Diario de Castilla y León
Abel Caballero

Abel CaballeroE.M.

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SEGURAMENTE el alcalde de Vigo, que goza de una de las más sólidas y apabullantes mayorías absolutas de España, esté más que legitimado para pedirle a la Renfe y, de paso al ministro competente, el vallisoletano Óscar Puente, que el AVE con Madrid aligere los tiempos. Incluso en un alarde de luces y colores, Abel Caballero, puede pedirle a la Renfe que conecte Vigo y Madrid a la velocidad de la luz. Pedir imposible y ejercer el populismo doméstico no es incompatible con la política. Es más, cotiza y da votos. A la vista está.

Para lo que no está legitimado, e incluso le denigra como político y como persona, es para esgrimir recortes contra ciudades ajenas en sus deseos de acortar los tiempos de viaje entre Vigo y Madrid, que a él se le hacen largos. Que piense cómo se le harán de soporíferos a los del Bierzo o los de Soria, por ejemplo, que ni tienen AVE ni Dios que lo fundó. Y no hay visos de que asome por allí. No está de más alzar la vista, aunque la talla política sea escasa, para comprobar que ante las deficiencias propias están las penurias ajenas.

¿Se imaginan que ese mismo planteamiento se hubiera hecho desde el otro extremo? Es decir, desde Madrid, y hubiera sido Ayuso la que le pidiera a Puente que la Renfe suprimiera paradas en Segovia, Medina del Campo, Zamora o Sanabria para que los madrileños pudieran ir a Vigo a pegarse una mariscada y volver en el día sin pasar el tiempo en apeaderos de pueblo. ¿Se lo imaginan? ¿Se imaginan las volteretas que estaría pegando el ministro y el séquito de Moncloa contra la presidenta de Madrid? Pues justo a la inversa del silencio mostrado con la temeridad de un alcalde que se ha comportado como un iluminado de nuestro tiempo.

Es que hasta a la Renfe le costó articular una desautorización con el barón gallego, que manda en el PSOE más que un ministro. Y no lo hizo, a través de nota de prensa, hasta que la polémica empezaba a crecer en internet y el presidente de Castilla y León exigió una aclaración a la compañía que hoy preside quien fuera gerente de los autobuses y la movilidad de Valladolid, Álvaro Fernández Heredia. Para otras cosas que no le competen, como la movilidad de Valladolid, está más raudo y dispuesto.

Pero, inexplicablemente, el que más pelo político va a dejar en semejante desaguisado es el nuevo secretario general del PSOE de Castilla y León, Carlos Martínez, hegemónico alcalde de Soria, que no ha tenido más ocurrencia, o no le han dejado, que alinearse con la estupidez convertida en ofensa de Abel Caballero. Dentro de unos meses, cuando tenga que recoger votos más allá de la capital soriana, cosechará lo sembrado. Ha tenido la oportunidad de ser leal con la responsabilidad de su nuevo cargo y la ha desaprovechado. La exigencia del alcalde gallego, pretendiendo arruinar a prójimos con populismo local, merece la contundencia que tiene el encendido navideño de la ciudad de Vigo. De ideas la política anda escasa, de iluminados, sobrada.

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