Diario de Castilla y León

La palanca deductiva de la memoria

Investigadores de la ULE descubren el rastro cerebral del razonamiento válido / La relevancia del estudio se concreta al comprobar que cuando se razona no se atiende al contenido semántico sino a reglas lógicas.

brain writes with white chalk is on hand, draw concept.

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Publicado por
Estibaliz Lera

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Es la etapa de los ‘por qué’. Todo es nuevo para él y todo lo que quiere saber es crucial para su desarrollo cognitivo. Cuando un niño nace comienza a descubrir lo que tiene frente a sus ojos. Una fase muy importante en la que es clave ofrecer las respuestas más adecuadas para avanzar. Al envejecer, incluso al pasar los primeros decenios de vida, determinadas medidas de rendimiento cognitivo y cerebral caen en picado. Esto no impide que la funcionalidad en la vida siga intacta mientras se desarrolle una actividad mental sana y extensa. Sin embargo, en el momento que esta actividad decae por diferentes motivos, como por ejemplo la jubilación, el envejecimiento cognitivo empieza a afectar a la vida ordinaria.

En este punto, se ha demostrado que los programas de memoria para personas mayores son exitosos en el corto plazo, empleando las herramientas que la plasticidad del sistema nervioso ofrece para detener el decaimiento e incluso mejorar el rendimiento cognitivo. Eso sí, aún es un reto desarrollar programas que sean útiles en el largo plazo y cuyas ventajas se puedan medir en la autonomía del día a día. 

El razonamiento deductivo es una habilidad fluida que no decae con el tiempo. La idea básica del proyecto impulsado por el grupo de Envejecimiento, Neurociencia y Lógica Aplicada de la Universidad de León (ULE) es aprovechar el razonamiento deductivo como palanca de la memoria, además de elaborar estrategias para el desarrollo y aprendizaje de habilidades deductivas en contextos educativos y profesionales. Para ello, este equipo se ha centrado en primera instancia en analizar y medir los correlatos eléctrico-cerebrales de las inferencias y razonamientos deductivos. 

«El razonamiento deductivo consiste en las inferencias y argumentos que permiten explotar la información ya contenida en las premisas, de modo que se aproveche tanto su estructura lógica, como su estructura probabilística y su propio contenido», explica Francisco Salto, investigador principal, para, a renglón seguido, añadir que el estudio plantea un nuevo diseño experimental que tiene como meta caracterizar eléctricamente una clase específica de inferencias deductivas: las lógicamente válidas. En una primera etapa, ya culminada, se definen patrones de actividad eléctrica específicos de inferencias lógicamente válidas. 

Para la verificación de las marcas eléctricas de actividad cerebral específicas de inferencias lógicamente válidas, se han contrastado inferencias con el mismo contenido, esto es, las mismas variables relacionales, el mismo contenido y las mismas premisas, pero con distinta complejidad lógica. «Esta es la base del protocolo experimental diseñado, que pretende aislar neuroeléctricamente las inferencias lógicamente válidas de inferencias inválidas con exactamente el mismo contenido», agrega Carmen Requena, directora del grupo de Envejecimiento, Neurociencia y Lógica Aplicada de la ULE. 

Se han empleado tanto instrumentos de magnetoencefalografía como electroencefalografía para estudiar el contraste eléctrico entre las tareas lógicamente válidas y las no válidas. Las variables medidas incluyen la intensidad, latencia, potenciales, tiempo-frecuencia y conectividad. Los resultados sugieren que las inferencias lógicamente válidas son, desde un punto de vista cerebral, automatismos lentos que se distinguen espaciotemporalmente de procesos inferenciales no lógicamente válidos con el mismo contenido.

En opinión del investigador Luis Antón Toro, este proyecto es innovador porque por primera vez se propone emplear la medida cerebral de razonamiento deductivo como indicador o criterio de envejecimiento patológico, normal y óptimo. «Se entiende como medida cerebral de deducción una serie de propiedades espaciotemporales que caracterizan en términos de procesamiento cerebral una noción normativa y abstracta como es la validez lógica», aclara el catedrático Fernando Maestú. También es novedoso por tomar las inferencias deductivas no sólo como herramientas científicas, sino como un instrumento en la vida ordinaria que es independiente de la formación, la cultura e incluso la edad. «Las innovaciones en el diseño experimental permiten prescindir de tareas con una excesiva complejidad, además de ofrecer un esquema experimental que se adapta tanto a inferencias lingüísticas como visuales», sostiene la investigadora Paula Álvarez. 

Para saber si alguien está razonando deductivamente de modo lógicamente válido se puede solicitar que haga explícitos cada uno de sus pasos en la inferencia. En el caso de las demostraciones matemáticas y en la solución de problemas, por ejemplo, una descripción de este tipo puede explicar que se siga o no un argumento válido. Pero ni siquiera en este caso se tendría la seguridad de que la inferencia que se está haciendo es válida. «Las medidas cerebrales de actividad eléctrica permiten definir condiciones suficientes que se corresponden con deducciones lógicamente válidas. En este sentido, el análisis eléctrico cerebral permite determinar si se dan en el procesamiento neural condiciones compatibles con un procesamiento recursivo o computacional, propio de las inferencias lógicas elementales», informa Salto. 

Este resultado tiene múltiples aplicaciones en el entorno educativo (aprender a razonar de manera deductiva), en el entorno profesional (mejora de las pruebas cognitivas) y ante todo en la incorporación de medidas cerebrales a los programas de entrenamiento de la memoria y de la cognición adulta en programas para mayores. En particular, el programa Memoria Mejor, también desarrollado por la Cátedra Extraordinaria de Envejecimiento en Todas las Edades con el soporte de este grupo de la Universidad de León, ofrecerá la posibilidad de aplicar el estudio del razonamiento a la memoria de los ancianos. 

En el futuro, según avanza Carmen Requena, se quiere profundizar en la naturaleza automática de la deducción y la medición de los procesos cerebrales y psicológicos que subyacen al razonamiento deductivo y a la racionalidad en general. Ello implica, puntualiza Álvarez, refinar las medidas de deductividad y distinguir en función de su procesamiento cerebral entre los distintos tipos de inferencias deductivas, que van de los 40 milisegundos (por debajo del umbral de conciencia), a los 300 e incluso a los 600 milisegundos. «Se pretende en el futuro realizar un atlas o mapa eléctrico cerebral de las distintas inferencias deductivas en función de su complejidad lógica», apostilla. 

Desde la perspectiva aplicada, en el futuro se incorporarán las nuevas medidas a los programas de memoria y se integrarán en medidas de funcionalidad centradas en la vida ordinaria de las personas mayores. De este modo, Luis Antón Toro afirma que se busca que la funcionalidad permanezca estable incluso aunque el cerebro envejezca estructuralmente.

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