Diario de Castilla y León
viña

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Publicado por
Javier Pérez Andrés

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La bodega Viña Romana lleva 12 años elaborando y criando vinos con Denominación de Origen Arribes. Forma parte de la Ruta del Vino de Arribes y, a pesar de su corta producción, logra comercializar con éxito sus vinos en los mercados del vino de calidad. Pero detrás de esta viña romana está la historia de la viña en Villarino de los Aires que gracias a esta iniciativa logró salvarse de la desaparición. 

En el año 1962, un grupo de viticultores de Villarino de los Aires asumió el riesgo financiero de crear una cooperativa en la que transformar la uva de sus viñas y rentabilizar sus producciones. Un modelo que se extendió por la ribera de Salamanca. Villarino frenaba el descepe y la despoblación. Décadas después, otro éxodo y el trabajo generado por las empresas hidroeléctricas fueron generando el abandono de los majuelos, de los bancales y de un paisaje vitícola en el que todavía se mantenía una parte del olivar.

Con la entrada del nuevo siglo, la cooperativa del Campo San Roque no pudo apagar la luz roja y el edificio pasó a nuevas manos. La vieja estructura de la arquitectura del vino de los años 60, sin embargo, ha sido capaz de afrontar los nuevos retos enológicos dentro de la DO Arribes. María Isabel Montes, la nieta de Nicolás -uno de los fundadores de la cooperativa-, junto a José Luis Flores, su pareja, toman el timón de la bodega Viña Romana desde la añada de 2009. Apenas los 40 viticultores mantenían sus viñas en aquel tiempo. Han pasado 10 años y una veintena de viticultores siguen llevando la uva a la bodega que dirige José Luis, transformando alrededor de 25.000 kilos de uva que producen una media de 30.000 botellas al año. Sorprende que subsistan todavía un puñado de hectáreas de viña, una buena parte de bruñal, cepaje emergente junto a la autóctona Juan García.

Curiosamente, José Luis empezó sin viñas y hoy, a petición de los viticultores de mayor edad, se hace cargo de ellas, con las que elabora y comercializa, dentro de la DO Arribes, sus vinos tintos joven roble, crianza y de largo envejecimiento. Sus marcas Solar de la Victoria roble, Heredad del Viejo Imperio crianza, Winner Premium crianza y Heredad del Viejo Imperio Homenaje salen dentro de unas franjas de precios que oscilan desde los cuatro y cinco euros a los 15-20. Salvo el Botón Real, cuyas 500 botellas sobrepasan los 250 euros por unidad. Y es que las viñas viejas de los pagos de los Tolleros y los Trebolares, situados en laderas villarinenses, responden, según José Luis, a viñas de bruñal casi prefiloxéricas. Nada que objetar. Los viticultores del pueblo de la bruñal por antonomasia, se lo merecen.

Y es que la bodega Viña Romana ha contribuido a su manera al resurgir del vino en Villarino de los Aires y, a pesar de no contar con la concentración parcelaria que podría animar nuevas plantaciones, al menos en el interior de la bodega cooperativa, otras firmas han iniciado sus pasos en la DO Arribes y algunas continúan fermentando y envejeciendo sus tintos de Juan García y bruñal. Toda una paradoja, la vieja cooperativa y la nueva bodega siguen tirando de la vid y el vino en Villarino de los Aires. El Hato y el Garabato y José Luis Pascual nacieron aquí y Pedro Gajate y La Casa Maguila continúan bajo su techo de sólidas cerchas de cemento. Y es que Villarino de los Aires, pueblo de orujos, vinos, vinagres y aceites en el pasado, tiene por testigo la entrañable sintonía del pasacalles del tío Silguero, aquel al que se le murió el burro entre Pereña y Villarino y que ahí está con sus orejas de granito en una de sus plazas esperando inspirar algún día una etiqueta que le haga justicia. Por ahora, José Luis e Isabel han cumplido con el vino de Villarino.

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