Diario de Castilla y León

Los hermanos Pérez, los últimos ganaderos trashumantes de Soria

Entre Navabellia en tierras altas y Trujillo llevan toda la vida pasando los inviernos en Extremadura con su rebaño de 1.500 ovejas, aunque han llegado a tener más de 3.000 animales

Los hermanos Pérez están hasta el viernes en Trujillo (Cáceres) con su rebaño de 1.600 ovejasHDS

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Son la quinta generación de una familia de ganaderos que lleva décadas pasando los inviernos primero en Andalucía y luego en Extremadura, y los únicos que quedan en Soria que siguen realizando la trashumancia con sus más de 1.500 ovejas. El próximo 19 de junio inician el regreso desde Trujillo, en Cáceres, hasta sus añoradas Tierras Altas de Soria. Los hermanos José Mari, Basilio y Ricardo Pérez permanecerán en su pueblo natal, Navabellida, hasta noviembre, donde retomarán el camino de vuelta con su rebaño hasta sus fincas extremeñas. Una tradición que finalizará con ellos si no encuentran relevo generacional. No obstante, ellos no tienen ninguna intención de jubilarse: disfrutan con su trabajo y estando en el monte con las ovejas.

A sus 68 años Ricardo asegura que mientras tenga fuerza y ganas, que las tiene, continuará con la trashumancia. Lo lleva haciendo toda su vida, desde que salió de la escuela, a los 15 años, siguiendo los pasos de su padre. «Mi hermano mayor, José María, empezó con 14 años, y Basilio más tarde, ya que estuvo dedicado al mundo de los toros».

Iban con otros pastores, en ‘sociedad’, dado que la mayoría tenían pocos animales, «unos 200 ó 300 como mucho». Al principio su destino era Andalucía, después Badajoz, luego Portugal, y desde hace más de 40 años, Trujillo, en Cáceres. Ricardo lo recuerda con nostalgia pero al mismo tiempo con el orgullo de seguir a día de hoy con un tipo de pastoreo que está declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y los únicos que quedan en Soria, una provincia con gran tradición trashumante, sobre todo desde Tierras Altas, pero también desde Urbión, Cebollera y Piqueras.

«Lo más importante es hacer lo que a uno le gusta, y yo vivo con ilusión siendo pastor; lo disfruto y no me aburro nunca», asegura Ricardo. Sobre todo porque «ha sido y es» su vida. En la actualidad cuentan más de 1.500 ovejas, pero han llegado a superar las 3.000.

Ya están pensando en el regreso a Navabellida, el próximo 19 de junio. Sus animales llegarán en camiones desde Trujillo a la estación del Cañuelo de la capital soriana, desde donde partirán andando hacia Tierras Altas, tras cruzar Soria el 20 de junio.

 Y ya al día siguiente está previsto que alcancen su destino. Una ruta que la Mancomunidad de Tierras Altas complementa desde hace años con paquetes turísticos que ofrece para participar en la actividad, con noches incluidas. «Cuando era pequeño la trashumancia se realizaba a pie, luego en tren hasta Soria y el resto andando, y desde que quitaron para la provincia el transporte en ferrocarril, en camiones», cuenta este pastor.

En Cáceres su día a día es «más cómodo» porque sus ovejas pastan en dos fincas cerradas que suman 750 hectáreas. Y con la ‘ayuda’ de cinco perros mastines, «más que suficientes» para su explotación. «No tenemos que estar todo el tiempo con el rebaño, salvo en tiempo de parideras, y con los corderos hasta que tienen más de un mes, para protegerlos de las alimañas». Así, durante el día van a ver cómo está el ganado y dan vuelta a todas las ovejas, pero poco más, porque además tienen buenos pastos.

Trujillo es su hogar durante más de siete meses, hasta que llega el calor, y toca trasladarse con los animales a Tierras Altas, con las temperaturas más frescas, donde permanecerán de junio a noviembre. En Soria el manejo es más complicado, con el monte abierto y sin vallar, de modo que hay que estar todo el día con las ovejas, sobre todo si hay que cruzar carreteras. Pero se organizan bien.

Su ganado lo comercializan en Extremadura, dado que sobre todo venden los corderos, y es en Trujillo donde nacen, a partir de diciembre. Su destino es el mercado árabe, por lo que demandan animales de cinco o seis meses, con pesos de entre 40 y 50 kilos. «A los árabes les gusta la carne de nuestros corderos porque pastan entre robles y encinas, y también se alimentan de bellotas: ecológico puro».

Aunque los tres disfrutan con su trabajo, reconoce Ricardo que les van pesando los años. Y de momento no tienen relevo generacional. El año pasado contaron con un pastor en prácticas durante tres meses, Carlos Redondo, gracias a un curso organizado por la Mancomunidad de Tierras Altas, que lleva años empeñada en que la comarca sea sostenible medioambiental y económicamente para garantizar su futuro.

Incluida en el Plan Integral de Desarrollo Inteligente y Sostenible de las Tierras Altas (Pidista), esta iniciativa le ha valido a Carlos para continuar en el oficio, en la actualidad en Tarazona (Zaragoza), aunque su idea es volver a su comarca soriana como pastor.

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