Abel Caballero, el alarde que no cesa

Abel Caballero.
POR SI HABÍA alguna duda de que, en su afán por alardear, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, no pierde la oportunidad de ofender a Castilla y León, el regidor se hizo un vídeo en el estreno de la supresión de paradas en nuestra comunidad para acortar los tiempos de viaje del AVE gallego. Es su naturaleza. La de conjugar únicamente la primera del singular. El yo, me mí, conmigo. Es el colofón a la arrogancia que estrenó tras el encuentro, en marzo, con el presidente de Renfe donde le dio instrucciones.
Pero su alarde no se queda sólo en la mofa. También recurre al sarcasmo y al desprecio hacia los rectores ministeriales, agradeciendo al presidente de Renfe y al ministro Puente que atendiera sus plegarias para dejar sin paradas a Sanabria a costa de cumplir sus afanes de unir Vigo y Madrid en tres horas por AVE.
La constatación de todo esto es el comunicado de Renfe, tras la reunión con el regidor vigués, que anunció que no suprimiría paradas. Renfe incumplió su palabra y mintiendo con membrete oficial para darle gusto al vigués. Al que, por otra parte, el PSOE de Castilla y León sigue sin intentar poner en su sitio, pese a los ejercicios circenses que está haciendo para estar repicando y en misa. Es decir, siendo sumisos al ministerio y Abel Caballero, al tiempo que se manifiestan junto a los zamoranos en contra de la supresión de paradas. Las urnas, y no otra cosa, les pondrán en su sitio y les explicarán que los ciudadanos no son tan imbéciles como para admitir que en política se pueda soplar y sorber al mismo tiempo. Tampoco les importará demasiado, a la vista de que el PSOE zamorano, como el de otras provincias, es un verdadero erial electoral. Quizá esa sea la pretensión de sus dirigentes. Cuántos menos seamos, a más tocamos, en el reparto de poltronas parlamentarias y otros menesteres ministeriales.
En cualquier caso, tanto las Cortes de Castilla y León, chiringuito de egos y sueldos sin solvencia parlamentaria, como la Junta de Castilla y León deberían emitir sin demora una declaración institucional para poner coto y freno a tanto insulto y desprecio innecesario como está perpetrando Abel Caballero contra esta comunidad, y especialmente contra zamoranos, vallisoletanos y segovianos, que son a quienes afecta directamente la supresión de paradas.
Declaración institucional refrendada en un caso por el consejo de gobierno y en el otro por el hemiciclo. Dando la posibilidad a cada grupo para que se retrate. Especialmente al socialista, que en este asunto está en serias dificultades para nadar y guardar la ropa. Este es un asunto verdaderamente de comunidad, que afecta directamente a la vida cotidiana de los ciudadanos, pero también a la dignidad contra la que atenta a diario el alcalde vigués, al que hay que pararles los pies, ya que los trenes ha asumido Renfe que no se los va a parar para dar rienda suelta a su afán populista para seguir engordando su ego, y seguramente sus urnas, en su reino municipal, que es lo que le preocupa.