Diario de Castilla y León

Mañueco pide al PP «tener las pilas puestas» ante el adelanto electoral y pone contra las cuerdas a Cs

El presidente de la Junta  se pronuncia por primera vez tras la crisis y no descarta elecciones: «Mi compromiso es con la gente de Castilla y León y  con acabar el mandato siempre que haya estabilidad política y parlamentaria» 

Francisco Igea y Alfonso Fernández Mañueco, en un momento del pleno de esta semana en las Cortes. ICAL

Francisco Igea y Alfonso Fernández Mañueco, en un momento del pleno de esta semana en las Cortes. ICAL

Publicado por
Felipe Ramos
Valladolid

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El adelanto electoral en Castilla y Leónn ya está sobre la mesa. O, cuando menos, cada vez se vislumbar ya más cerca en el seno del Partido Popular, pero no sólo, porque el PSOE también comienza  a ver con claridad que esa opción es prácticamente una realidad.

El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, daba un paso más en esta dirección y lo hacía en Ávila, durante la junta directiva del PP abulense que se celebraba en la tarde de ayer. El mensaje en clave interna del máximo responsable del Ejecutivo autonómico a los suyos como presidente del PPCyL era claro: «Tener las pilas puestas, sin excepción, para el nuevo período que iniciamos. Remando todos al unísono y en la misma dirección. Sin disensiones, interrupciones ni interferencias».

Un nuevo período que todo el mundo entendía como ese adelanto electoral que desde este lunes, cuando Mañueco garantizaba el respaldo del PP a la Proposición No de Ley (PNL) del PSOE con la que se tumbaba al reforma sanitaria de la consejera Verónica Casado, parece estar ya sobre la mesa de forma inexorable. Para eso, para ese nuevo período que todo apunta será el inminente adelanto electoral.

Una petición de Mañueco a los dirigentes de su partido, que es toda una declaración de intenciones y que pone contra las cuerdas a Ciudadanos. Es la primera advertencia clara que el presidente de la Junta hace de un período nuevo que se avecina, razón por la que le pide a los suyos estar atentos. «De todos nosotros depende que los castellanos y los leoneses incrementen su confianza en el Partido Popular de Castilla y León», puntualiza Mañueco. 

Un mesaje claro que vislumbra ya es posibilidad cada vez más clara de un anticipo de las urnas, que llega después de haber tumbado una de las apuestas claras de Cs en el Gobierno autonómico, la reforma sanitaria, el conocido Plan Aliste que ya tenía su nueva versión con el Plan Segovia y se encaminaba también ya hacia León, y de haber desautorizado a la consejera estrella de Ciudadanos. 

«Requiero de todos y de cada uno de vosotros toda vuestra disponibilidad, toda vuestra entrega y todo vuestro esfuerzo personal. Sé que no os pido nada que vosotros no podáis hacer y que no esté en vuestro ánimo», insistía Mañueco durante su intervención en la junta directiva de su partido en Ávila.

Que el mensaje de Mañueco a los suyos pone contra las cuerdas a Ciudadanos se evidencia en el nerviosismo que, desde el lunes pasado, demuestran sus dirigentes, que hasta llegaban a presentar una enmienda a la PNL del PSOE en la que también pedían retirar la reforma sanitaria, para después abstenerse en la de los socialistas. Y, después, el silencio, menos en el caso del vicepresidente Francisco Igea que sigue aferrándose a la negación de un adelanto electoral. Ayer mismo se reafirmaba en negar la posiblidad: «Pongo la mano en el fuego por lo que me ha dicho el presidente, porque no está en su mente convocar elecciones». Y no contesto con esta afirmación, Francisco Igea insistía: «Puedo decirlo setenta veces siete. Quien convoca elecciones es el presidente de la Junta. Los otros no sé lo que dicen. No les escucho. No hago de portavoz de otros miembros del PP, yo hago de portavoz del Gobierno». Y aquí giraba su discurso hacia tratar de relajar la tensión y la crisis en el pacto. «Lo que yo digo, ya no como portavoz sino como ser humano, es que si alguien espera encontrarme en una maniobra de desestabilización para provocar un adelanto electoral, puede esperar sentado», manifesta, según recoge la agencia Ical.

Sobre la situación del Gobierno autonómico, Igea vuelve a remarcar que su oficio, el de cargo público, «no es precisamente cómodo» aunque reconoce que, en este momento, la relación entre sus miembros es «muy buena».

Claro que, a renglón seguido, volvía a su discurso de traiciones, de la que señala se matendrá al margen. «Lo que no hacemos es una estratagema por la noche para apuñalarte a ti por la mañana. No somos así. Hay cosas por la que uno puede empeñar su palabra, porque dependen de uno y no de su partido, y yo puedo hacerlo en que nosotros nunca haremos eso, porque no somos así», resalta el número dos ejecutivo autonómico. 

Una declaraciones que llegaban casi a la vez que la del presidente de la Junta. Si por la tarde lanzaba  un mensaje suyo para que estuvieran ya con las pilas cargadas, por la mañana, tambíen Fernández Mañueco mantenía la tensión ante un posible adelanto electoral que no descartaba, en sus declaraciones a los meidos. El presidente de la Junta hablaba casi 96 horas después sin pronunciarse y lo hacía con una declaración que, lejos de descartar el adelanto electoral, venía a mantener la tensión. «En mi cabeza no está esa idea», señalaba Mañueco, quien eso sí lo supeditaba a 31 palabras: «Mi compromiso es con la gente de Castilla y León y con acabar el mandato siempre que haya estabilidad política y parlamentaria y no hay más que hablar de este asunto». 

Una estabilidad política que es evidente no existe en el seno del pacto, a la vista de la crisis desata con el frenazo la reforma sanitaria y la desautorización de Verónica Casado. La PNL presentada por el Grupo Parlamentario Socialista en contra del plan de reestructuracón sanitaria de la consejera Casado era apoyada por toda la Cámara, salvo los once parlamentarios naranjas que se abstenían, ya que el departamento de Sanidad pertenece a su equipo, tras plantear una enmienda de adición que no fue aceptada por los socialistas. De hecho, no quedaba ahí. En esa esacalada de tensión, el presidente Mañueco tendía la mano directamente al líder socialista, Luis Tudanca, para ofrecerle una reunión en la que avanzar en el consenso de la reforma sanitaria, dejando de lado la expuesta hasta ahora por Sanidad. 

Después Mañueco ordenaba a Casado reunirse con sus expertos en materia sanitaria para convocar un encuentro con los nueve presidentes de Diputación, que tendrá lugar el lunes y el que el PP fijará un frente común ante Casado.

Y ahí fue cuando aclaró que se había producido un malentendido con el presidente. De hecho, expuso que Mañueco se abrazó con Casado al finalizar el Consejo, entre aplausos de los consejeros, lo que, a juicio de Igea, sirvió para reconducir las relaciones y dar por resuelto el malentendido al que se agarra él mismo.

Pero que es que tampoco existe estabilidad parlamentaria. Ni siquiera porque Por Ávila diga ahora que apoyaría los presupuestos y daría estabilidad, a cambio de inversiones. Lo que no va a hacer ahora Mañueco es alentar una guerra entre Ávila y otras provincias y mucho menos dar alas a Por Ávila ante  el más que posible adelanto eletoral. 

Y es que, además, la inestabilidad llega desde el seno deCiudadanos. En el pacto, por empeñarse en llevar adelante una reforma sanitaria que desde el PP ya le habían enviado mensajes claros que no querían. Y en las Cortes porque nada hace pensar que se mantenga la unidad del grupo cuando en marzo vuelva a activarse la posibilidad de otra moción de censura en marzo. En la anterior se hartaron de poner la mano en el fuego por su unión como grupo y, a última hora, la procuradora salmantina María Montero abandonaba el grugo. La moción de censura se ganaba, pero el pacto PP-Cs perdía la mayoría absoluta y esa estabilidad. La misma que ahora reclama Fernández Mañueco y que no existe. Los once de Cs, como ya recogía este periódico de fuentes del PP, funcionan como once personas independientes y no como grupo.

Así las cosas, y tal como publicaba este periódico, la agente de Mañueco sigue su curso. En Génova hay dos teorías. Una que apuesta por hacer coincidir el adelanto electoral de Castilla y León con el de Andalucía, en primavera, para dar un golpe sonado en las urnas contra el PSOE de Sánchez. La otra es que es mejor repartir las victorias para que Sánchez reciba más golpes. Además aceleraría la desaparición de Ciudadanos. Mañueco es partidario de la segunda. Ahora está en buen momento, con el PSOE todavía en declive por los errores de Sánchez, y con las encuestas soplando a favor. Pero es que, además, a quien también se le augura un fuerte crecimiento en unas elecciones es a Vox, a quienes el adelanto también pillaría con el pie cambiado, ya que no tienen siquiera un candidato o candidata. De ahí que en primavera, el panorama es más incierto. La política es cada vez más flor de un día. Pero Mañueco está decidido.  

Y fundamentalmente está convencido que la tercera opción, la de no hacer nada e intentar agotar el mandato no es una opción.

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