REVUELTO DE POLIFENOLES
El año del virus
Traen mala suerte estos titulares tan ácidos, arrojados sin conocer el desenlace, que, eso sí, se barrunta triste, largo y trágico. Pero si algo hemos aprendido todos es que la prevención y el hecho de adelantarse a las situaciones pueden mitigar, en parte, los efectos en este caso del episodio vírico que nos amenaza. El sector del vino se resiente ya de la paralización de los mercados y se verá sacudido por una política de precios cuando comience el flujo en la venta.
Está claro que la situación de nuestros mercados naturales, el local y el nacional, ha caído ante la imposibilidad de que circulen los vinos en los establecimientos convencionales y en todos los que tienen que ver con la hostelería. Pero, además, a esto se une la situación exterior, igual de difícil que la nuestra y que pone en riesgo los logros alcanzados en la exportación.
Sin duda, se nos presenta un panorama sectorial bastante crudo y es precisamente por ello que las bodegas no deben perder su conexión con los sectores del vino y han de permanecer activas utilizando las nuevas tecnologías. Pero, ante todo, hay que iniciar análisis y prevenciones ante un nuevo mercado que nacerá como consecuencia del año del virus.
En el siglo XIX, la filoxera arrasó la viña, que tardaría décadas en recuperarse. Fue una tragedia demográfica impresionante, todavía hoy poco analizada. Lo del virus solo ha entrado en la economía. Por ahora, la viña y las tareas de bodega se salvan, siguiendo las pautas de la alarma sanitaria. Siempre y cuando las heladas de mayo no nos la preparen.