La investigadora de la genética de los cultivos

Adentrarse en la genética de los cultivos para comprender mejor su nutrición. Licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad de Castilla-La Mancha, Carmen María Escudero Martínez ha dedicado su carrera profesional a entender cómo la diversidad genética de los cultivos influye en los microorganismos que se encuentran en el suelo, especialmente alrededor de las raíces y participan en la nutrición de las plantas. Un trabajo que ahora va a continuar realizando con su incorporación al Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC).

Su lazo con el mundo del campo surge desde que era pequeña al crecer en un entorno rural, "en la granja de mis padres y abuelos, agricultores y ganaderos de toda la vida". Así, "la cercanía al campo, el respeto por la naturaleza, la compasión por los demás animales y el amor hacia las plantas" ha marcado sus pasos desde que era una niña.

Tras finalizar sus estudios de grado en la comunidad manchega realizó una investigación posdoctoral en la Universidad de Dundee del Reino Unido, allí se centró en el estudio de cómo la genética de las plantas influye en el reclutamiento del microbioma asociado a las raíces, llegando a formar parte de proyectos como el estudio europeo Horizonte Europa Root2Res, con el cual investigaron diversos aspectos de las raíces en diferentes cultivos, incluido el microbioma, con el fin de desarrollar cultivos adaptados a los retos climáticos.

Sus pasos en el mundo de la Ciencia Ambiental continuaron con la realización de un Máster en Administración de Empresas (MBA) en Gestión Ambiental en la European Business School de Madrid. Seguido por una estancia en el INRAe de Francia gracias a una beca Leonardo da Vinci para trabajar como personal técnico en nematodos patógenos de plantas. «Esta experiencia fue fantástica e inspiradora, y fue cuando realmente vi que podía ser posible una carrera académica», remarca la investigadora.

De Francia viajó a Bélgica por una beca competitiva Erasmus Mundus para realizar un máster en Nematología en la Universidad de Gante y desarrolló su tesis sobre el papel de las ‘estrigolactonas’ en los nematodos fitoparásitos en la Universidad de Wageningen Países Bajos. Además, completó su doctorado investigando las interacciones moleculares entre plantas e insectos fitófagos en un proyecto ERC starting grant en el James Hutton Institute del Reino Unido.

En total suma 15 años formándose e investigando fuera de España que le han permitido "volver al país trayendo conmigo mi investigación al IRNASA como líder de grupo junior con el apoyo de la iniciativa de Atracción de Talento de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes".

Así, va a continuar en Salamanca su extenso trabajo, cuya principal área de estudio consiste en "entender y explotar la estructura y el funcionamiento del microbioma asociado a las plantas para, por un lado, mejorar el rendimiento de los cultivos de manera sostenible y, por otro, preservar la salud del suelo".

"El microbioma asociado a las plantas presenta una serie de funciones beneficiosas en términos de adquisición de nutrientes del suelo, protección contra patógenos, y mejora del desarrollo. Investigo el control genético o como los genes de las plantas controlan los microbios que se asocian a ellas y en su área de influencia en el suelo. Para ello examino cómo el microbioma cambia en cultivos con poca variabilidad genética en comparación con otros cultivos de la misma especie salvajes o con razas autóctonas, que albergan una diversidad genética mayor y que no han sido sometidas a domesticación o selección genética moderna respectivamente. Mi hipótesis es que estos últimos cultivos, al no haber sido domesticados o al menos seleccionados bajo condiciones óptimas de fertilización, albergan rasgos de adquisición de nutrientes a través de simbiosis con el microbioma".

Su trabajo también está enfocado a "identificar los genes del microbioma que están detrás de dichas funciones que benefician a las plantas principalmente en bacterias y hongos, como se organizan en sus genomas, y como estos dos reinos se relacionan entre ellos".

Adicionalmente, también está interesada en "todo tipo de prácticas sostenibles en sistemas agrícolas, que aumentan la diversidad en los mismos", todo ello con el objetivo final de reducir la dependencia de los cultivos en fertilizantes sintéticos y aumentar la resiliencia de las plantas, "contribuyendo a la agricultura sostenible y equitativa".

Escudero Martínez destaca entre sus investigaciones recientes el desarrollo de un proyecto de mapeo de genes que controlan el microbioma asociado a la cebada por el cual desarrollaron una técnica innovadora para identificar genes de la planta que controlan el microbioma, algo que "permitiría realizar una mejora de cultivos para explotar funciones beneficiosas de los microbios que estarían potencialmente disponibles en una semilla, con las ventajas que esto supone".

Su paso por el IRNASA va a comenzar con el desarrollo del proyecto RHIZObreed, que busca comprender cómo la diversidad genética de los cultivos "modula" la microbiota asociada a la dinámica de nutrientes en la rizosfera, la zona del suelo alrededor de las raíces de las plantas. "Las comunidades microbianas que habitan en la rizosfera amplían las capacidades genéticas y metabólicas de las plantas al mejorar la absorción de nutrientes. Por ello, quiero identificar rasgos de los cultivos que influyan en la composición de ese microbioma, ya que podría ser clave para mejorar la nutrición vegetal en suelos con poca disponibilidad de los nutrientes para las plantas", incide.