Diario de Castilla y León

Creado:

Actualizado:

Al abuelo Gordiano no le vacilaron los del fisco de su época. Cuentan en casa que viniendo del pueblo de al lado con una cántara de vino en las alforjas del burro, al llegar al fielato le echaron el alto y le pidieron los reales establecidos por esa mercancía que venía de fuera. El abuelo Gordiano dijo que no pagaba. El del fielato, que no pasaba. El abuelo se salió con la suya. Con mucha paciencia se sentó en la cuneta y se fue bebiendo el vino de la cantarilla. Al final, pasó y no pagó. Eso sí, algo perjudicado. Estampas en blanco y negro que me vienen hoy a la memoria con tanto arancel arancelario. El que esté libre, que levante las manos del teclado. No, no he buscado la palabra arancel en la Wikipedia. Me sale Trump por todos los sitios y me abrumo. En casa dicen que los americanos del norte se han puesto farrucos y que, si queremos meter productos y géneros en su país, pues eso, que tenemos que pagar diezmos a manta. Y lo jodido es que llevábamos décadas intentando entrar en los Estados Unidos de América con el aceite de oliva, con el jamón ibérico y con los vinos. Resulta que cuando la cosa no iba del todo mal, viene el rubio republicano y la manga parda. Es curioso que los que se inventaron el capitalismo y el mercado libre se pongan palos en las ruedas. Lo peor es que los que descarrilamos somos los demás. En fin, el mundo está loco. Es como si todo entrara en el saco y no saliese. Ucrania sigue sangrando, la franja de Gaza en escombros y Europa buscándose a sí misma. Tiene bemoles el asunto a estas alturas. Pienso que con estas turbulencias hay quien dice que nuestro sector del automóvil peligra. Pues a construir tanques y balas, que lo pagan bien, no nos vaya a coger desprevenidos. Aunque en casa dicen que deberíamos hacernos fuertes en lo nuestro, en el monte, en la huerta, en la agricultura y sobre todo en la ganadería que, junto a las minas, siempre quitaron hambrunas y crearon empleos y viviendas para los trabajadores rurales. En fin, ya puestos a desbarrar porque no ponemos en marcha los fielatos. Ojo que todavía yo he visto las casetas en ruinas de algunos de ellos. Estaban en las entradas a las poblaciones y, según las leyes del momento, era el lugar en el que cada cual pagaba al funcionario los derechos de consumo. Que no lea esto la Montero que se nos viene arriba. Si eres de pueblo, pregunta en el bar y te dirán que eran unos casetos encargados de recaudar los llamados "consumos", un impuesto implantado a mediados del S. XIX. Montero, no leas. El nombre de fielato viene del "fiel", la aguja de las balanzas. Eso sí que era controlar el tráfico de mercancías. Habrá que recuperar los fielatos. Al tiempo.

tracking