Diario de Castilla y León

«Cuando salga del hospital mi padre quiere celebrarlo con un solomillo»

Amancio Hernando lleva desde el pasado jueves en planta en el hospital de Burgos tras ser trasladado desde la UCI donde pasó 117 días / Le queda una larga recuperación

Amancio se encuentra ya en planta donde se recupera de las secuelas que le ha dejado el virus, incluida la pérdida de más de 20 kilos de peso. ECB

Amancio se encuentra ya en planta donde se recupera de las secuelas que le ha dejado el virus, incluida la pérdida de más de 20 kilos de peso. ECB

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L. VELÁZQUEZ / M. CASADO | ARANDA / BURGOS
Valladolid

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Ilusionados, felices y conscientes de que tienen una nueva oportunidad de vivir la vida en familia , como siempre han hecho. «Está muy sumidito y casi no puede mover los brazos pero ya nos lo han dicho los médicos: tenemos que tener paciencia porque estas recuperaciones van lento. Ahora digamos que le queda lo más duro», explica su hijo, Ángel Hernando.

Su padre, Amancio , entró en el hospital de Burgos con 95 kilos de peso. Hoy apenas supera los 70. «Ha perdido toda la masa muscular pero nos han dicho que con tiempo se recuperará al 90- 95%», confía a sabiendas de que los cuidados del fisioterapeuta serán determinantes en esta nueva etapa.

El reencuentro, asegura, fue emocionante. Y es que, después de 117 días es casi un milagro . «Yo creo que ha sido la persona que más ha estado en la UCI y ha logrado salir. Estamos muy contentos», celebra sin olvidar a su madre, quien en estos largos meses lo «ha pasado muy mal».

«Al final estaban siempre juntos y lo ha echado mucho de menos».

Su suerte fue distinta. Mientras Amancio requirió un traslado urgente a Burgos para ingresar en la UCI , ella solo tuvo algo de fiebre y pasó la enfermedad en casa recluida. «Tanto ella como mi tío cuando les hicieron las pruebas ya lo habían pasado.  Yo ni siquiera di positivo. Tiene que haber algún factor porque mi padre sólo tenía una pequeña hipertensión previa que cuidaba con medicina diaria», analiza.

El paso por la UCI no ha sido fácil. «Casi todo el tiempo estaba dormido pero sí recuerda que le cuidaban todo mujeres». El jefe de la UCI, José Manuel Fernández Ratero , por su parte, recuerda el tesón de este paciente, su combatividad y el esfuerzo que le han dedicado todo el personal de la unidad.

Hoy ya en planta la familia arandina respira más tranquila . «Me gustaría agradecer a todas las personas que han estado pendientes de mi padre y de nosotros; han sido muchos y eso la verdad, reconforta. Mi padre es una persona muy querida».

Trabajo en la funeraria

La familia regenta la funeraria de Aranda , que como las de Segovia, Ávila o Ciudad Real habían servido de refuerzo durante los momentos más duros en cuanto a las víctimas mortales de la epidemia ante el colapso de las funerarias de Madrid. Tanto Servicios Funerarios Arandinos como Funelca cooperaron en tareas de incineración durante semanas. Mientras la empresa se enfrentaba a esa situación Amancio seguía luchando por su vida en una cama de la UCI, aislado de la familia ya que en la unidad de críticos no se admitieron visitas y los únicos contactos fueron por vía telefónica y ocasionales. 

Su hijo seguía trabajando desde Aranda , llevando el negocio que tuvo que dejar el padre por el virus y confiando en un milagro que se ha convertido en realidad. 

Al menos en parte. Ya que, aunque el estado de Amancio ha dejado de ser crítico, aún le queda por delante un largo periodo de recuperación hospitalaria.

Sin saber en qué momento dejarán el hospital para volver a casa, Amancio cuenta los días para disfrutar de un buen solomillo. «Mi madre le dijo que lo íbamos a celebrar con una mariscada pero nada, él quiere un solomillo» , termina con la esperanza de que su padre se recupere pronto y el tiempo y los cuidados le devuelvan la salud y el buen aspecto, ya que los estragos de la enfermedad han dejado secuelas en su fisonomía por la perdida de peso. 

«Lo hemos pasado muy mal» , advierte el hijo con la mirada puesta sobre todo en los primeros días cuando no tenían contacto con su ser querido. Ahora quieren olvidar y prefieren, incluso, que a Amancio se le vea la cara en las fotos cuando esté más recuperado.

«Muchísimo esfuerzo»

Tras cinco días sin ayuda de ventilación mecánica para respirar era el momento. Amancio pasaba salía de la UCI de Burgos donde ha pasado una batalla sin cuartel contra el virus Sars-COV-2 desde el día siguiente de que el Gobierno decretara el Estado de Alarma hasta el pasado 9 de julio en el que fue despedido entre aplausos del personal de cuidados intensivos de Burgos para acceder a planta. 117 días de ingreso «de muchísimo esfuerzo», explica el jefe de la UCI, José Manuel Fernández Ratero.

Desde el punto de vista médico es todo un reto sacar adelante a los pacientes donde a un problema grave, se le sucede otro. «Él es muy combativo y junto al apoyo de su familia y sus ganas de luchar han salido adelante», explica sobre el paciente que más tiempo ha estado en la UCI del Hospital Universitario de Burgos. «Es una situación que pone a prueba al ser humano, superar tantos problemas, a cada cual más grave y, en ocasiones, con la vida pendiente de un hilo», explica el jefe de la UCI, donde ya sólo queda un paciente ingresado por complicaciones del coronavirus.

El paciente récord llegó al Hospital Universitario de Burgos procedente del Santos Reyes de Aranda de Duero, donde lo intubaron de urgencia y lo enviaron en UVI móvil con un problema inicial agudo que pasó a ser crónico y se presentaron múltiples complicaciones que obligaron a una traqueotomía y a ventilación mecánica. Problemas cardiacos, renales, nutricionales y musculares. Pero el tesón de Amancio ha permitido superar toda esa problemática.

Lo que se ha podido observar en la atención a los pacientes de Covid-19 más graves es que la patología más común ha sido el distrés respiratorio agudo, ya que el virus produce una inflamación de los pulmones. En ocasiones este fallo respiratorio requería ventilación mecánica para superar el episodio y, en otros, se producen fallos multiorgánicos donde la atención requiere ir sustituyendo las funciones de esos órganos hasta superar el proceso.

En cuanto a las secuelas no está claro el pronóstico. «Como es la primera vez que nos enfrentamos a este virus no sabemos muy bien cuál es la situación en la que queda, para empezar un largo camino de rehabilitación porque los pacientes salen muy debilitados y más en una larga estancia, pero muchos han vuelto a la UCI por su propio pie y vuelven a la situación previa a la enfermedad», explica Ratero.

Los 117 días que ha superado Amancio «no son lo habitual» ni mucho menos. En la UCI de Burgos la estancia media de los 106 pacientes que han pasado por la unidad son de 9,43 días aunque la mayoría no pasa más de una semana hasta llegar a planta. Ahora mismo queda un paciente Covid, tras la salida de Amancio. A pesar de lo duro del proceso «la supervivencia es muy alta».

La situación en los meses de marzo y abril, Amancio ya estaba ingresado, fue dura en la unidad. Con 26 camas de manera habitual llegaron a utilizar 86 y había un plan para alcanzar más de un centenar. Para ello se habilitaron, según fueron siendo necesarias, espacios en la unidad de críticos, Urpa y Quirófanos de Bloque C. Al mismo tiempo el equipo médico, que ha trabajado hasta 60 días seguido sin librar, se ha reforzado con 17 doctores y 22 enfermeros y auxiliares.

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