BODEGAS MEÓRIGA (MAYORGA, VALLADOLID)
La esencia del Cea renace en Meóriga

David Urquizu, presidente y director comercial de Meóriga, junto a Óscar de La Viuda, director gerente, bajo la bóveda de la cooperativa, patrimonio industrial del vino regional.
Hoy están al frente del proyecto dos mayorganos. Dos jóvenes ingenieros agrónomos de la cantera de INEA. David Urquizu, inquieto y visionario que apostó desde la dirección del proyecto por los vinos de Mayorga, y Óscar de la Viuda, al frente de la gestión de una bodega que mantiene ocho puestos fijos de trabajo y vende 800.000 botellas de vino. El enólogo David Cabezón cierra el triunvirato de quienes rescataron la esencia de la desaparecida Ribera del Cea. La prieto picudo en tintos y rosados, con una expresión moderna en la copa, unida a los blancos de albarín, definen hoy la oferta de los vinos con DO León. Pero el éxito ha sido la aceptación de los mercados de su blanco semidulce Esencia 27 de uva verdejo y amparado como Vino de la Tierra de Castilla y León.
Este vino supone prácticamente el 40% de la producción que, no tardando, se acercará al millón de botellas. Las nuevas instalaciones de la bodega Meóriga son hoy todo un ejemplo en la rehabilitación y puesta en valor de una arquitectura del vino dentro de la estructura de la cooperativa que forma parte del patrimonio industrial enológico. Actualmente las nuevas salas de elaboración, etiquetado y crianza se enmarcan en el espacio diáfano bajo las cerchas de la enorme bóveda original donde conviven los depósitos de hormigón utilizados hoy y los de inoxidable. Un pequeño bar comedor, una sala de catas y una estancia para recibir a profesionales y visitantes, convierten a Meóriga en una apuesta enoturística.
Han pasado décadas del nacimiento de la vieja cooperativa. Aquella que tomó su razón social como Ribera del Cea, la comarca vitivinícola del mapa del vino del Ministerio. Pero fue en el 64 cuando los mayorganos y muchos agricultores de la comarca hicieron un último intento para rentabilizar su trabajo en las viñas. Ya no les engañarían los almacenistas con el precio de la uva. La bonanza duraría poco. A finales de los ochenta, una nueva etapa en los vinos españoles obligaba a hacer una nueva apuesta. Había que impedir que se abandonaran las viñas y que se arrancasen las cepas.
Nacía en Castilla y León un nuevo periodo del vino de calidad y, con él, los cambios en las técnicas enológicas y criterios más selectivos en las prácticas culturales de la vid. El enólogo, el equipo de frío y una nueva mentalidad en el cuidado del ciclo vegetativo y la vendimia. Fue entonces cuando un grupo de jóvenes respaldados por una masa social de cooperativistas, todavía ligados a la bodega de todos, arremetió con el salto al futuro. Y así se inició la plantación de 50 hectáreas en espaldera. Fue la materia prima con la que se iniciaba una nueva etapa de Meóriga, nombre que adoptó la bodega de Mayorga que desde el principio formaba parte de la actual Denominación de Origen León. El nexo fue siempre el prieto picudo y el albarín. La plantación que hoy pasa de los veinte años se situó entre los pagos Senda de la Pega y Carrecastrillo. En la plantación, la mayor parte, prieto picudo, un porcentaje de tempranillo y uva verdejo. No tardaron en aparecer unos líneos de la exótica y tropical gerwurtztraminer y, ante todo, la apuesta por la variedad reina de los vinos de León, la blanca albarín tras injertar parte del viñedo. En la bodega, además, entraban uvas de pequeños viticultores y de las nuevas adquisiciones de plantaciones en la vecina Pajares de los Oteros. Hoy, los vinos Esencia 27, Esencia 33 Albarín, Esencia 33 rosado y los tintos de prieto picudo SM roble y crianza junto a la nueva estrella de la bodega, el Tiramulos, prieto picudo rosado, tinto y blanco albarín representan el muestrario de una bodega con corazón de cooperativa y músculo enológico de lo más actual y vanguardista. La esencia del Cea.