Obituarios Puente S.L.

LO QUE TIENE ser ministro gubernamental es que puedes decir lo que te pete sin complejos. Y si además de ministro eres Óscar Puente, puedes decir lo que se te ponga por los mismísimos sin necesidad de tuitearlo. Ahora Puente se dedica a cincelar obituarios anticipados. Sin ir más lejos ayer en público hizo el de Tudanca, políticamente hablando. Aunque también podría ser el epílogo y lo otro reservarlo para cuando no lleguen las primarias. No deja nada al azar Puente, Óscar. Es lo que tiene la sinceridad indisimulada. Ante el respetable en una de esas Conversaciones Políticas que organiza este periódico le alicató un acceso de salida al todavía secretario general de los socialistas de Castilla y León, con bypass a ninguna parte. Al mismo tiempo que exhibió la repentina devoción que profesa desde hace media docena de meses o más por la renovación encarnada en la figura del alcalde de Soria, Carlos Martínez Mínguez, un figura en toda regla. Así las cosas, Tudanca puede ir con las cartas boca arriba al encuentro con el regidor soriano para pactar su rendición. Aunque visto con sentido común de lo que hemos visto y oído, a Tudanca no le va a quedar más remedio que lanzarse al foso de las primarias y medir sus fuerzas y el apoyo que dice sentir frente al mandatario de capital de provincia más veterano de la política española. Son ya 17 años dirigiendo los designios de Soria. Su marcha será un alivio para los populares, que desde entonces no rascan bola y han consumido más candidatos y dirigentes en el intento que vidas Pedro Sánchez. Es lo que corresponde en honor a la honestidad. Eludirlas dejaría en muy mal lugar a un Tudanca desubicado desde que decidió convertir a su sombra en una piñata orgánica. Unas buenas primarias a cuchilladas es lo que necesita el PSOE de Castilla y León para que Mañueco convoque elecciones en primavera de 2026.