El empeño del consejero de Sanidad en las listas de espera da sus frutos

El consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez.
ES INNEGABLE y constatable el empeño que está poniendo el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, y su equipo en atacar una de las lacras de la Sanidad: las listas de espera quirúrgicas. En 50 días las ha reducido en los apenas tres años que lleva al frente del área, por mucho que tal aliviado le escueza a sus antecesores, que intentaron perpetrar el destrozo de la sanidad pública en Castilla y León tal y como la concebimos, desde la dispersión, la extensión, la ruralidad y la complejidad que todo ello conlleva. Otros 13 días han bajado los tiempos de espera medios el último trimestre. Y si se ha hecho, en parte, a golpe de conciertos con clínicas privadas, bienvenido sea. A los pacientes lo que les interesa es que se aceleren sus procesos, siempre y cuando se haga con garantías. Para eso pagan sus impuestos. ¿O es que no hay seguridad privada, sin ir más lejos, en los servicios, inmuebles y dependencias de la Junta, y nadie se tira de los pelos? El que quiera comunismo, siempre le quedará Venezuela, donde la gente se muere de hambre, de asco o a manos de la policía del dictador.
Y es cierto que aunque los desequilibrios entre hospitales siguen existiendo, y son notables, la acción de la Consejería de Sanidad los está atenuando y mermando. Esa también es una labor esencial. Porque todos los ciudadanos de Castilla y León tienen derecho a la misma sanidad, vivan donde vivan. Porque no se les discrimina en el pago de sus impuestos tampoco se debe hacer en la prestación de los servicios que reciben. Esencialmente porque lo de las medias es un engaño en toda regla. Nadie vive de la media de comerse seis pollos entre dos cuando uno se ha zampado 12 y el otro ni lo ha catado.
Los datos de listas de espera sí reflejan una situación a la que urge que la Consejería meta mano, y cirugía orgánica si es preciso. El Hospital del Bierzo. Sus tiempos de espera, el triple que el Clínico de Valladolid, la joya de la corona en esta materia, señalan que más allá de la falta de oncólogos, que es gravísimo, el centro berciano tiene un verdadero problema estructural. Los meses van pasando y al nuevo gerente, Juan Ortiz de Saracho, pronto se le pasará la prueba del algodón, porque por él parecen no pasar los días. Se quedan. Algo similar ocurre en Salamanca, el complejo más moderno de Castilla y León, dotado de todo, especialmente de médicos a cientos, los que no tienen otros. Y es el campeón de la espera quirúrgica en días y paciente. Tiene más que todo Valladolid. El cambio en la gerencia no parece haber hecho mella. En estos dos hospitales urge poner orden para que los datos sean acordes con la buena marcha general de las listas de espera.