En busca del Dorado de Serrada

Son guardianes de la tradición, albaceas del pasado que con rigor han mantenido las mismas prácticas tradicionales enológicas. “El vino es mucho más que un líquido, es legado inmaterial”, asegura Carmen San Martín, directora general de Bodegas de Alberto. Su bodega se emplaza en el casco histórico de Serrada, en una casa solariega que en tiempos pasados perteneció a los monjes dominicos que se establecieron en la zona en el siglo XVII. Tras la desamortización de Mendizábal pasó a manos de la familia Gutiérrez que a lo largo de cuatro generaciones han sido fieles a ese legado. “Volver a los orígenes es lo más innovador”, asegura Carmen, CEO de la empresa familiar, mientras recorremos las galerías subterráneas de 350 años de antigüedad. Su bisabuelo, Alberto Gutiérrez, fue el fundador de las bodegas y el auténtico emprendedor de la saga familiar. La recuperación de Alberto Dorado es uno de los mejores ejemplos de este emprendimiento de puertas hacia adentro y respetuoso con la tradición. Es la única bodega que ha mantenido de forma ininterrumpida desde los años 40 el método de elaboración de este vino.

Un trabajo y esfuerzo paciente a lo largo del tiempo que está viendo sus frutos siendo el vino más premiado de toda la Denominación de Origen. El último, el premio ‘Alimentos de España’, que otorga el Ministerio de Agricultura, y que recogerán en este mes de octubre. “Es la primera vez que un vino de la DO Rueda es reconocido con este galardón al ‘Mejor Vino de Licor’. Es un premio que nos ha hecho muchísima ilusión porque llevábamos nominados 5 ediciones”, destaca orgullosa Carmen al hablar de este hito.

DE ALBERTO DORADO

De Alberto Dorado es una de las más excepcionales joyas enológicas escondidas de toda España. Elaborado 100% con uvas verdejo, el verdadero secreto reside bajo el exclusivo método de crianza oxidativa en damajuanas expuestas al sol y posterior envejecimiento en soleras, conservando la madre de más de 80 años.

Con una producción muy limitada de menos de 6000 botellas anuales, su exclusividad le convierte en uno de los grandes tesoros vitivinícolas españoles, memoria embotellada desde el corazón de la DO Rueda.

Uno de los detalles más visuales y singulares de De Alberto es lo que llaman la ‘playa de damajuanas’. Allí, unas 10.000 damajuanas de cristal —de unos 16 litros de capacidad— se llenan hasta aproximadamente 12 litros de vino verdejo, para más tarde ser expuestas al sol y al aire libre. Este primer contacto con los elementos inicia la crianza oxidativa del Dorado.

Pasado ese período de exposición solar, el vino continúa su proceso en barricas bajo un sistema de soleras, conservando una ‘madre’ de más de 70-80 años. Esa combinación de elementos —crianza oxidativa solar, solera antigua con vino madre— aporta al De Alberto Dorado una personalidad singular: expresividad, complejidad aromática, frutos secos tostados, recuerdos de vainilla y pasas, cuerpo cálido y un final largo que permanece en boca.

De Alberto Dorado no es solo un vino: es memoria, es paisaje, es método, y es luz capturada en vidrio. Con su reciente premio de Alimentos de España, demuestra que el respeto al pasado puede convivir con la exigencia de la excelencia.

CATAS SONORAS

Una de las iniciativas más originales impulsada por la bodega son sus catas sonoras que celebran en los meses de septiembre y octubre; una cita que marida vino y música en un entorno único. 3 vinos, 3 estilos musicales, y una playlist personalizada, la simbiosis perfecta para disfrutar de la complejidad y amplitud del abanico vitivinícola de Bodegas De Alberto. Los asistentes pueden proponer canciones para dar forma a la playlist colaborativa de esta vendimia Catas Sonoras 2025, disponible posteriormente en Spotify.

De Alberto no es solo vino; es historia viva. Un viaje al pasado que podemos descubrir gracias a su variada oferta de enoturismo.