CRIMEN MACHISTA
El asesino de Andrea en Burgos dejó el cuerpo en la habitación y se lo llevó cuando el niño dormía
Jaime Vélez estranguló a la joven el pasado 16 de marzo y después trasladó el cadáver a un paraje a 40 kilómetros

Imagen del lugar donde escondió el cadáver el asesino confeso
Jaime Vélez, el asesino confeso de Andrea Bejarano el pasado 16 de marzo en Burgos, dejó el cadáver de la joven en una habitación de la vivienda de la carretera Poza que ambos compartían y esperó a que el hijo que tenían en común se fuera a la cama para trasladar el cuerpo a un paraje en Salinillas de Bureba.
La investigación de los agentes de la comisaría de Policía en Burgos, según las fuentes consultadas por este periódico, trabajaba con la hipótesis de que el traslado del cadáver se hizo de forma inmediata y que no lo movió del lugar donde se produjo el crimen. Las posteriores indagaciones han determinado que, según esas mismas fuentes, el cuerpo sin vida de la joven de origen colombiano estuvo en la vivienda junto a su asesino y el hijo de ambos.

León
Luto por el crimen de León: La Robla llora la muerte de su vecino de Sorribos de Alba
Diario de Castilla y León | El Mundo
Lo que sí determinó también la investigación policial es que el asesino confeso esperó a que el niño que ambos habían tenido en común se durmiera para realizar el traslado del cuerpo al paraje de la localidad burebana.
Cuando el niño estaba dormido, Jaime Vélez cogió el cadáver y lo metió en su vehículo para recorrer los más de 40 kilómetros que separan el domicilio de la carretera de Poza del paraje natural de Salinillas de Bureba. Una vez allí, dejó el cadáver de Andrea en un lugar «muy bien oculto» cerca de Salinillas, localidad que la pareja había visitado con anterioridad y con la que tenían «vínculos emocionales».
Un paraje que está cerca del santuario de Santa Casilda. De hecho, sin la propia confesión del asesino confeso, los agentes de la comisaría de Burgos encargados de la investigación habrían tenido muchas dificultades para localizar el cuerpo de Andrea, que estaba semienterrado y «muy oculto».
Cuando regresó de Salinillas de Bureba no acudió de inmediato a la comisaría para denunciar su desaparición. No fue hasta última hora del lunes 17 de marzo que acude a la comisaría de la avenida de Castilla y León para presentar la denuncia por su desaparición. Desde ese primer momento, despertó las sospechas de los agentes. Algo no cuadraba, así que no tardó en convertirse en el principal sospechoso.
A partir de ese momento, los agentes de la Brigada de la Policía Judicial empezaron a someter a un exhaustivo interrogatorio para tratar de revelar lagunas en una denuncia de desaparición que les ofrecía muchas incongruencias.
Además, los investigadores manejaban información sobre el acusado y la víctima que les permitía tirar de un hilo, como que la pareja estaba en proceso de separación, aunque compartían el piso de la Carretera Poza. Esta situación de la pareja ya rota desde hacía tiempo, en la que, según las fuentes consultadas, él aún albergara la posibilidad de recuperar la relación pudo desembocar en una discusión que acabó con el fatal desenlace.
En busca de posibles contradicciones y analizando al detalle su actitud no verbal, el interrogatorio se prolongó durante horas hasta que Jaime Vélez acabó confesando, al filo de la madrugada, que había asesinado a Andrea. Se acabó derrumbando y relató que el homicidio había tenido lugar en el domicilio que ambos compartían, en Burgos capital, junto a su hijo de 7 años.
En este punto, la pericia de los agentes que llevaron el interrogatorio fue fundamental no solo para que acabara confesando el crimen sino para darles más información sobre qué había hecho con el cadáver de Andrea. La investigación determinó que la joven fue estrangulada con una prenda vestir, concretamente la parte de arriba de un pijama, con el que apareció sobre el cuello.
El asesino confeso trabajaba en el Ejército, concretamente en la base militar de Castrillo del Val. La víctima, por su parte, era técnica de laboratorio en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU). Ambos de origen colombiano -él de Zarzal y ella de Cali-, poseían nacionalidad española.