Los ayuntamientos aprueban con buena nota los objetivos de desarrollo sostenible
Castilla y León destaca en renovables e igualdad de género, con cinco órganos específicos para cumplir sus planes
El 25 de septiembre de 2015 será una fecha que los más pequeños de la casa estudiarán en los libros de texto. Ese día los líderes mundiales decidieron que el futuro del planeta tenía que ser sostenible. Erradicar la pobreza y proteger la naturaleza fue la conjura que allí se lanzó, bajo el paraguas de la Organización de las Naciones Unidas.
Si se pone nombre a las cosas es mucho más fácil «venderlas» y si además logras un acrónimo «con ritmo» vas por el buen camino: Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Ese era el que mejor aglutinaba el concepto que se quería plasmar. Además, si se quiere hacer bien, hay que marcarse un plazo: 15 años. Todo esto se enmarcó en la llamada Agenda 2030. Pues bien, ya tenemos el objetivo, el nombre, el paraguas y los tiempos.
Los equipos técnicos de los países empezaron a darle vueltas a cómo conseguir erradicar la pobreza y proteger el planeta. Tras muchos estudios, análisis y reuniones pensaron que uno de los caminos que se debía establecer de una manera clara eran los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Así surgieron los 17 que conforman esta iniciativa con 169 iniciativas propias.
Hace unos días se presentaba un segundo informe, realizado por la Red Española para el Desarrollo Sostenible, sobre la situación de los ODS a nivel local en España. En esta ocasión se analizaron 103 ciudades españolas que representan la mitad de la población y entre las que se encuentran todas las capitales de provincia de Castilla y León. «El informe no busca establecer una clasificación ni una comparativa entre localidades», remarca Javier Benayas, que junto a Inés Sánchez son los directores de este estudio, lo que se pretende es «presentar una radiografía de la situación y avances en la aplicación de la Agenda 2030 en las ciudades españolas».
Las nueve capitales de provincia de la Comunidad realizaron un «buen trabajo» en estos primeros cinco años; todas ellas tienen un nivel muy alto en cuanto al cumplimiento del objetivo de energía asequible y no contaminante y el de paz, justicia e instituciones sólidas y un nivel medio-alto en igualdad de género, agua limpia y saneamiento. Estos parámetros representan «un progreso importante hacia el objetivo de la sostenibilidad», asegura Benayas.
Ávila, Valladolid, Palencia, Burgos y Soria puntúan muy positivamente en aspectos como la energía renovable y el índice de calidad de suministro.
Por su parte, Valladolid, Salamanca y Zamora obtienen bajos índices de tráfico de drogas y tasa de criminalidad y altos grados de implicación en cuanto a la participación electoral, solidez y autonomía de la institución municipal e índice de transparencia económica-financiera.
En cuanto a la igualdad de género, Salamanca, Soria y Zamora son las ciudades mejor valoradas, con sobresalientes en aspectos como la brecha salarial en los trabajadores y en la paridad en cargos electos. Sobre el acceso a agua limpia y a servicios de saneamiento, Burgos, León y Soria despuntan en áreas como el precio del canon para abastecimiento, saneamiento de agua y del suministro.
Uno de los elementos importantes de cara al cumplimiento de los objetivos es la implementación y dedicación de recursos. A nivel nacional, solo 17 ciudades tienen un responsable de los ODS dentro de la estructura municipal. Algunas ciudades de Castilla y León ya han creado una estructura o un formato oficial para avanzar en la sostenibilidad.
Iniciativas municipales
En la región, algunas capitales de provincia están apostando decididamente por la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Con diferentes formas y formatos se están implementando medidas. Así en la capital burgalesa, y desde la llegada del nuevo equipo gobierno, se creó una mesa de trabajo y una comisión, que a través de la Universidad está involucrando a los colectivos empresariales, sociales, educativos y ONG, lo que les permite crear una «hoja de ruta» enmarcada dentro del Consejo Ciudad. Este grupo se reúne dos veces al año y toma decisiones o corrige aspectos que no encajen con el objetivo de los ODS.
En la capital del Acueducto es la Concejalía de Participación quien coordina todos los aspectos relacionados con los ODS, que a su vez se encarga de la sensibilización. Este departamento municipal ya organizó charlas y cursos enfocados a la concienciación, tanto de los propios trabajadores como de la población. Los siguientes pasos buscan la creación de un documento de buenas prácticas que recoja el compromiso del Ayuntamiento y la estrategia a seguir en los próximos años. Asimismo, en Ávila cuentan con el Consejo Social para la Sostenibilidad con dependencia jerárquica del área de Medio Ambiente. Desde aquí se coordinan las acciones vinculadas a los ODS.
Desde la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Valladolid también se apuesta «fuerte» por el desarrollo sostenible y el fin de la pobreza. Así, este mes tienen previsto convocar una reunión del Consejo de la Agenda Local 21 en la que se presentará un borrador estratégico de la agenda urbana de la ciudad y en el que se tendrá en cuenta, entre otros, los diagnósticos del informe presentado hace unos días. Desde la institución local se remarca el esfuerzo por que las urbes sean «inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles». Para este objetivo tienen claro que la participación de la ciudadanía, colectivos e instituciones es «clave».
Futuro
En este informe, remarcan los autores, no se busca «poner nota a las ciudades», sino que quiere ser una herramienta, «práctica y útil que busca ayudar a los entes locales a identificar los retos existentes para lograr un desarrollo sostenible», a la vez que fomentar un «espacio de debate y reflexión sobre el papel de las urbes y de la municipalización» para lograr en el año 2030 las metas marcadas en los ODS. Para Benayas, además debería ayudar a que los alcaldes «puedan ir viendo los avances de sus localidades desde el comienzo de la iniciativa».
En estos primeros cinco años de vida del compromiso por el desarrollo, como bien recuerda Javier Benayas, lo que se hizo fue «poner el motor en marcha». Quedan diez años para que se acabe el plazo marcado y ahora es el momento adecuado para que los Ayuntamientos «cojan velocidad de crucero».
La transformación de una ciudad no solo depende de la corporación municipal, sino que hay muchos agentes, empresas, movimientos sociales, entidades que pueden contribuir a un avance más rápido en los objetivos de desarrollo sostenible, como dice Benayas «es una tarea de todos». Eso sí, según él, los ayuntamientos pueden liderarlo, pero «no podemos olvidar que solo el 15% del presupuesto de la administración, depende de ellos».
El Catedrático de Ecología incide en que «tampoco se puede olvidar que muchas de las competencias que se evalúa en los ODS, como por ejemplo la educación o la sanidad no dependen de los municipios»; por lo tanto gran parte de las mejoras aplicables no entran «en el ámbito de acción de las funciones municipales», concluye Javier Benayas.