Diario de Castilla y León

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¿Tanto alarde para una parida de ratones? El señor Tudanca me engañó como a un novato hace dos meses. Razón por la cual, el director de mi periódico debería imponerme un serio castigo. Como estamos en un mundo al revés, pues que me suba la asignación mensual para ver si afino más la puntería. ¿Saben que chorrada escribí aquí el pasado 19 de octubre? Pues una marrullería para hacer un ovillo donde no había hilo: que Tudanca, saltándose a Sánchez, se postulaba como candidato al liderazgo del PSOE en Castilla y León. Yo me lo creí, aunque le advertí que le cortaría la cabeza o lo que hiciera falta.

Esto fue lo que le lanzó a la cara entonces el «preñaíto», que dicen en mi pueblo, a su número 1 y tirano Sánchez: que no quería para Castilla y León directrices desde «un despacho de Madrid», que para conseguir este consenso de «transparencia» estaba recorriendo la Autonomía para agitar a las bases, y que se trataba de un compromiso serio e irreversible «que defienda y piense en Castilla y León, y sólo en Castilla y León». ¿Quién –¡oh fray Gerundio!– no va estar de acuerdo con estos principios tan campanudos?

¡Pues bah! Pura farfulla, pura morbidez blanducha de un farfallón colorista. Miren lo que dijo hace un par de días en su despedida con cien mil euros al año como procurador en Cortes: que entre dos conductores enfrentados gana «el que evita el choque», que el suyo, a pesar de diez años de fracasos, «es un balance de éxito» –¡hasta la victoria siempre, pasta y Sánchez venceremos!–, y que han sido dos coleguillas en empatía y en concubinato entre las élites: «He sido siempre su apoyo y él tendrá el mío». En suma, un enamoramiento de parturientas asistidas que, una vez quitada la cascaja, cualquier leña calienta.

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