LA COLMENA (LA ALBERCA, SALAMANCA)
Del mesón de Mariluz, a La Colmena

Luis Domínguez, en el comedor de su restaurante La Colmena, con un chuletón de carne de vacuno salmantino.
Conocí este restaurante cuando Mariluz Lorenzo -la cocinera, turronera y pastelera de mayor prestigio en la gastronomía española- abrió sus puertas en La Alberca, en su tierra serrana. Han pasado unos cuantos años y ahora está en las manos de Luis Domínguez, un profesional de hostelería albercano que, curiosamente, es vecino de Mariluz, la de la pastelería Pan Negro. Y es que en La Alberca todo está tejido entre sí. El bordado, el turrón, el cabrito, el limón serrano, las rosquillas y el vino de la Sierra. Algo que se aprecia en los restaurantes albercanos que, en general, siguen fieles a la comanda tradicional. Luis ha creado cuatro puestos de trabajo, lleva cuatro años al frente del restaurante, entra en la cocina y en la sala y ha puesto en práctica lo que aprendió trabajando de camarero en La Abadía de los Templarios y en el Mirasierra, dos buenas canteras de profesionales de la hostelería serrana. En La Colmena se puede comer por 35 euros de media a la carta, pero además ofrece un menú del día por 21 euros y uno degustación en torno a 24 euros. No faltan nunca los garbanzos con callos, ni las alubias con chorizo y oreja, ni el cabrito –que aquí llaman de Las Urdes-, ni las carnes rojas de cerdo ibérico, ni el solomillo, ni el chuletón de ternera charra y morucha. Bacalao enharinado y trucha escabechada. Si a esto unimos que, aunque no viene en carta, responde ante la petición de un limón serrano, podemos defender el corte tradicional de su cocina que, por supuesto, apuesta por los embutidos ibéricos y por los vinos con DOP Sierra de Salamanca, cuya presencia en la carta es cada día más notoria. Pronto se incorporarán algunas muestras de rufete blanco, la última novedad del vino serrano. En los postres, entre el tiramisú y la comtessa de toda la vida , un guiño a la tradición turronera de La Alberca, con un helado de turrón bien construido. No hay pérdida. La Colmena se localiza fácilmente. Te zumba los oídos antes de llegar a la plaza, en el número 37 de la calle Tablado.