CONTROL DE PLAGAS
Aimcra se centra en combatir la cercospora y ahorrar riegos
La asociación de investigación en cultivo se remolacha dirige sus esfuerzos esta campaña al control de distintas plagas y a reducir costes de abonado en hasta 200 euros por hectárea
Nueva campaña de remolacha y nuevos retos en la investigación de cara a hacer el cultivo más rentable y más seguro desde el punto de vista de la sanidad de la planta. La Asociación de Investigación para la Mejora del Cultivo de la Remolacha Azucarera ( Aimcra ) focalizará el trabajo de los próximos dos años en tres proyectos prioritarios, según informó a través de un comunicado. Esos planes de investigación se denominan +Innovación, cuyo objetivo es combatir la cercospora; +Rentabilidad, con el fin reducir el coste del riego y disminuir el abonado y los herbicidas; y +Protección, para sustituir los insecticidas neonicotinoides y estudiar nuevas variedades, «todo ello con el objetivo de hacer la remolacha más rentable y productiva a sus socios remolacheros contratantes con Azucarera», aseguró la entidad.
Respecto a la cercospora , una enfermedad que ha aumentado su presión sobre el cultivo en los últimos años, Aimcra ha puesto en marcha un proyecto cuyo principal objetivo es mejorar el control sobre la enfermedad y, como consecuencia, incrementar el rendimiento del cultivo y el beneficio para el agricultor, así como mejorar la pureza en el proceso industrial de fabricación del azúcar. Los trabajos a realizar abarcarán tanto la lucha química, como la utilización de variedades tolerantes «que podrían estar disponibles a partir de 2021 y que marcarán un antes y un después en la lucha contra esta enfermedad».
La asociación investigadora especializada ofrece, además, un servicio al agricultor de remolacha que abarca el asesoramiento para reducir el coste del riego y ahorrar agua, puesto que la energía utilizada en el riego «puede alcanzar su máximo coste en la zona de sondeos, donde supone hasta el 35% de los costes totales del cultivo».
Riegos
Los objetivos que persigue la entidad con este proyecto están encaminados a hacer un cultivo más rentable y sostenible , y se propone conseguir una rebaja del coste del riego entre un 50% y un 80% –lo que equivale a entre cuatro y seis euros por tonelada de remolacha–; mejorar la eficiencia del riego hasta ahorrar un 20% de agua; reducir el impacto medioambiental de las emisiones de CO2 hasta un 90% y hacer el cultivo de la remolacha más cómodo mediante la automatización y la telegestión. Aimcra lleva años trabajando en ello y es pionera en la implantación de soluciones de eficiencia energética y energía solar fotovoltaica, así como de medidas de control de la factura eléctrica.
El exceso de aportes fertilizantes N-P-K en el cultivo de la remolacha tiene varias consecuencias negativas, entre las que destaca el sobrecoste para el agricultor. Por eso los técnicos de Aimcra dan un servicio personalizado para disminuir el coste del abonado mejorando, a la vez, la calidad de la remolacha.
Abonado
En el caso del nitrógeno , dicho exceso perjudica la polarización, por lo que desde Aimcra trabajan para disminuir el coste del abonado un 30%, equivalente a 1,5 euros por tonelada o a 150 euros por hectárea, y reducir un 30% las emisiones de óxido nitroso provocadas por el abonado nitrogenado
Además, la prohibición del uso de los insecticidas neonicotinoides está llevando a la entidad a la búsqueda de alternativas, así como al establecimiento de un sistema de alertas preventivo en los primeros ataques de pulguilla y pulgón , y otro de avisos para la transmisión de información eficaz al agricultor. Esto incluye formar y divulgar a los socios sobre el cambio de manejo del cultivo.
«Si algo caracteriza a la asociación es la búsqueda constante de la mejora de los rendimientos y la rentabilidad de la remolacha», asegura Aimcra. Por eso realiza cada año ensayos de nuevas variedades «para poder recomendar a los socios las mejores semillas del mercado adaptadas a sus condiciones particulares». Se trata, no sólo de incrementar esos rendimientos, sino de mejorar el control de plagas y enfermedades como la amarillez, la rhizoctonia o la cercospora.
Asociado al uso de los herbicidas y la reciente prohibición de algunas materias activas, o la imposición de restricciones a su uso, desde Aimcra se está trabajando en mantener o mejorar los actuales niveles de eficacia y costes de control de malas hierbas, utilizar la mínima dosis de herbicidas y realizar el menor número posible de aplicaciones y a valorar la utilidad de nuevos medios de control mecánico basados en autómatas y análisis de imagen.