Diario de Castilla y León

Castilla y León pone los fuegos al mínimo

La Comunidad registra uno de los cinco veranos con menos superficie quemada de la década mientras la Junta permanece alerta para que no se repita una situación como la del verano pasado, cuando a esta fecha ya habían ardido 70.000 hectáreas

Medios aéreos y terrestres combaten el fuego en la localidad zamorana de Entrala el pasado 26 de julio. ICAL

Medios aéreos y terrestres combaten el fuego en la localidad zamorana de Entrala el pasado 26 de julio. ICAL

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Santiago G. del Campo
Valladolid

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Alerta para que la superficie forestal quemada siga en mínimos mientras avanza el verano. Así permanece la Administración autonómica, que el pasado año tuvo que hacer frente a una marea de fuego que a estas alturas ya había hecho arder más de 70.000 hectáreas, sobre todo en la provincia de Zamora . Por el momento, según el último registro de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, referido al 23 de julio, la superficie quemada en las nueve provincias de la Comunidad en lo que va de año suma 2.632 hectáreas , a las que habría que añadir las 18 calcinadas el pasado 26 de julio en la localidad zamorana de Entrala. Nada que ver con la situación de hace un año, y en eso influye directamente el denominado ‘índice de eficacia’, que representa la superficie arbolada media quemada por incendio en un determinado periodo, e indica la capacidad de reacción rápida de los medios. Un índice que ha reducido en casi un 90% esa superficie respecto a la media.

El registro de superficie quemada en Castilla y León por incendios forestales en lo que va de año está entre los cinco menores de la década. No es una superficie desdeñable, ya que al fin y al cabo supone un 24% de la media de superficie calcinada a esta fecha en los últimos 10 años , pero invita al optimismo si se compara con doce meses antes, ya que el dato, en números relativos, baja al 3,76%. No se trata de una cifra históricamente baja. Baste recordar que en 2016 se habían quemado a esta fecha menos de la mitad de hectáreas, 1.010, y en 2018 y 2020 alrededor de 1.500. Pero con unos fenómenos meteorológicos cada vez más adversos y cambiantes se hace difícil recuperar aquellos buenos registros.

El número de conatos en la Comunidad en el año en curso (es decir, fuegos que se han podido apagar antes de superar una hectárea), ha sido de 542, mientras que el número de incendios que han superado una hectárea ha sumado 123. Ambas cifras se sitúan por debajo del promedio de la década, de 552 y 283 respectivamente. Menos de la mitad en el caso de los incendios.

En cuanto a la superficie, han ardido 391,03 hectáreas de arbolado, 269,88 de pasto y 1.971,24 de matorral, también por debajo de la media que se sitúa en 4.487,08; 1.049,04 y 5.394,91, respectivamente. Lo más relevante es que la bajada respecto al promedio de superficie arbolada de la década es del 91,3%. En el global de la superficie forestal, contando matorral, la bajada es de 76%.

La tendencia en el conjunto nacional es la opuesta. Mientras el número total de incendios bajó levemente, un 5% hasta los 5.381, la superficie arbolada quemada, sin embargo, subió un 45% hasta las 19.059 hectáreas. Si se tiene en cuenta toda la superficie forestal, matorral incluido, el repunte es algo menor, un 39% hasta las 62.794 hectáreas.

Esa tendencia también tiene que ver con el índice de eficacia, con una evolución muy positiva en la Comunidad. «Este índice indica la capacidad de reacción rápida de los medios, a igualdad de condiciones meteorológicas y de combustible», explican fuentes de la Consejería. Mientras ese índice baja en la Comunidad de un promedio de la década de 5,37 hectáreas por incendio a tan solo 0,59, un 89% menos, en el conjunto nacional sube de 2,32 hectáreas a 3,54, un 53% más. 

Extinción

De ese índice, que pone de manifiesto la eficiencia de los medios de extinción de la Comunidad, se deduce también que en un incendio de Castilla y León, en la referencia del acumulado a 23 de julio, se quema  un 83,4% menos de superficie que  la media del conjunto nacional. En cuanto a otro indicador, el ‘índice de gravedad’, que representa el porcentaje de toda la superficie quemada respecto al total en un determinado periodo, también registra buenos datos Castilla y León respecto a la media.

Así, mientras en el conjunto del país ha ardido en lo que va de año el 0,1% del total de su superficie forestal (concretamente un 0,1043), en Castilla y León ese registro se queda en el 0,01 (más exactamente 0,0119). Es decir, una décima frente a una centésima. Mientras en la media de España ese índice de gravedad se ha incrementado en lo que va de año un 45% respecto a la media, en Castilla y León ha descendido un 91%.

La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio invierte en medios para mejorar la extinción de incendios. Ayer mismo el consejero del área, Juan Carlos Suárez-Quiñones, anunció una inyección cercana a los 13 millones de euros para que en esta legislatura se culmine la renovación del 66% del parque de autobombas del operativo de extinción de incendios de Castilla y León. 

Lo desveló en la entrega de cuatro nuevos camiones destinados a las provincias de Burgos, León, Salamanca y Segovia, una dotación que se suma a otras dos autobombas entregadas recientemente en Soria y Valladolid, lo que supone 38 nuevos vehículos con una inversión superior a los 7,5 millones. Durante el año en curso se vinculará un presupuesto de 143 millones de euros a la mejora del operativo de incendios, con financiación propia de la Junta y con fondos de la UE. 

Todo esfuerzo es poco para evitar que se repita la situación del pasado verano, con 70.000 hectáreas quemadas a estas alturas. Los principales siniestros se produjeron en la provincia de Zamora, el más grave de ellos en Losacio, iniciado el 17 de julio, que arrasó 31.000 hectáreas. Ya se había producido otro siniestro catastrófico en la misma provincia en la Sierra de la Culebra, en el término municipal de Serracín de Aliste, que se había iniciado el 15 de junio y que arrasó 25.000 hectáreas, y estaba a punto de producirse el de Losacino, iniciado el 24 de julio, con una superficie afectada de 1.500 hectáreas.

Otros como el de Monsagro (Salamanca), con 8.622 hectáreas; el de Candelario (Salamanca), con 800 hectáreas; Navafría (Segovia), con casi 900 hectáreas; Monte de Valdueza (León), con más de 1.400 hectáreas; Cebreros-Hoyo de Pinares (Ávila), con casi 4.300 hectáreas; San Juan de la Nava (Ávila), con 450 hectáreas y Quintanilla del Coco (Burgos), con 2.540 hectáreas, trajeron de cabeza al operativo de incendios. Al final del verano se habían perdido más de 80.000 hectáreas. Se trata del tercer peor registro de los últimos 55 años, tras los catastróficos 1985, con 105.728 hectáreas quemadas, y 1978, con 104.634 hectáreas calcinadas. 

 Por provincias, en lo que va de año la peor parte se la lleva León, con 1.447,46 hectáreas calcinadas, el 55% del total de la Comunidad. 258,93 son de superficie arbolada, 1.089,2 matorral y monte bajo y 99,33 son pastos. A distancia, le siguen en segundo lugar Ávila y Burgos, con 401 hectáreas cada una, 66 y 9 de arbolado respectivamente. La más damnificada el pasado año, Zamora, registra este verano 117,13 hectáreas afectadas, el 4,4% del total, justo en medio de la tabla. La menos afectada es Valladolid, con 6,74 hectáreas, 1,59 de arbolado, el 0,26% del total.

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