Diario de Castilla y León

El Común pide a Cultura que saque los silos del «abandono» y los declare BIC

El Procurador insta al área de Santonja a evaluar el estado de los 54 depósitos públicos de Castilla y León a fin de proteger los que sean singulares y demanda acciones para su conservación y reutilización

Silo de Simancas, recientemente adquirido por una cooperativa agraria al FEGA.

Silo de Simancas, recientemente adquirido por una cooperativa agraria al FEGA.J.M LOSTAU

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Valladolid

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En el paisaje de la meseta, la numerosa presencia de silos atestigua que en un pasado no tan lejano la Comunidad se consideraba el granero de España gracias a estas unidades de almacenamiento destinadas a hacer acopio de cereal, y ese «esplendor», a juicio del Procurador del Común, «merece ser mantenido». Por eso, le pide a la Consejería de Cultura y Turismo que catalogue como Bien de Interés Cultural aquellos que, «por su relevancia y singularidad», merezcan estar protegidos y promueva, además, la conservación y reutilización de todos ellos.

En una reciente actuación de oficio, la institución presidida por Tomás Quintana considera que estas edificaciones «reúnen sin duda alguna un interés histórico, arquitectónico, etnológico e incluso técnico» y, por eso, insta al departamento de Gonzalo Santonja a declararlos BIC, en aras de «dar valor» a estas construcciones «que formaron parte de la extinta Red Nacional de Silos».

La distinción «garantizará que se mantenga en la memoria de todos un pasado vinculado a la labor agraria e industrial desarrollada en una parte importante del territorio de la Comunidad de Castilla y León desde el siglo pasado», incide el Defensor del Pueblo en una resolución emitida después de haber solicitado información a la Consejería de Cultura para conocer la situación de los silos tras constatar que, aunque «perduran como testigos de la especialización productiva [...] en muchos casos, seguramente en la mayoría de ellos, están abandonados y sin uso, sufriendo el deterioro del simple paso del tiempo».

En respuesta al requerimiento, el área de Santonja remitió al Procurador un informe –fechado el 19 de febrero de este año– en el que contabilizaba más de medio centenar de silos de titularidad pública en Castilla y León, construidos en su momento por el Estado y que, en algunos casos, están cedidos a los ayuntamientos en la actualidad. En concreto, de los 54 depósitos de grano referenciados en la autonomía, 15 se ubican en la provincia de Burgos, 14 están en Salamanca, hay otros 14 en Valladolid, y 11 más en León.

Más allá del inventario, el Común pedía a Cultura que considerara la idea de «promover la debida conservación de los silos, llevando a cabo medidas que eviten su abandono y deterioro», a fin de reutilizarlos incluso para otros usos, por ejemplo vinculados al ocio o a la cultura, siempre y cuando no fueran «contrarios a sus valores esenciales».

Pero en su respuesta, la Consejería declaró que las intervenciones «se realizan preferiblemente sobre Bienes de Interés Cultural, atendiendo al estado de conservación del bien, a las prioridades existentes en todo el ámbito de la Comunidad, en función de las disponibilidades presupuestarias y asegurando la corresponsabilidad de todos los agentes implicados».

Es decir, la Junta da preferencia a los bienes catalogados como BIC y, en el caso de los silos, no consta ninguna solicitud de este tipo. De ahí que la institución capitaneada por Tomás Quintana haya solicitado la declaración de Bien de Interés Cultural para aquellos depósitos más singulares y relevantes.

Antes de ello, el primer paso sería «reconocer el estado y titularidad de los 54 silos integrantes del Patrimonio Cultural de Castilla y León», a fin de definir la situación y necesidades de cada caso. Después habría que proteger los significativos, sin olvidar actuaciones de conservación en todos ellos.

De hecho, el Común reclama a Cultura que promueva acciones conjuntas con otras administraciones públicas, como el Estado o los ayuntamientos, y sugiere que recurra incluso al sector privado para que los antiguos almacenes sirvan de cobijo a otras actividades, «con el objetivo de potenciar el atractivo de los lugares en el que se encuentran», puesto que pueden converse en «impulso económico de las zonas en las que se hallen».

Ejemplos de graneros que perdieron su uso original y ahora acogen otras actividades hay varios, según cita el Procurador en su actuación de oficio. En Peñafiel o Simancas (Valladolid), recuerda, «se han convertido en establecimientos de venta rural tras ser adquiridos por una cooperativa del sector alimentario al Fondo de Garantía Agrario (FEGA)».

También otras construcciones asociadas a la producción agrícola han podido escapar del abandono y convertirse en un referente cultural y turístico, como evidencia la fábrica de Harinas de San Antonio de Medina de Rioseco, también en la provincia vallisoletana. Aunque en este caso no se trata de un silo, el Procurador entiende que también forma parte del «pasado cerealista» y su rehabilitación puede servir como referente para los almacenes de grano, puesto que logró convertirse en Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento el 4 de marzo de 2010, recuerda.

«A veces, bajo iniciativa privada, algunos silos se han podido reutilizar, o se ha reconvertido su uso con fines museísticos, hosteleros o comerciales», añade la institución presidida por Quintana en su argumentación antes de insistir en que la Junta debe «garantizar la conservación, promover su investigación y enriquecimiento, así como fomentar y tutelar el acceso de los ciudadanos a estos bienes», según la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León.

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