La cocina de la Roldana

No se necesita GPS. Este restaurante facundino está debajo del Santuario de la Peregrina. Un escenario que marca claramente a Cristina Laredo y a Paulino Estébanez desde que, en el otoño de 2011, abrieran el restaurante. Tuvieron el detalle de dedicarle la razón social a la escultora Luisa Roldán, autora sevillana de la talla de La Peregrina. Y otro detalle, esta vez en el interior, es el mural del pintor Marín de la Red, el artista de Cea. A Cristina lo de la cocina le viene de oficio y de familia. Su madre trabajó muchos años en el Peregrino cuando este era restaurante. Y ella, también. Por eso, domina como nadie las alubias con codorniz, los puerros con bonito y vinagreta, el rabo estofado, el bacalao a la bilbaína y las mollejas de ternera y de lechazo. Se agradece que el puerro de Sahagún llegue a la mesa con distintas versiones. Siempre, bacalao al ajo arriero, carnes rojas y tablas de carne y marisco. Cristina y Paulino aparecen en el mural del comedor, con guiños a La Peregrina y a la tauromaquia, y son fieles a la responsabilidad de mantener una infraestructura gastronómica que permite a peregrinos, visitantes y locales disfrutar de un generoso menú de doce euros a diario y 20 euros los festivos. No faltan entre su oferta de vinos, los rosados y tintos de la Denominación de Origen León, algún albarín blanco y mencías bercianas, entre otros. Lo mejor del restaurante La Roldana, en Sahagún, es que se respira autenticidad en la comanda y en el establecimiento. La Peregrina lo invade todo, igual que la amabilidad de dos profesionales de la hostelería que garantizan atención, rapidez y generosidad en los platos. Cristina pertenece a la Hermandad de la Virgen Peregrina y Paulino es el hijo del célebre Chivero. De ahí que él siga abriendo la puerta de chiqueros después de las comidas en días de toros. La Roldana es un magnífico ejemplo de la cocina rural, terracampina y leonesa. Buen Camino.