Diario de Castilla y León

La expresión del cáncer de colon, a un clic

El investigador Enrique Pérez Riesgo combina la ciencia de datos con la investigación biomédica en el estudio de la regulación del transporte de calcio intracelular para inferir cómo está ligado a esta enfermedad.

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E. L. / VALLADOLID
Valladolid

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En 2019 murieron 846 personas en Castilla y León por cáncer de colon, un tumor que avisa en forma de diarrea, estreñimiento, sangrado, dolor abdominal, sensación de hinchazón o pérdida de peso sin motivo atribuible. ¿Cómo surge? A partir de células epiteliales normales del colon que crecen de forma aberrante. En primer lugar, se generan pólipos. No obstante, la mayoría de estos son benignos y, por ende, no tienen porqué dar lugar a un cáncer, si bien es cierto que algunos de ellos, con el tiempo, pueden malignizarse. Es más, con la edad la incidencia de pólipos es bastante común y, por ello, es imprescindible realizar colonoscopias y pruebas de sangre oculta en heces para detectar de forma precoz estos pólipos, extirparlos y prevenir el posible desarrollo del tumor. 

El calcio intracelular es un ion importante en numerosos procesos celulares, tales como la contracción muscular, la secreción de hormonas y neurotransmisores, la proliferación celular, la muerte celular, la migración celular… Por ello, los sistemas de transporte intracelular de este ion están celosamente regulados. Se han descrito una serie de características, diez en concreto, que distinguen a las células normales de las tumorales, con alguna de las cuales está relacionada la desregulación de los sistemas de transporte del calcio intracelular: autonomía proliferativa de las células tumorales, resistencia a la muerte, capacidad migratoria y metastásica.

Existen diferentes mecanismos de transporte de calcio, desde aquellos que meten calcio a la célula como otros que lo sacan. Además, las células también contienen depósitos de este ion en su interior, por lo que también existen sistemas de transporte entre estos y la célula. En concreto, en las células epiteliales, como las de colon, el sistema de transporte más importante de calcio es el conocido como ‘Entrada Capacitativa de Calcio’, el cual está desregulado en el cáncer de colon, sobre todo es muy superior al mostrado por las células normales de colon. No obstante, aunque a nivel funcional se ha visto que los sistemas de transporte de calcio están desregulados, los mecanismos moleculares que subyacen a estos cambios todavía se desconocen con detalle. 

Por esta razón, el grupo de investigación, del que forma parte Enrique Pérez Riesgo, se ha planteado estudiar los niveles de expresión de todos los genes de las células de colon, conocidos como datos transcriptómicos, y de las decenas de miles de genes de los que se extrae información, y obtener aquella correspondiente a los más de 80 genes que participan en estos sistemas de transporte y descubrir cómo están alterados estos mecanismos. Para ello, han usado desde modelos celulares, tejido humano de muestras pareadas de cáncer de colon, es decir, para un mismo paciente se tiene tanto tejido de cáncer de colon como sano, con el fin de obtener resultados más fiables, hasta bases de datos que contienen datos transcriptómicos de cientos de miles de muestras que, al analizar decenas de miles en cada una de ellas, están sin explotar.

Este equipo vallisoletano se centra en la generación y análisis de datos en los que se analiza, a la vez, la expresión de todos los genes de una misma muestra. En primer lugar, han puesto el foco en estudiar el transcriptoma de modelos celulares de cáncer de colon y compararlo con modelos celulares de colon sano y, en segundo, en ampliar estos estudios a tejidos humanos de cáncer de colon, de los cuales también se dispone de muestra sana de cada uno de los pacientes que donaron dichos tejidos (cedidos por el banco de tumores de Castilla y León). 

Sin embargo, Pérez Riesgo lamenta que generar estos datos todavía supone un gran coste económico que, por desgracia, no está al alcance de la mayoría de los grupos de investigación. Por esta razón, considera que un enfoque interesante sería, además, realizar una búsqueda de información ya publicada y, por ende, gratuita, en la que todavía no se hayan realizado muchas preguntas y, por lo tanto, bastante información de gran relevancia permanezca en las sobras. «Como decía un profesor: ‘Hay que torturar a los datos hasta que nos cuenten todo lo que sepan’».

En esta línea, este grupo navega por las innumerables bases de datos que ha ido generando con los años la comunidad científica, y que «tanto esfuerzo y dinero han costado», para aprovechar al máximo toda la información existente y obtener así unas conclusiones que puedan arrojar luz sobre esta enfermedad que a tantas personas toca.

Es más, el investigador defiende que este trabajo es pionero en combinar la ciencia de datos y la investigación biomédica con el estudio de la regulación del transporte de calcio intracelular para inferir cómo este está ligado, ya sea de forma causal o casual, al cáncer de colon y trasladar los resultados y la metodología empleada a otros tipos de tumores, como los glioblastomas o el de páncreas, entre otros. 

«Hay que tener en cuenta que el análisis de datos es una ciencia que está en pañales, pues es ahora cuando de verdad está empezando a cobrar importancia y que, seguramente, adquiera un valor clave en numerosas disciplinas en el futuro. No obstante, en el campo de la investigación biomédica, el análisis de datos y el trabajo en el laboratorio han de ir de la mano y caminar en un mismo sentido, pues sólo así se podrá dar respuesta a muchas de las preguntas que un número importante de grupos de investigación se están haciendo a lo largo de todo el planeta y de muy diferentes ámbitos, desde patologías como el cáncer hasta la fisiología del ejercicio», reflexiona Pérez Riesgo, quien agradece tanto a la Asociación Española Contra el Cáncer como a sus tutores Carlos Villalobos y Lucía Núñez la participación en este proyecto. 

A largo plazo, avanza que les gustaría trasladar estos resultados a otros tipos de tumores y, por qué no, a la clínica, pero en un contexto de medicina a la carta, ya sea mediante modelos diagnósticos lo más precisos y exactos posibles empleando todas las variables que las técnicas transcriptómicas proporcionan, hasta inferir qué tratamiento de entre un conjunto de ellos podría ser el más beneficioso para cada paciente en función no solo de sus características sociodemográficas (edad, altura…), sino también de su carga genética.

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