejorará la competitividad del sector ovino al comprender cómo los productos cárnicos pueden incorporarse mejor a las dietas de los consumidores en el futuro», constata Olmedo.
De manera conjunta se analizarán los datos recogidos como la valoración en granja del bienestar de los animales en las granjas y del uso de medicamentos, el nivel de cortisol para ver el estrés del rebaño, o la determinación de la huella ecológica con la recogida de muestras en campo. Asimismo se han tomado muestras de canal y carne de los corderos para análisis fisicoquímicos y microbiológicos. Al respecto cabe destacar que «todos los muestreos y analíticas han sido llevados a cabo por personal especializado siguiendo protocolos estandarizados», asegura.
No obstante, no se pretende elegir un solo sistema productivo como el mejor de todos, sino demostrar que cada uno tiene sus ventajas . «Queremos poner en valor aquellos resultados que vemos que son más beneficiosos para fomentar los sistemas tradicionales, pero también constatar si hay algo en lo que se puede mejorar tanto en alimentación o en bienestar», añade. De hecho, insiste en que «el estudio va dirigido no sólo a ganaderos, sino también a toda la sociedad para que tenga más información y más conocimiento sobre la realidad de la actividad rural, tanto las condiciones del bienestar de los animales como el aprovechamiento de los recursos naturales. Sin olvidar que la aplicación de las nuevas tecnologías son de gran utilidad para el sector».