NURIA RUBIO
«Si la pandemia nos pilla con un modelo residencial robusto no habríamos tenido 3.000 fallecidos»
Procuradora del PSOE en las Cortes. Fue la más joven en ocupar un escaño cuando se constituyó el parlamento autonómico. Esta leonesa de 32 años, natural de Villaseca de Laciana y diplomada en Magisterio, es coordinadora del área de Familia
Pregunta.– ¿Tiene que redoblar esfuerzos por ser joven y mujer, o ésta ya es una pregunta trasnochada?
Respuesta.– Ojalá hubiera una igualdad real, pero sólo hay que ver cómo han sido los debates. Se nos cuestiona que seamos jóvenes y también se nos condiciona por ser mujer. Yo he sufrido el machismo que no había sufrido en mi infancia ni en mi ámbito más cercano. ‘¿Cómo has llegado hasta aquí?’, me dicen algunos en redes sociales.
P.– ¿No es tarde para que los jóvenes regresen a Castilla y León cuando han echado raíces fuera?
R.– La mayoría de los jóvenes que se han ido quieren regresar, pero las administraciones tienen que garantizar oportunidades.
P.– ¿Las hay ahora?
P.– Es complicado, por las políticas de la Junta durante más de treinta años. No han echado de nuestra tierra y son los responsables del éxodo juvenil. Por eso hay que dotar de ayudas para emprender.
P.– ¿Qué oportunidades hay un territorio como el suyo?
R.– La zona ha sufrido una desindustrialización muy potente con el fin de la minería pero tiene recursos naturales para potenciar el sector turístico o el gastronómico. El Gobierno de España ha puesto encima de la mesa una transición justa y hay fondos europeos, pero estamos esperando a ver qué aporta la Junta para potenciar un territorio que ha dado muchísima riqueza a Castilla y León y también a España.
P.– ¿Hay alternativas suficientes para absorber todo ese trabajo que había en la minería?
R.– Hay que crearlas, porque no va a haber una gran industria como hubo en su momento.
P.– ¿Le espera el mismo futuro a las familias que viven de la industria del azúcar que a las del carbón?
R.– El revuelo con el impuesto no afecta a los remolacheros, ya que sólo el 0,4% de lo que se produce se destina a bebidas azucaradas. Pero estoy de acuerdo en que la campaña no es la más adecuada. Ya demostramos nuestro compromiso con el sector apoyando una PNL que venía de PP y Cs, porque si tenemos que elegir entre siglas y personas, no tenemos ninguna duda. No puede decir lo mismo Mañueco, que está al servicio de Casado y le da igual la tierra; cuando tiene que elegir, siempre elige Génova. Y no olvidemos que fue el PP quien puso la puntilla al sector en 2012, eliminando las ayudas. Así que ahora que no vengan de demagogos.
P.– Usted, que se formó como maestra, ¿no cree que ya es hora de una ley educativa de consenso?
R.– Ésta tiene el apoyo de siete fuerzas políticas y ha incluido más de 300 enmiendas. La que no era de consenso era la Lomce, pero ahora no he visto salir a protestar a los estudiantes, ni a la comunidad educativa, ni a los sindicatos.
P.– No me diga que no ha visto los lazos naranjas contra la ‘ley Celaá’.
R.– Ha habido protestas sólo de la concertada porque han tenido una serie de privilegios que se les ha retirado. Sólo hay que echar la vista atrás para ver que con la ‘ley Wert’ se echaron a la calle todos los sectores educativos porque salió adelante sólo con los votos del PP.
P.– ¿Sigue pensando en opositar?
R.– Lo estoy preparando a largo plazo porque cuando finalice mi etapa política es a lo que voy a enfocar mi futuro profesional.
P.– ¿No ha descubierto que su verdadera vocación es la política?
R.– No. Siempre quise ser maestra, lo tengo muy claro.
P.– ¿Se ha sentido decepcionada por la política en estos meses?
R.– A veces es muy frustrante ver cómo no somos capaces de solucionar problemas porque hay un muro enfrente. Ver que no podemos llegar a gestionar, cuando nosotros ganamos las elecciones.
P.– ¿Ha digerido estar sentada en la oposición?
R.– Sí, por supuesto, la democracia es así. Y desde el minuto número uno nos pusimos a trabajar de una manera responsable.
P.– Al final están viviendo la pandemia desde un segundo plano. ¿Se ve mejor desde la barrera?
R.– Lo hemos vivido con el mismo sufrimiento y la misma responsabilidad que los que están gestionando; no ha sido una posición cómoda. Además, la gran gestión ha venido del Gobierno de España.
P.– ¿Habría sido diferente si el Gobierno autonómico hubiera tenido las mismas siglas que el central?
R.– Las cosas se hubieran hecho de otra manera. No por los fondos, porque hemos recibido la mayor dotación de toda la historia y en Castilla y León la situación económica está bien. Pero a día de hoy no ha llegado una sola ayuda al bolsillo de los castellanos y leoneses. Hemos presentado propuestas para que así sea, como las directas a la hostelería, pero PP y Cs votaron en contra. No se puede con una mano cerrar y con la otra no ofrecer alternativas.
P.– ¿Qué valoración hace del incremento presupuestario del 12% en el área de familia?
R.– Si lo contraponemos con la inversión que ha realizado el Gobierno de España en el área de servicios sociales, es un 12% frente a un 70%. Por tanto, no es un gran incremento. Y, puestos a analizar, una de las partidas menores es la que está dedicada a mayores, lo que significa que van a apostar por el modelo de privatización de siempre. Ese es el compromiso que tiene el presidente Mañueco para con los servicios sociales.
P.– ¿Van a apoyar las Cuentas?
R.– Creo que no son buenas porque representan la continuidad de un modelo fracasado durante más de treinta años. Presentaremos una enmienda de nuestro proyecto.
P.– ¿Su decisión dependerá de lo que ocurra con los Presupuestos Generales del Estado?
R.– Tudanca ya retó a los diputados de Castilla y León a apoyar los presupuestos y entonces nosotros apoyaríamos los de la Junta. Pero sabemos que no va a suceder.
P.– ¿Qué cojea, a su juicio, en las Cuentas de la comunidad?
R.– Lo que más echo en falta es el apoyo al área de mayores. Esta pandemia ha puesto en evidencia las carencias del modelo residencial y hasta la propia consejera de Familia dijo que había hecho aguas.
P. – Hace unos días presentaron un modelo residencial con unidades de convivencia acotadas, más ratios de personal o aumento de plazas públicas. ¿Qué inversión estiman y cuánto tiempo sería necesario para implementarlo?
R.– La inversión es una cosa que no nos compete calcular porque gestiona el PP, pero hay posibilidades porque existe remanente e incremento en el presupuesto. Hay medidas a largo plazo y otras a corto, como el 25% de ampliación de plazas públicas, que viene recogido en el pacto de reconstrucción. O medidas sobre el protocolo de visitas, que hemos consensuado con plataforma de familias de afectados por las residencias.
P.– ¿Qué esperaban de la comisión de investigación sobre las residencias?
R.– Saber qué sucedió, pero nos llevamos una decepción con la negativa. Si no hay nada que ocultar, ¿por qué se oponen? Está claro que modelo influyó en que la pandemia arrasara con los más vulnerables; si nos pilla con uno robusto y fuerte no habríamos tenido más de 3.000 fallecidos. Pero ni el informe que nos entregaron el 30 de septiembre ni la comparecencia del día 9 de la consejera aclaran cómo se actuó, después de que se filtrara una recomendación por parte de la Gerencia de Sanidad de no trasladar a los usuarios a centros hospitalarios.
P.– ¿Realmente confiaba en que Cs apoyara su creación?
R.– Sí, porque nos consta que algunos habían mostrado de forma privada su disconformidad. No se me ocurre ninguna razón más importante para saltarse la disciplina de voto que salvar vidas.
P.– ¿Cree que las residencias fueron un ‘callejón sin salida’?
R.– Quiero saberlo. Aclarar por qué en unas ha habido tanta incidencia y en otras no. Pero sin tener el listado por centros no podemos hacer un análisis de cuáles pueden ser las causas para ponerle solución.
P.– ¿Se está afrontando mejor esta segunda ola?
R.– Tenemos la sensación de que se está afrontando con los mismos recursos. No se ha reforzado el personal, que el propio informe reconoce que es una de las causas del bloqueo del sistema residencial. Ha habido cinco meses y no se ha puesto solución a los problemas; alguien tiene que asumir responsabilidades, y el último responsable es el presidente Mañueco.
P.– ¿Van a pedir su dimisión?
R.– Vamos a pedir que se sepa la verdad y, una vez que se sepa, alguien tendrá que asumir las consecuencias.
P. – Usted, que procede de un pueblo pequeño, ¿considera que la pandemia ha dejado al descubierto los problemas de la sanidad pública en los entornos rurales?
R.– Sin ninguna duda. Que en la mayor crisis sanitaria se hayan cerrado los consultorios rurales, que algunos no hayan vuelto a abrir su puertas de marzo y que encima se nos estuviera negando, es no conocer el territorio.
P.– ¿Cómo apaciguar los ánimos de los sanitarios ante el nuevo decreto?
R.– No hay otra salida que retirarlo y pactar medidas con los representantes de los trabajadores.
P.– ¿Qué margen hay cuando no quedan bolsas de sanitarios?
R.– Es un problema estructural de hace muchos años y no digo que no haya que tomar medidas, pero pactadas. No se puede poner encima de la mesa un decreto que coarta totalmente los derechos de los trabajadores a los que salíamos a aplaudir a las ocho de la tarde.
P .– Después de las fricciones políticas en materia sanitaria, ¿es posible que los caminos iniciados por PP y PSOE para sellar el pacto de reconstrucción vuelvan a converger?
R.– Son ellos los que tienen que cambiar su actitud. Tudanca ha demostrado que está dispuesto a sentarse a dialogar.
P.– ¿Entonces el pacto no está roto?
R.– Es muy difícil hablar a largo plazo de lo que pueda suceder pero, hoy por hoy, no podemos estar al lado de alguien que está perjudicando a la ciudadanía. Nosotros hemos demostrado responsabilidad y lealtad en los peores momentos pero, ¿qué se puede esperar de un líder que no tiene liderazgo, que no cumple con lo que firma?
P.– Casi la mitad de la población no se pondría la vacuna, según una encuesta de hace unas semanas del CIS. ¿Usted está dispuesta?
R.– Por supuesto. Habrá que hacer una campaña de concienciación.
P.– ¿Cree que ahora la población está desinformada?
R.– Nunca hubo tantas comparecencias de un presidente del Gobierno explicando punto por punto lo que se estaba haciendo y por qué. Pero estamos en una era muy informática en la que todos opinamos, todos somos expertos o todos somos epidemiólogos, en la que se da por válido todo lo que se dice. «Tengo recuerdos nítidos de la huelga del 92 y sólo tenía 4 años»
Hace más de una década que la leonesa Nuria Rubio dio el salto a la política, cuando en 2009 comenzó a militar en Juventudes Socialistas y a participar en la vida orgánica del partido, recuerda, a raíz del congreso provincial que se celebró en su ciudad natal, pero reconoce que su participación en el movimiento asociacionista viene «de siempre» .
Quizá porque procede de una zona minera, la de Laciana, donde «la vida sindical está muy arraigada» . «Tengo recuerdos nítidos de la huelga del 92 a pesar de que sólo tenía cuatro años. Ha sido un movimiento en el que he vivido y participado toda mi vida. Recuerdo ir a manifestaciones con mis padres y siempre he estado implicada».
Bajo las siglas del PSOE encontró cobijo porque considera que son las que le representan – «son las que reúnen todos los valores y principios que siempre he tenido y creo firmemente que pueden cambiar nuestra sociedad» , ensalza– y tras encabezar la lista a las Cortes por la provincia de León en los últimos comicios autonómicos, es la encargada de coordinar el área de Familia.
Es también responsable de Juventud de UGT León y hasta 2015 fue secretaria de organización de las Juventudes en su provincia.
Maestra de Educación Infantil y técnico superior de Educación Infantil, antes de ocupar su escaño en el parlamento regional trabajaba como técnico de orientación laboral y tiene claro que opositará para el cuerpo docente una vez finalice su andadura política que, como máximo, prevé se dilate dos legislaturas.
Su aspiración es dar clase en un entorno rural. En el suyo, si puede. Porque aunque está afincada en la capital leonesa y acude a Valladolid al menos dos veces a la semana –normalmente en tren– reconoce que siempre que puede se escapa a Laciana.