El ictus que la convirtió en médica
PERSONAJES ÚNICOS / SOCORRO MARTÍNEZ RÍOS Es jefa clínica de la Unidad de Rehabilitación del Benito Menni en Valladolid y jefa de la primera Unidad postCovid de España / Agradece el apoyo del Sacyl porque sin la derivación de 125 pacientes hubiera sido imposible investigar sobre las pesadillas y alucinaciones en esta infección vírica
Socorro Martínez Ríos nunca se imaginó con la bata blanca. Al contrario, llegó a decir a su madre que nunca sería médico; sin embargo, cuando tenía nueve años a su abuela le dio un ictus. Era su referente, se había criado con ella y, además, lleva su nombre. Por este motivo, esta ovetense está convencida de que ese suceso doloroso e inesperado fue el «clic» que necesitaba su cerebro para que la medicina fuese su vocación.
A partir de ahí empezó a fijarse que en los partidos de fútbol había médicos, a interesarse por temas relacionados con la profesión… Cuando llegó el momento, tenía claro que los siguientes pasos se escribirían desde la Universidad de Oviedo. Allí, relata, se intentó esforzar al máximo, dado que el sustento familiar venía de una tiendecita de ultramarinos de barrio en un momento donde comenzaban a crecer las grandes superficies de alimentación. «Veía el sacrificio diario de mis padres y procuré generarles el menor gasto posible».
Tras licenciarse y superar el examen MIR, Martínez Ríos realizó su primera especialidad en Reumatología en el Hospital Universitario Central de Asturias. A los 15 días de finalizar fue contratada en el servicio de urgencias de dicho centro hospitalario hasta 2011. En ese tiempo comenzó a incursionar en la medicina del deporte, con presentación de posters a congresos, apoyada por amigos que ha ido conociendo en ese mundo. De hecho, apunta que en 2007-2008 tuvo la oportunidad de ser médico de grada en el Estadio El Molinón en el año del ascenso del Sporting «por su bagaje en urgencias». 12 meses después le surgió la oportunidad de ser médico de un equipo de División de Honor de balonmano femenino en Gijón. A la vez colaboró ya con la Real Federación Española de Balonmano y en eventos deportivos con ambulancias del Principado.
Otro problema de salud, en esta ocasión de su madre, y una oposición que la iban a alejar de su ciudad natal la hicieron volverse a presentar al MIR con la meta de Medicina Física y Rehabilitación, la que consideraba que podía ser «el complemento perfecto» para la medicina del deporte. Dicha especialidad la realizó en el Hospital Universitario Central de Asturias entre 2011 y 2015. Tras fallecer su progenitora regresó a las Urgencias durante dos años más en el Hospital Universitario de Cabueñes. No solo eso, también retomó su actividad en el mundo del balonmano con el club Mavi La Calzada –en la actualidad Liberbank–, consiguiendo una copa de la Reina en 2018 y retornó a la Real Federación Española de Balonmano.
En 2017 murió su padre y Socorro Martínez Ríos decidió volver a cambiar su rumbo profesional. El camino que recorrió a partir de ese fatídico momento fue el de la rehabilitación de forma privada en una clínica del Principado. El siguiente paso fue asumir la dirección de la Unidad de Rehabilitación del hospital Benito Menni de Valladolid.
En 2020 se incorporó al cuerpo técnico del Aula Alimentos de Valladolid. Una labor que compaginó con un equipo de fútbol de Asturias (Lealtad de Villaviciosa), que, tal y como sostiene, le facilitaron muchísimo todo el trabajo pese a estar en la distancia.
En la capital del Pisuerga, comenta que su proyecto más reseñable es estar al frente de la primera Unidad postCovid de España, ubicado en el hospital Benito Menni de Valladolid. «La idea surgió tratando a los pacientes que desde Sacyl nos derivaban convalecientes. En la primera exploración para programar la rehabilitación me di cuenta de que las secuelas iban más allá de las meras locomotoras. Dado que teníamos un equipo de profesionales muy formado y multidisciplinar para neurorrehabilitación, aprovechamos para trabajar con estos pacientes desde logopedia con las dificultades de deglución, voz, e incluso de acceso al lenguaje, apoyando al neuropsicólogo con los pequeños déficits cognitivos que arrastraban, trabajando estos últimos también para traer a la realidad al paciente, asumir las alucinaciones o pesadillas como tales y no como realidad y, en ocasiones, a apoyar a la persona en pérdidas ocurridas en este proceso», explica la médica ovetense.
En esta línea, recuerda que es clave el día a día con los terapeutas ocupacionales para trabajar aquellas actividades rutinarias del paciente que por su situación ahora mismo son muy difíciles o imposibles de realizar, y con el fisioterapeuta para poder trabajar esas deficiencias musculares y articulares, así como rehabilitación respiratoria. Este proyecto hasta hace poco estaba limitado a pacientes ingresados con déficits severos, pero hemos ido viendo que quien ha pasado la COVID-19 con escasos síntomas o asintomáticos, a veces arrastran secuelas durante tiempo que, si se realizara rehabilitación, pueden mejorarse o desaparecer». Por esta razón, han creado la unidad ambulatoria o domiciliaria postcovid.
De igual forma, avanza que en un plazo medio los enfermos graves de esta infección van a disminuir, por lo que se transformará en una unidad post UVI para pacientes que si salen después de cierto tiempo de ingreso en unidades de cuidados intensivos suelen padecer secuelas moderadas o severas que limitan su acceso a su vida diaria habitual.
Socorro Martínez Ríos afirma que en el año y medio que lleva en Castilla y León, la impresión que tiene es buena. En concreto, cita a la Universidad de Valladolid (UVA), donde ha tenido la oportunidad de conocer varios trabajos de investigación, e incluso participar en la creación de alguno de ellos. A esto se suma el apoyo de Sacyl para la creación de la unidad postcovid. «Sin ellos no se podría haber llegado a 125 pacientes, un buen número para conseguir rasgos comunes e investigar sobre las pesadillas y las alucinaciones dentro de esta infección vírica», sostiene.
En su opinión, se trabaja para dar mayor visibilidad a la innovación. «Todos sabemos que en la sociedad en la que vivimos, cada vez triunfan más otros talentos o cualidades, pero, en mi caso, puedo comentar que lo que más me ha sorprendido y más gratificante ha sido es el agradecimiento de la sociedad sin relación directa con casos coronavirus», expone para, a renglón seguido, añadir que la innovación y el talento acaban siendo premiados o, al menos, reconocidos.