Diario de Castilla y León

EN LA PARRA (SALAMANCA)

El tributo al ibérico sin artificios

Equipo de cocina y sala al completo con el bibendum de la guía Michelin.  / E. Carrascal

Equipo de cocina y sala al completo con el bibendum de la guía Michelin. / E. Carrascal

Publicado por
Henar Martín Puentes

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El Restaurante En la Parra se ha convertido en una referencia gastronómica indispensable a la hora de entender el ibérico y su papel en la cocina actual. Rocío Parra  (Madrid, 1982), chef de este establecimiento salmantino con estrella Michelin, forma parte de la nómina de jóvenes cocineros formados en escuelas de prestigio y con proyección profesional. Se formó junto a Paco Roncero en la capital tras haber terminado los estudios en la escuela de hostelería que dirigía Juan Pozuelo. Tras un periplo por varios restaurantes de prestigio emprendió el camino junto a su compañero y pareja, Alberto  Rodríguez Iglesias. Encontraron su propio lugar En la Parra, un coqueto espacio situado en una de las zonas más privilegiadas de la ciudad salmantina, en la calle de San Pablo 80, frente al Convento de San Esteban. Su filosofía se basa en la búsqueda del producto de cercanía. Siempre que pueden hacen alarde de la despensa salmantina. Trabajan con pequeños productores de la provincia que les surte de unos exquisitos guisantes lágrima o tomates de huerta. Su cocina elegante y definida, ha encontrado un estilo propio con reconocimientos. 

ESTRELLA MICHELIN

A los cinco años lograron su primera estrella Michelin, que a día de hoy mantienen con orgullo. Además ostentan un Sol de la Guía Repsol. Su cocina, honesta y sin artificios, viaja a la dehesa para trasladarnos al ibérico en todas sus versiones. Una forma de homenajear con sabiduría y elegancia un producto tan arraigado a su cultura. Trabajan con los productos de Ibéricos Fisán. Se han convertido en los mejores embajadores de los productos de su tierra. Es indispensable probar el pan bao de papada ibérica curada, buñuelo de morro, oreja y rabitos o el brioche de presa a la llama, caviar y mantequilla tostada. Su sándwich de carrillera ibérica es el mejor ejemplo que conjuga en un solo bocado esa cocina fresca y desenfadada con un toque de sofisticación. 

También son Brand Ambassadors de la prestigiosa firma de champagne francés Abelé 1757. Tras una ambiciosa reforma que les obligó a cerrar el restaurante durante seis meses, abrieron sus puertas cargados de  nuevas ilusiones. La cocina, abierta al público, es una demostración de cercanía y transparencia con el comensal que va a deleitarse con sus platos. «No tenemos nada que esconder», comenta Rocío, una mujer que derrocha naturalidad. Se profesa una enamorada de los guisos, su cocina parte del recetario tradicional que ha ido evolucionando en técnicas y presentaciones. Cocina creativa, de autor, pero sin perder de vista las raíces. «Me gusta el buen guiso cocinado despacio, como lo hacían nuestras madres y abuelas, porque, al final, es lo que busca la gente. Para mí es importante que los comensales identifiquen lo que hay en el plato». 

 Su carta ofrece dos propuestas (Menú Pizarra y Menú Granito) a un precio más que razonable (95 euros y 75 respectivamente con 25 y 19 pases). Un ambiente íntimo y acogedor donde se respira calma y te traslada a la Parra en toda su esencia. 

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