Ágreda
El cardo rojo eleva las previsiones ante una producción «excepcional»
Algunos cultivadores ya han comenzado a vender las primeras unidades, aunque esperan el pico fuerte desde el puente de la Constitución y la Inmaculada hasta las Navidades
La campaña del cardo rojo de Ágreda se presenta benévola ante una producción «excepcional» acompañada por la meteorología favorable desde la siembra, con lluvias abundantes en mayo que permitieron el asentamiento de las plantas, y que, ayudadas por el calor, han experimentado un crecimiento espectacular. El toque es ese color tan característico que adquieren cuando se cubren con la tierra, que acapara cada año la atención de más clientes.
Lo cierto es que se trata de un cultivo que requiere mucha mano de obra, culpable de que la producción lleve unos años estancada, pero la creciente demanda está animando a nuevos agricultores a probar esta temporada. Es el caso de Pedro Sevillano, con una finca de unos 8.000 metros cuadrados en Valverde de Ágreda en la que ha sembrado unos 900 cardos.
«Quería ver qué tal se daban como una alternativa a otros cultivos habituales», explica Pedro, quien reconoce que están «excepcionales». Los sembró la primera semana de mayo y se asentaron estupendamente gracias a las abundantes precipitaciones de mayo y junio. Cuenta que en el verano hubo que regarlos algo más, sobre todo las semanas de exceso de calor, porque se trata de un cultivo que requiere mucha agua.
Ya a finales de septiembre empezó a envolverlos con tierra, con ayuda de su hijo, «a 50 ejemplares por semana», para adelantar el proceso de estas unidades y empezar a sacarlas al mercado a mediados de octubre. De hecho, ya lleva vendidos un tercio del total. Y sus clientes: Además de Soria, de Navarra, Aragón y La Rioja. El grueso de los cardos los ha ido tapando este mes para que estén listos a partir del puente de la Inmaculada y la Constitución hasta Navidades, cuando se registra cada año el pico fuerte de ventas.
En cuanto a los precios, de momento los están sacando por kilos, aunque más adelante será por unidades, pero asegura que no compensa el trabajo que requieren, sobre todo el periodo de cubrirlos, que lo han hecho todo manual. «Hay otros cultivos hortícolas que necesitan menos horas, y aunque el precio de venta sea menor, hay más margen».
De momento va a esperar a que cierre la temporada para hacer un balance de su primer año y para plantearse repetir con el cardo en la próxima campaña: «Hay mucha demanda, pero el esfuerzo es muy grande».
Lo cierto es que la mayoría de los productores de Ágreda cuentan con una larga tradición en el cultivo del cardo rojo, como la familia Lasheras, que lleva más de 40 años: «Nuestro experto es Emilio Lasheras Cacho, conocido por su cultivo de cardos, ya que el sabor que adquieren es de exquisita calidad», señala su sobrino Dionisio Lasheras.
Reconoce que en estos últimos años, ha tenido una gran demanda por su denominación de origen y ser únicos. «La pena es que cada vez hay menos agricultores que los cultivan, ya que requieren un gran esfuerzo físico, muchas horas de dedicación».
Sí cree que por el momento la producción de cardos está asegurada, pero en un futuro con las nuevas generaciones es incierto, ya que la juventud tiene cada vez peor dedicarse a la agricultura, porque «no hay ayudas para este cultivo, se necesita tiempo, ya que prácticamente el trabajo es manual y el beneficio- coste no da para mucho». A su juicio, «habría que mecanizarlo y todo esto requiere una inversión que difícilmente se recupera».
Lo que tiene claro es que el cardo rojo de Ágreda es denominación de origen de esta tierra: «Hay en otras zonas imitaciones, pero no son iguales, ya que su sabor no se puede comparar. Son los únicos que se pueden hacer en ensalada, ya que al estar envueltos con tierra, y el frío de la zona les da ese sabor para poder comérselos directamente». Añade que «también se puede elaborar en caliente, como se cocinan en otros sitios donde los cultivan, pero no adquieren ese sabor para hacerlos en ensalada como en nuestra tierra de Ágreda».
También sigue pendiente generar el valor añadido en la localidad a partir de elaborados de cuarta o quinta gama, que es lo que busca el cliente en los lineales. Hasta ahora lo más complicado, dado que es un producto que tiene el inconveniente de su transformación y, por tanto, debe consumirse en fresco, directamente de la mata, por su oxidación.