La mayor pinacoteca de arte abstracto del vino
Bodegas Fariña
Toro es suelo fértil de artistas. Hay quien dice que en Toro ‘pintan’ tan bien las uvas porque en tierra cermeña se pinta mucho y bien. Bastaría solo con la mención de la pintora toresana Dely Tejero, a quien recordaremos de nuevo este verano en La Iberoamericana de la Mujer y las Artes en el siglo XXI, a celebrar en la capital del vino.
Este año ha sido la artista valenciana Encarna Sepúlveda la principal protagonista en la pintura expuesta en Toro. Encarna ha ganado el 16º Concurso Nacional de Pintura El Primero de Fariña. Una obra realizada en acrílico, que para su autora «sintetiza la idea del racimo a través de elementos geométricos básicos y cuya repetición mimetiza el patrón armónico que emplea la naturaleza en sus formas». Para Manu Fariña es «un nuevo reto que funde el vino con el arte». El jurado decidió también otorgar una Primera Mención de Honor a la obra ‘Percepción’ del artista sevillano Francisco Martín Barea y dos Segundas Menciones de Honor Ex Aequo a la obra ‘Groc’ del artista tarraconense José Safont Vicent y a la obra ‘Brisas’, del gerundense, Josep Plaja López.
No es casualidad, por tanto, que una de las bodegas de Toro concentre la atención anual del mundo de la pintura al convocar el concurso de arte abstracto para la etiqueta de su jovencísimo vino tinto. Cuando Manolo Fariña madreó aquellas uvas tintas de Toro de la vendimia del 1995 abrió la puerta a la maceración carbónica en el mapa sensorial del vino regional. Pero no solo fue un acierto enológico, que aún perdura 27 añadas después, fue el inicio de la mayor pinacoteca de arte abstracto inspirado en un solo vino y reflejado en su etiqueta, convertida ya en un clásico de la imagen cultural del vino en España de la mano del tinto Primero, que hace honor a su nombre pues, apenas 40 días después de ser vendimiada la uva, el vino ya está en el mercado. Y pensar que todo fue por responder a la petición de un importador holandés que solicitó a la bodega toresana un vino tipo Beaujolais. Y Manolo aplicó de inmediato el tratado de enología de toda la vida, el madreado tradicional con su consiguiente fermentación intracelular entre los racimos enteros.
Y así, con el vino más joven frutal y flagrante nació la colección de cuadros marcados por una modalidad de arte abstracto. Hoy la bodega cuenta con una impresionante colección de obras de arte, de firmas de centenares de artistas de distintos puntos de la geografía nacional que ascienden a cerca de 2.500 obras, de las que tan solo solo una veintena de artistas ostentan la autoría de los cuadros que, junto a los finalistas, se exponen permanentemente en las instalaciones de la bodega Fariña en Toro, formando parte de su oferta enoturística cultural. Los primeros años Manolo Fariña eligió artistas y estamparon su firma Vanderbraak en el 95; Salud Parada 1996- 2001; en 2002 Fernando Lozano Bordell y en 2003-2005 Salud Parada. Pero en 2006, se dio el paso que fundiría definitivamente el vino y el arte abstracto al organizar un Concurso Nacional de Pintura, que hoy cuenta con mucho prestigio y en el que participan artistas de toda España a juzgar por la enorme convocatoria. Pero solo la obra ganadora se convierte en la nueva etiqueta del Primero. Aunque también se muestran en la exposición temporal cada año las 40 seleccionadas. El ganador gana 3.000 euros y su obra viaja a lomos de 150.000 botellas en el mercado nacional y también se exporta a Centroeuropa, EEUU y Japón, proyectándose así la obra del artista a n