Diario de Castilla y León

Greenpeace exige cambios para frenar 'la burbuja del regadío'

La organización señala que un 13,4% de los regadíos de Castilla y León están en “zonas tensionadas”

Campos de regadío. - ICAL

Campos de regadío. - ICAL

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Redacción
Valladolid

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Greenpeace señaló que un 13,4 por ciento de los regadíos de Castilla y León están en “zonas tensionadas”, situadas principalmente en las áreas cercanas a la ciudad de Valladolid, una zona de “intensa actividad agrícola desde la antigüedad”, tal y como recoge la organización ecologista en su informe 'La burbuja del regadío en España’, en el marco de la campaña ‘Salvar el Agua’. “Tenemos agua escasa, contaminada y mal gestionada, algo que no nos podemos permitir y cada vez menos”, sostuvo la asociación.

A su juicio, existen datos que “alertan sobre la insostenibilidad del regadío en el país” y expusieron que en poco más de una década las reservas de agua superficiales han bajado unos 10 puntos porcentuales de media y vaticina que “seguirá disminuyendo” por los efectos del cambio climático.

Greenpeace expuso que la fuente alternativa “no puede ser solo las aguas subterráneas”, puesto que el 44 por ciento “ya están en mal estado y, las que quedan servibles, deben ser reservas de agua extremadamente bien gestionadas y controladas para el futuro”. Por lo tanto, abogó por “reducir el consumo”, que en un 80 por ciento se dedica a regadío.

En este sentido, el informe carga especialmente contra Castilla y León y, principalmente, contra el sudoeste de la ciudad de Valladolid, por donde “se extiende una amplia zona que ya ha sufrido un cambio en su clasificación climática y que es la causante de que la cuenca del Duero sea una de las que presenta mayores zonas críticas para el regadío”, según el informe de los ecologistas.

En España, desde 2004 a 202 los regadíos legales han aumentado al menos en una extensión de 536.295 hectáreas, un 16 por ciento. Si bien consideró que este dato “ya parece insostenible”, advirtió de que la planificación hidrológica estatal, aprobada hasta 2027, incrementa superficies de regadío en grandes cuencas como la del Ebro, Duero, Guadiana o Segura, “ya afectadas por la falta de agua”. Así, aún con embalses al 47 por ciento, la planificación hidrológica para los próximos años recoge “aumentos de regadíos”.

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