Diario de Castilla y León

BODEGAS MAIRES (TORO)

La mejor canasta de Fernando Roldán

Fernando Roldán junto a su Padre Antonio Roldán, un histórico de los vinos de la DO Toro, en la sala de barricas de la bodega MairesLa Posada

Publicado por
Javier Pérez Andrés
Valladolid

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Era una asignatura pendiente: visitar esta bodega del hijo de Antonio Roldán, viejo amigo y un histórico de la DO Toro. Antonio, ya en periodo de descanso, es viticultor cermeño de toda la vida y fue presidente durante décadas de la Bodega Cooperativa de Toro, entre otras responsabilidades vinculadas con el mundo rural. Tarde o temprano la herencia recibida de la familia habría de cristalizar y su hijo Fernando Roldán es quien está al frente del proyecto. Estudió Económicas y fue jugador profesional de baloncesto durante muchos años (CB Zamora o Alba de Tormes entre otros equipos).

Estudio y deporte siempre alternado con laboreos, podas y vendimias, ya que desciende de viticultores en varias generaciones atrás. Un aspecto este que, en los tiempos que corren y ante la emergencia constante de las inversiones en el sector del vino, conviene destacar y acentuar, pues la raíz real con el terruño es un activo importante. Posiblemente, la bodega fue una de las mejores canastas de su vida cuando se decidió a construirla junto a su primo Pablo Díez. Así nació esta bodega que se fue fraguando poco a poco, bacillar a bacillar y vaso a vaso de cepas tintas de Toro desde la añada de 2015 hasta que definitivamente se instaló en la campiña de Toro, no lejos del Duero ni del Guareña en la añada de 2021. Dos ríos de vino toresano apadrinaron el proyecto familiar. La bodega y su vino tinto más selectivo toman el nombre Maires, que es el apodo de una familia de viticultores que varias generaciones después lo mantiene con orgullo. Hoy tiene nombre de vino y es otra referencia de la DO Toro.

Fernando tuvo claro desde el principio que el proyecto familiar se ceñiría a la producción propia. De ahí, que las cerca de cien mil botellas al año que se comercializan con el sello de la DO Toro respondan a las 21 hectáreas de viñedo entre espalderas (de las primeras que se pusieron en la zona hace 40 años) y vasos viejos. Los viñedos se reparten por pagos del término municipal, entre otros Lebratinos, Coscojosa, La Portilla, Val de Fama, la Jara y en el entorno del Camino de los Llanos. La variedad tinta de Toro, la uva verdejo blanca unas 12 hectáreas, y una pequeña parte de cabernet sauvignon son el músculo de sus vinos.

Las marcas que llegan al mercado son Ademan de diferentes viñas, Dame un beso y Cuzo, que define a una persona indiscreta y fisgona. Son vinos jóvenes. Tentenecio es un guiño a la calle salmantina que recuerda el sucedido de San Juan de Sahagún con un toro. El vino de mayor expresión lleva el nombre de la familia, Maires. Alcanza los 40 euros, apenas son 2000 botellas y se elabora con un viñedo centenario plantado en pie franco, herencia del bisabuelo, según la bodega. El grueso de las ventas, casi el 70%, se debe a los tintos jóvenes robles y crianza, en buena parte con las etiquetas Ademán (Valderanda, Valdecarretas y Carabizal).

Son vinos cuyos precios se encuentran en la franja de 8 a 10 euros. El Ademán Adalia es un verdejo con un paso ligero por roble. La bodega cuenta con una nave de crianza de cerca de 200 barricas bordelesas de roble francés y español, además de una partida de botas de 500 litros y un depósito de hormigón. Todo el parque de robles procede de la tonelería portuguesa Gonçalves, situada en La Raya con Portugal a un tiro de piedra de Fermoselle, en Zamora, y cuyos robles y envases diferentes tienen mucha aceptación en la región. La bodega comercializa por ahora prácticamente todo en el mercado nacional y se mantiene en la producción que obtiene de sus propias viñas. Quién sabe si, en un guiño al deporte del baloncesto, algún día tendremos una cancha para que los enoturistas se jueguen a cestas y puntos algunos ‘ademanes’ de esta bodega toresana.

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