CASAR DE VIDE, BODEGAS SANCLODIO Y VIÑA CAEIRA
El triplete gallego de Carlos Moro

Carlos Moro, en los viñedos de Viña Caeira, su proyecto en Rías Baixas. En la imagen pequeña, el emparrado en granito tan característico de esta zona
Si hay algo que ha caracterizado al sector del vino en Castilla y León ha sido la permanente llegada de inversiones y de grupos de vino en busca de un suelo, una variedad y una denominación de origen solvente. En esta región en los últimos 20 años solo en Rueda y en Ribera del Duero han entrado, y aún permanecen, medio centenar de iniciativas. Podríamos asegurar que las inversiones más sólidas vienen de la mano de bodegas familiares y firmas centenarias con una proyección importante en los mercados de los vinos de calidad.
Y aquí es donde entra Carlos Moro. Entre los bodegueros que han traspasado las fronteras regionales en busca de castas y viñas en otras zonas de España. El ribereño, por el momento, ha hecho triplete con tres bodegas. Dos de ellas, en la legendaria DO Ribeiro, origen de los vinos gallegos, y otra, en DO Rías Baixas, la prestigiosa cuna del albariño.
Poco se imaginó el cineasta José Luis Cuerda que algún día su salón, su viña y su casona pasarían a formar parte del triplete gallego del bodeguero vallisoletano Carlos Moro. Hoy, SanClodio tiene una nueva andadura sin salirse de las pequeñas terrazas del Valle del Avia. Ahí están las claves o las llaves de la personalidad sensorial del Ribeiro gallego. Treixadura, a la cabeza. Godello, loureira y caíño blanco, entre otras. En Castrelo de Miño, Moro en 2017 inició la elaboración en la bodega Casar de Vide. De nuevo, una bodega tradicional que participó en los primeros años del cambio enológico de los vinos gallegos reflotó gracias a la inyección de Carlos, que ha renovado lagar, viñedo y criterios enológicos, pero siempre basándose en el suelo y la casta. En busca de la frescura de los blancos, entre los que domina la variedad treixadura. En este caso, Emilio Vidal y su hija María permanecen dentro de los equipos técnicos de la bodega adaptándose a la nueva etapa. La bodega Viña Caeira cierra el triunvirato de Carlos Moro en Galicia. Se encuentra en Salvaterra do Miño, concejo histórico en Rías Baixas. La sensibilidad del bodeguero vallisoletano ha llegado a salvar los emparrados tradicionales y esa estampa única de la geometría del granito en la conducción de la vid. Es la tierra del albariño. Viña Caeira se somete en estos tiempos al nuevo armazón sensorial, que no pierde los toques tropicales, la acidez refrescante, el caudal aromático ni esa impronta varietal de la blanca reina en el noroeste español: la albariño.
Carlos, como era de esperar, ha planificado muy bien su entrada en Galicia. En primer lugar, las inversiones realizadas se han hecho consolidando lagares, fincas, viñas y marcas ya históricas y con presencia en los mercados del vino de las dos últimas décadas. Otro acierto ha sido renovar las naves de elaboración, actualizando los medios técnicos y respetando siempre la historia de cada casa. En cuanto a los viñedos de las tres bodegas, existe una apuesta clara por la treixadura y la albariño. Siempre hablando de pequeñas parcelas y, en algunos casos, marcos de plantación del pasado y un interesante ejemplo de la arquitectura popular del vino, como son las conducciones de los emparrados sobre pilastras de granito.
Las marcas Viña Caeira, Casar de Vide y SanClodio ya tienen su hueco en el mercado y, sin haber perdido ni renunciado a su historia propia, en este periodo los vinos de las tres bodegas llevan el sello del nuevo enfoque enológico y vitícola de Carlos Moro.
No han pasado ni cinco años desde que el bodeguero hiciese esta apuesta por el vino en Galicia, que pudiera verse incrementada en un futuro próximo. Por ahora, este triplete viene a sumarse al impresionante arco varietal de las nueve bodegas que forman parte de Bodegas Familiares Matarromera.