ESPÍRITUS LIBRES | FLORENCIO MAÍLLO
«Un profesor es un agente político desde que abre la puerta»
Este año celebramos el décimo aniversario de la gesta sentimental del artista serrano Florencio Maíllo. Logró con su impresionante muestra de retratos sobre las fachadas de las casas de Mogarraz devolver la memoria y el espíritu de quienes las habitaron y convirtió a su pueblo en una peregrinación de viajeros, turistas y curiosos…
Pregunta.- ¿Qué es un espíritu libre?
Respuesta.- El que cuestiona todo lo que no entiende. Nace de esa coherencia personal que uno puede tener y lo hace incansablemente. Un espíritu libre necesita crear imagen del mundo que le rodea. Y lo hace desde esa libertad, desde esa coherencia que proyecta.
P.- ¿Usted se siente así?
R.- Sí. Desde el punto de vista de la creación artística, es incompatible quedarse estático, guiarse únicamente por lo establecido. Hay que respetar la tradición heredada, pero dar impronta a lo que haces.
P.- ¿Cómo se gana la vida?
R.- Soy profesor titular en la USAL de Educación Artística, formando a las futuras generaciones de profesores. Soy un privilegiado.
P.- ¿Qué quiere ser de mayor?
R.- Esta pregunta me la hizo un magnífico profesor que tuve en los jesuitas de Miranda de Ebro. Yo, con 15 años, le contesté que quería ser una buena persona. Sigo pensando lo mismo.
P.- ¿De qué se siente más orgulloso?
R.- Si dejo al margen a mis dos maravillosos hijos, que es lo más grande que jamás pensé que podría ver, de mis amigos. Son personas con unos magníficos valores.
P.- ¿Dónde cree que ha fracasado?
R.- A veces soy excesivamente confiado y eso me ha hecho daño. He debido ser más selectivo a la hora de acoger a gente.
P.- ¿Algún sueño por cumplir?
R.- He hecho más cosas de las que jamás hubiera imaginado. Tengo una magnífica familia, amigos… no puedo pedir más. Quizás el haber podido aportar más a mi comarca.
P.- ¿Qué es el amor?
R.- Dar sin esperar nada a cambio. En todos los órdenes de la vida.
P.- ¿Qué tal se lleva con Dios?
R.- Crecí en un entorno muy cercano al humanismo, con respeto a los valores cristianos. Mis padres siempre me inculcaron esos valores. Nos ha tocado vivir este momento tan complicado, en el que la religión y lo cristiano está en decadencia. Estamos dando tanta importancia al hedonismo y a las redes sociales, que yo no sé qué pensar.
P.- ¿Traslada todos esos valores a su aula universitaria?
R.- Entiendo que un profesor es un agente político. Una persona que está implicada en la formación de futuras personas, desde que abre la puerta, está transmitiendo valores. Así que lo hago todos los días, tratando de ser lo más aséptico posible, pero siempre con valores beneficiosos.
P.- ¿Cincel, gubia o cámara de fotos?
R.- Me encuentro muy bien con la reflexión, pensando. Porque da igual el lenguaje, lo que importa es la idea. Pienso cómo puedo resolver los problemas que me planteo. Porque la idea, el concepto es esencial. Lo otro es procedimental. Yo me encuentro muy a gusto conceptualizando lo que voy a llevar a cabo. Desde luego que lo gráfico, el dibujo, es esencial, es la base de todo que tiene que ver con la escultura, con la pintura. Ese dibujo mental, la imagen preicónica que tenemos en la mente, la que nos lleva del concepto a la propia imagen.
P.- ¿Es más mogarreño o más serrano?
R.- No se puede ser solo mogarreño, hay que ser serrano. La Sierra en todo su conjunto es la que realmente proyecta la identidad.
P.- La Sierra de Francia en un titular.
R.- Un hortus conclusos, un paraíso acotado. Y que no mira a Castilla y León, que mira a Extremadura. Un paraíso.
P.- ¿Cómo consiguió que le permitieran llenar de retratos las fachadas de un conjunto histórico artístico monumental?
R.- Porque era algo reversible. Además, les dije que las chapas iban a estar protegiendo las fachadas (ríe). Entendieron que el medio rural necesita proyectos fuertes que apuntalen su futuro y nos interpelen sobre quiénes somos, de dónde venimos y qué estamos haciendo con nuestro medio rural.
P.- ¿Qué cree que sienten los que pasean por Mogarraz y contempla su impresionante obra?
R.- Cuando instalamos los retratos, lo primero que me dijo un hombre llamado Leopoldo fue que cuando veía los retratos de su padre y de su madre se sentía acompañado. Sentí un escalofrío. Es como si hubiéramos repoblado el pueblo con los vecinos auténticos.
P.- ¿En qué está trabajando ahora?
R.- En una gran pieza que se va a colocar en la provincia de Salamanca.
P.- Si tuviera una máquina del tiempo, ¿con quién le gustaría tener una conversación?
R.- El Greco. Porque, a contracorriente, hizo una obra muy personal. No fue querido en su contexto, fue bisagra entre dos mundos. Siempre me ha impresionado e influido.
P.- Una pregunta para el próximo entrevistado.
R.- Con qué te quedarías, ¿con el jamón ibérico o con los toros?