LA MUJER EN EL CAMPO
Otra perentoria ‘caravana de mujeres’
Castilla y León consigue escalar dos puestos entre las autonomías con más mujeres titulares de explotaciones agrarias, pero aún se encuentra en undécimo lugar con el 27,33% de ellas, según un estudio de Coag y Ceres con motivo del Día Internacional
Quién no recuerda el magnífico western estadounidense de 1951 , dirigido por William A. Wellman y protagonizado por Robert Taylor, Denise Darcel y John McIntire. Un hito en la historia del cine. Para los más jóvenes –o para quien no lo haya visto–, aparte de la necesaria recomendación, conviene recordar que el film trata sobre el reto del propietario de un rancho en California que, en 1851, decide ir a Chicago a reclutar las mujeres que faltan en su propiedad, para sus hombres.
En conclusión, consigue una comitiva femenina que termina por recorrer 5.000 kilómetros cruzando las montañas de Utah y el desierto californiano, en un viaje lleno de penalidades. De forma pionera aunque tímida, la película termina poniendo en valor el coraje y la determinación femeninas, en contra de lo que solían hacer las machistas películas ‘del oeste’ de la época.
Pues bien: casi 70 años después de esa cinta, o bien 169 años después de la época en la que está ambientada, sigue siendo perentoria una ‘caravana de mujeres’ . O mejor dicho, cientos de ellas, a otras tantas comarcas del mundo rural en toda España. Pero ahora no sólo para ser esposa y madre, como se planteaba hace sólo unas décadas, sino para mandar. Para emprender. Para ser jefas de su propia explotación agrícola o ganadera.
Y más necesario aún en Castilla y León . Pese a que en una década la Comunidad ha conseguido ascender dos puestos en la tabla del número de mujeres titulares y jefas de explotación –había 22.102 en 2009 frente a las 23.086 registradas en 2016–, aún se encuentra en undécimo lugar entre las 17 autonomías españolas, en términos porcentuales, al pasar en ese periodo del 25,23% de las titularidades en manos femeninas, al 27,33% (un 2.1% más). Lejos, todavía, de ese 54,8% de titularidades de mujeres que corresponde a la Comunidad líder de la tabla: Galicia. Es, junto a Asturias (50,23%) el único territorio en el que las mujeres son titulares de más de la mitad de las explotaciones.
Menor presencia
Por otro lado, ocho de las trece comarcas con menor presencia de mujeres en España se encuentran en el territorio de Castilla y León . Son, a saber: Arcos de Jalón en Soria, con sólo el 14,07% de mujeres titulares de explotación –en quinto lugar de España por la cola–; Boedo-Ojeda, en Palencia (12,93%); Soria (17,33); Pinares (26,37), Campo de Gómara (18,10), Burgo de Osma (18,5), Tierras Altas y Valle del Tera (21,14), también en Soria, y Saldaña-Valdavia (14,37), en Palencia.
Así se desprende de los datos del estudio realizado por Coag, la Confederación de Mujeres del Mundo Rural (Ceres) y la Fundación Mundubat , dado a conocer con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, celebrado ayer.
Por otro lado, del estudio se desprende que Castilla y León está a la cabeza en cuanto a extensión de las explotaciones agrarias regidas por mujeres, con una media de 32,50 hectáreas frente a las 16,09 de la media nacional. Pero también es cierto que asimismo está a la cabeza en extensión de las explotaciones agrarias en manos de hombres, con una media de 54,59 hectáreas frente a las 23,66 de la media nacional.
Castilla y León cumple la tendencia general en España: las explotaciones de las mujeres poseen poco más de la mitad de extensión que las de los hombres, entre otras cosas porque prefieren distinto tipo de cultivos, según el estudio de Coag y Ceres. El estudio de los datos desvela que las mujeres poseen solo el 23% de la Superficie Agraria Útil (Sau) . Por tanto, la tierra sigue mayoritariamente en manos de los hombres. Además de ser bajo el porcentaje femenino, no se corresponde con el porcentaje de mujeres titulares de explotaciones que es de un 34,6% en el conjunto nacional.
Más del 50% de las explotaciones, tanto de mujeres como de hombres, tienen menos de cinco hectáreas. Esta proporción es ligeramente superior entre las mujeres (57,8%) frente a la de los hombres (50,7%). Sin embargo, la relación entre hombres y mujeres con explotaciones de más de 30 hectáreas, «sí que es muy perjudicial para las mujeres, que tan solo representan el 9,3%, frente al 16,2% de los hombres», concluye el documento elaborado por las tres entidades.
«Estas diferencias tienen que ver, sobre todo, con la vocación productiva de las explotaciones de hombres y mujeres. Mientras que los hombres siguen dominando en las explotaciones extensivas de cereal, oleaginosas o proteaginosas, así como en el vacuno de carne, las mujeres acceden en mayor medida a la actividad agraria en explotaciones de hortalizas, frutos y ovino o caprino», detalla el estudio.
El mayor número de titularidades en manos de hombres, y de concentración de tierras, también se refleja en el trabajo asalariado en el campo. Por cada mujer que trabaja como asalariada fija en las explotaciones agrarias, hay de media cinco hombres en todas las situaciones contempladas: desde trabajadores y trabajadoras que dedican menos del 25% de la jornada de trabajo , hasta quienes dedican el 100% de una jornada de trabajo.
En cuanto a las perceptoras de ayudas de la Política Agraria Común (Pac) , Castilla y León se encuentra la segunda por la cola en términos porcentuales, con el 28,58% de los titulares de explotaciones agrarias, con un importe medio de 6.460 euros. Sólo está por delante de La Rioja, con sólo el 25,72% y un importe medio por ayuda de 2.588 euros.
En este caso se cumple la tendencia nacional de que las mujeres reciben en torno a la mitad de la cantidad que los hombres en ayudas . Mientras una explotación en manos masculinas en Castilla y León recibe una media de 12.141 euros, una en manos femeninas recibe los 6.460 euros mencionados. Esta media tiene que ver con aquella extensión media de las explotaciones que gestionan los unos y los otros.
Pero si es necesaria la incorporación de mujeres al campo, lo es con igual intensidad que las mujeres que se incorporan sean jóvenes, a la luz de los datos del informe. El estudio de Coag, Ceres y Mundubat considera «preocupante» que el 43% de las mujeres titulares o jefas de explotación en España tengan más de 65 años , tan solo el 0,72% tengan menos de 30 años, y el 5% entre 30 y 39 años.
Igualdad
«Las mujeres del medio rural necesitamos cobertura en todos los aspectos para construir una verdadera igualdad, base de un desarrollo rural sostenible», defendió, en la presentación del estudio, la presidenta de Ceres y responsable del área de Mujer de Coag, Inmaculada Ibáñez.
En la misma línea se pronunció la agricultora ecológica Belén Verdugo, miembro de Ceres:
«Reestructuración, viabilidad y competitividad son términos políticos que sin la presencia de las mujeres siguen sin resolver la falta de empleo digno y las discriminaciones históricas en un ‘mundo de hombres’».
Estrategia
El estudio de la Opa, la Confederación y la Fundación ha puesto de manifiesto una realidad en el campo que Ceres ha tomado como base para diseñar «una estrategia de incidencia política a corto y medio plazo», con una lista de reivindicaciones resumida en 12 puntos.
Esa realidad desvela, en resumen, que las mujeres tienen menos tierra en propiedad que los hombres y en la mayoría de los casos sus unidades de producción son, además, más pequeñas. También que las mujeres no son, en la mayoría de las ocasiones, titulares de las explotaciones que trabajan, y la aplicación de la ley de titularidad compartida, que tantas expectativas generó, no ha supuesto el éxito esperado.
Además, las mujeres no suelen ser jefas de explotación ni aun cuando son las titulares.
«Casi nunca perciben un salario como tal por su trabajo y, lo que es peor, en muchas ocasiones no están afiliadas a la Seguridad Social, lo que supone la ausencia de derechos laborales», explica el documento.
Las mujeres, por otro lado, tienen «menos acceso a recursos como el agua, insumos, créditos y formación y siguen enfrentando barreras infranqueables e invisibles para su plena participación en las estructuras de toma de decisiones de sindicatos, organizaciones agrarias, comunidades de regantes o cooperativas agrarias».