PIEDRA DE TOQUE
En el limbo del juego político
Los días se agotan y la incertidumbre aumenta. El Gobierno y las aseguradoras han decido amargar las Navidades y el Año Nuevo a los funcionarios de Muface. Las negociaciones parecen en punto muerto. El Gobierno, a través del Ministerio de la Función Pública, ha hecho una oferta de tres años que, dado el silencio imperante y recalcitrante, no satisface a las aseguradoras. Así que, en el espacio dramático de 10 días, millones de asegurados pueden caer en el limbo del juego político en el que da igual la herida y la cura. Lo que importa es salvar, o conducir al infierno, a la gente según las exigencias mesiánicas del dictado político.
Ahora mismo muchos de esos funcionarios viven un infierno. Inimaginable. Se han paralizado consultas médicas y hospitalizaciones, y a los enfermos crónicos se les deniega, o se les restringe, la medicina hospitalaria. En un acto de roñería indecente, y en un cálculo de inhumanidad programada, te cuentan las píldoras hasta el día 31 de diciembre. A partir de esa fecha –como en el caso del Ela, o en el de las 900.000 personas dependientes que han fallecido esperando las listas de espera–, te puedes morir porque el limbo es la tierra donde los necios prosperan y el loco es un rey.
Así que es cierto: los funcionarios no se fían del Gobierno. Como para fiarse. Están entre dos dictaduras que curan al enfermo con ungüentos y placebos. En tiempos de Franco –y yo lo viví– era obligatorio pertenecer a la mutua de funcionaros que marchaba bien. Ahora, en tiempos de Sánchez –y también lo estoy viviendo–, quieren hacer obligatorio no pertenecer a Muface para que el sistema sanitario se hunda. Entre dictadores, el callar y el aguantar se extienden por la tierra y por el mar.