Cuando 2020 te trae buena suerte
Una oportunidad en el peor momento. Pilar recibe su segundo trasplante renal en medio de la pandemia. «Tenía una vida limitada antes. Ahora tengo libertad»/ Disminuye un tercio el número de trasplantes en los primeros nueve meses, de 159 a 111 / Pese a la remontada de operaciones en julio, vuelven a descender los donantes en la segunda ola
En medio del naufragio generalizado, Pilar encontró un asidero. Porque es consciente de lo trágico de este 2020, afirma con cierta timidez algo poco frecuente en estos tiempos de coronavirus: «Al final, este va a ser mi año» .
- El riñón es para ti. [Le informó la facultativa] Tenemos que prepararte para operar.
Mientras la mayoría de la sociedad trata de adaptarse como puede a una nueva realidad cada vez más restrictiva y cambiante, esta salmantina no ve alteradas en exceso sus costumbres. Al revés, recupera «libertad» . «Vuelvo a tener una vida como la que tenía antes. Me he tenido que adaptar menos que los demás porque estaba muy limitada por la diálisis».
La noche de este 21 de julio no tuvo tiempo de dormir. Pasaban varios minutos de las tres de la madrugada, pero no había en Pilar ni pizca de sueño. Ni un bostezo. Su energía se concentraba en calmar sus expectativas , por si cuando la doctora entrara en su habitación su gesto delataba malas noticias.
A las seis entró en quirófano.
Cuenta Pilar que no reaccionó con excesiva expresividad porque le pilló a contrapié. Envueltos en la espiral del virus la noticia resultó inesperada. «Me quedé paralizada. Con la pandemia, me había hecho a la idea de que este año tampoco habría trasplante, de que se retrasaría más . Pero, mira, qué suerte equivocarme».
No estaba desencaminada. Las cifras de trasplantes en Castilla y León se resienten por la Covid-19 . Estas intervenciones en la Comunidad descienden un tercio en los primeros nueve meses del año respecto a 2019 . De enero a septiembre se realizaron 111 trasplantes frente a los 159 de ese mismo periodo del ejercicio anterior.
La diferencia sería todavía mayor si no fuera porque antes del primer estado de alarma, en enero y febrero, aumentaron los datos interanuales y, como se puede ver en el gráfico adjunto, se realizaron más que en 2019. «Esperábamos mejorar los números del año pasado porque no fue bueno y porque empezábamos muy bien. Pero no pudo ser», apunta Pablo Ucio, coordinador de Trasplantes de Castilla y León.
Durante los meses de confinamiento domiciliario, con las ucis desbordadas y los hospitales saturados, estas operaciones fueron testimoniales. En abril se efectuó uno cardíaco y en mayo, dos. «Normalmente hacemos entre todos los centros de la Comunidad 20 trasplantes al mes», precisa el coordinador autonómico.
Cuando parecía que la actividad se estabilizaba porque acabaron el primer semestre con cifras cercanas a las del año anterior, con el mes de julio incluso superándolo con 23 operaciones como la de Pilar (por las 21 del mismo mes de 2019) y habían «recuperado la actividad normal prácticamente en su totalidad», surge la segunda ola.
Con la reactivación de los contagios desde finales de agosto y el progresivo descenso de la movilidad vuelven a reducirse los trasplantes casi a la mitad .
Pero existen diferencias significativas respecto al inicio de la pandemia. Disponen de protocolos y de espacios . De hecho, pese al aviso de Sanidad de que si la curva no revierte colapsarán los hospitales en pocos días, Pablo Ucio explica que, «a día de hoy, aunque todo es cambiante y depende de la ocupación de las ucis y de cómo se evolucione, los trasplantes se están realizando, aunque no ha llegado la normalidad del todo».
El coordinador autonómico indica que desconocen la causa de esa bajada en las últimas semanas. « No sabemos muy bien por qué, no es porque no haya camas, a lo mejor por la reducción de la movilidad u otra razón, pero en agosto volvió a descender el número de donantes , como ocurrió al principio, que desapareció la patología que genera más donaciones: los accidentes cerebrovasculares graves, que conducen a la muerte encefálica».
Aunque la incidencia de la Covid-19 agrava por momentos la situación de los hospitales de Castilla y León, Pablo Ucio detalla las diferencias respecto a marzo. «Entonces se restringieron trasplantes por seguridad, porque no teníamos claro cómo se comportaba el virus, y eso condujo a que los que no fueran urgentes se pararan voluntariamente».
Sin embargo, prosigue, « ahora no hay problemas de seguridad porque nos ha pillado preparados . Existen circuitos libres de Covid, se reservan unidades de reanimación al margen. Hay protocolos que en marzo no teníamos . Hay un plan, se trata de mantener la actividad de trasplantes como actividad esencial porque el donante que se pierde no se puede recuperar», expone, a expensas de la presión asistencial de los centros hospitalarios en las próximas semanas. «Trataremos de evitar llegar a los niveles de antes».
Desde las asociaciones autonómicas y provinciales castellanas y leonesas de pacientes trasplantados o en lista de espera exponen que la situación actual provoca cierta inquietud , tanto en quien recibe la esperada llamada porque hay un órgano potencialmente compatible con él, como por quien se mantiene a la espera.
No obstante, al conocer de primera mano los protocolos que en primavera no existían hay más calma que entonces.
«Esperamos que no se paralicen del todo. A lo mejor se reducen, pero hablamos de una pandemia. Hay que entenderlo. Tenemos garantizados espacios y medidas de seguridad que antes no teníamos y las cifras de trasplantes no están mal», afirma María José Sánchez, presidenta de la Asociación Para la lucha contra las enfermedades de Riñón (Alcer) en Salamanca.
Pilar da testimonio de esos temores extendidos entre pacientes crónicos y también recién trasplantados . Cuando España estaba completamente confinada, salía cada tres días al hospital para su sesión de hemodiálisis de cuatro horas . «Daba sensación de agobio. Veíamos estresadas a las enfermeras, con prisa, preocupación, nervios...», relata quien forma parte de esa población considerada de riesgo, antes por el tratamiento y ahora por estar inmunodeprimida debido a su nuevo implante.
«Intento no pensar en riesgos. Antes que por la pandemia, estoy preocupada por mi enfermedad, porque no falle el riñón, porque todos los niveles estén bien, me estabilice y ya no tenga que acudir una vez por semana. Me agobia más eso que el contagio porque pongo medios, procuro tener cuidado y no estar obsesionada. Si no, no estaría tranquila en ningún sitio», cuenta esta mujer de 56 años, que porta doble mascarilla. Una FPP2 y encima una higiénica.
Para ella, los domingos siguen siendo tardes «de nervios» . Al día siguiente toca control.
Sabe lo que es que un riñón deje de funcionar correctamente porque esta no es su primera oportunidad de volver a empezar, sino la segunda. «Hace doce años me fallaron los dos riñones». Le trasplantaron el derecho, pero al año empezó a dar problemas: «Tuve un rechazo y desde entonces funcionaba mal pero más o menos, hasta que hace 20 meses no hubo otra opción que empezar la hemodiálisis» .
Ahora la suerte se la juega al lado izquierdo. «Ya tengo experiencia en eso y si vuelve a suceder no sé qué pasaría. Estoy un poco inquieta, pero, a la vez, no lo llevo mal. Soy más mayor que la primera vez y piensas que tienes menos posibilidades así que la emoción fue doble. Otra oportunidad de que mi vida pueda ser normal».
Su serenidad se la da lo vivido . El cierre del país le pilló donde tantas horas echó, en la sala del hospital. Tuvo que hacer un control que nadie podía hacer por ella: «Al principio de que surgiera el virus tenía más miedo. Iba por el hospital temiendo encontrarme con alguien o tocar algo, pero hay que aprender a vivir con ello porque si no, se pasa todavía peor».
El coordinador autonómico de Trasplantes señala que «los enfermos trasplantados se han infectado de coronavirus con relativa frecuencia, como otros crónicos». « Se contagian con más facilidad que la población sana y tienen una mortalidad alta , aunque, por suerte, en Castilla y León la mortalidad en trasplantados ha sido más baja que en otros lugares de España, donde alrededor del 25% de los trasplantados infectados de Covid fallecieron».
Matiza que se contagiaron «sobre todo quienes se sometieron al trasplante hace tiempo, no recientes» .
Sobre la seguridad, Pablo Ucio subraya dos cuestiones fundamentales. La primera es que «no se ha objetivado en el mundo que se haya infectado ningún receptor por un órgano de un donante», y, la segunda, que «los equipos médicos valoran siempre cada situación individualmente». «Cuando se llama para un trasplante es porque se analiza el riesgo y se estima que el riesgo de no trasplantar es peor que el de contagio por Covid».
Apunta que «a día de hoy en Castilla y León se puede trasplantar». «Ya veremos cómo se avanza» , agrega.
Mientras, el avance de Pilar va a contracorriente del coronavirus.
Estaba acostumbrada a no poder moverse ni hacer planes como cualquiera. «Entiendo que las restricciones por el coronavirus impactan más en otras personas. Yo ya estaba limitada. No podíamos apenas viajar por la diálisis, salvo organizándolo con mucho tiempo y buscando que me atendieran en otro hospital», comenta quien sueña con el día en que pueda «coger el coche» con su marido e irse «donde sea».
«Trato de no agobiarme más de la cuenta. Cuando los controles estén bien, seguiré adelante con ilusión, que para eso se me ha dado esta opción. ¿Cuántos años? No lo sé. Cuando llegue ese puente ya lo pasaré . Tengo una libertad que no tenía. Una oportunidad ».