Diario de Castilla y León

Espíritus Libres - Ovidio De Campo

«El Camino de Santiago jamás perderá el factor espiritual»

El escritor Ovidio Campo, en el Convento de San Antón de Castrojeriz. -ArgiComunicación

El escritor Ovidio Campo, en el Convento de San Antón de Castrojeriz. -ArgiComunicación

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Javier Pérez Andrés

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Del 62, natural de Burgos. Ha viajado por toda Europa, Rusia, Nepal, India, América… Empresario en periodo de relajación. Un apasionado de los viajes. Y, ante todo, un peregrino convencido. Hasta la fecha ha escrito y coordinado 6 libros. Dos, de su mochila propia: “Diario de un peregrino” y “Haciendo Camino por Castilla y León”.   Lleva desde 1989 vinculado al Camino de Santiago. Pasa medio año atendiendo el albergue, a un tiro de piedra de Castrojeriz. Un año más, los antonianos inspiran debates y radiografías jacobeas en el nuevo albergue del viejo Hospital de San Antón.

La anterior entrevistada, María Ordás, hizo esta pregunta sin saber a quién iba destinada:

Pregunta.- ¿Qué cambiaría en España?

Respuesta.- La mentalidad de perdedor y la falta de conocimiento de su historia. España es maravillosa. El problema es más de los españoles. 

P.- ¿Qué es para usted ser un espíritu libre?

R.- Hacer lo que uno cree que debe hacer.

P.- ¿Cómo se gana la vida?

R.- Fui empresario y ahora me dedico al Camino.

P.- ¿De qué se siente más orgulloso?

R.- De mi mujer y mis hijos, de mi familia, y de todo lo que he hecho en la vida.

P.- ¿Tiene algún sueño por cumplir?

R.- Ver San Antón mejor de lo que está y viajar a Jerusalén.

P.- ¿Qué tal se lleva con Dios?

R.- Bien, tengo un ángel de la guarda que me ha protegido.

P.- Un espíritu libre al que admire. 

R.- Mi hermano, Julián Campo.

P.- En el año 1987, el Congreso de Jaca marca un cambio para el Camino. ¿Qué ocurrió?

R.- Fue el pistoletazo de salida. Elías Valiña, el cura del Cebreiro, fue una figura clave.

P.- ¿La última flecha amarilla que ha pintado?

R.- Este mismo año. 

P.- ¿Qué tiene de especial el Convento de San Antón?

R.- Su magia. 

P.- ¿Cuándo fue la primera vez que se calzó las botas y la concha para ir a Santiago?

R.- En 1993. En 1989 había estado en Santiago y tomé contacto con el Camino de una forma turística. Fui en todoterreno siguiendo la guía de Elías Valiña y comprendí que se debía hacer andando. 

P.- ¿Qué ha cambiado en usted gracias al Camino?

R.- Soy más solidario y tolerante.

P.- Este fin de semana se está celebrando un encuentro antoniano en Castrojeriz, en el Convento de San Antón. ¿Está devolviendo la vida a los antonianos?

R.- Por supuesto. La Fundación San Antón, además de dar cobijo a peregrinos, tiene un aspecto muy importante de divulgación cultural respecto a la Orden de los Antonianos.

P.- ¿Se puede diseñar un alojamiento, un hotel, mirando al peregrino? 

R.- Eso es. Yo hice el Camino de Santiago con mi hijo y, una vez a la semana, dormíamos en un hotel.

P.- Usted estuvo presente en el germen de la recuperación del Camino de Santiago en los años 90. ¿Qué figuras resaltaría?

R.- Yo destacaría, de los que ya no están, a José María Alonso, el párroco de San Juan de Ortega. Pero hay una gran cantidad de personajes que hicieron su aportación.

P.- Esos perfiles y personajes que nacieron con la explosión del Camino, ¿tendrán recambio?

R.- Es complicado. Hace unos días nos dejó otro histórico, José Ignacio, cura de Grañón. Quedan cuatro contados…

P.- ¿El Camino está bien atendido? ¿Cómo me ve su futuro?

R.- Se están haciendo bien las cosas en algunos aspectos, pero en otros se está yendo demasiado lejos. Respecto al futuro, por mucho que se modernice, jamás se perderá el factor espiritual. 

P.- ¿Por qué destacaba la Orden de los Antonianos?

R.- Por curar la enfermedad conocida como “el fuego de San Antón”. También por su oscuridad, su hermetismo. 

P.- ¿Qué daban de comer al peregrino para curar ese fuego?

R.- Sobre todo el vino. Tenían conocimientos de cirugía y podían amputar miembros. Pero la clave es que dejaban de comer el pan de centeno afectado por el hongo cornezuelo, causante de la enfermedad.

P.- ¿Cuántes veces les toca curar o cuidar desde el albergue? Siguen haciéndolo…

R.- Continuamos con el espíritu de los monjes. Seguimos ofreciendo el cuidado al peregrino, sin contraprestación con la gente que no tiene medios. Curamos las ampollas, las heridas…

P.- ¿El Camino es un lugar de encuentro o un lugar para esconderse?

R.- Es una gran pregunta. Hay mucha gente que se esconde en el Camino, pero termina encontrándose a sí mismo. 

P.- ¿El albergue del Convento de San Antón abre todo el año?

R.- Abrimos del 1 de abril al 1 de noviembre. Me encantaría que abriese todo el año, teniendo las instalaciones adecuadas. Yo creo que lo conseguiremos, pero hace falta que alguien tome mi relevo porque tengo 60 años y no sé cuánto tiempo podré estar igual de activo.

P.- Déjeme una pregunta para el próximo entrevistado.

R.- ¿Consideras que puede ser trascendental la experiencia del Camino?

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