Las adopciones internacionales se hunden el 87% en Castilla y León por las trabas chinas
El país asiático impone férreas condiciones a las familias adoptantes que generan un acusado descenso en diez años, y desde 2020 se congelaron todos los expedientes de adopción a raíz de la pandemia
Algunas personas a la hora de crear su propia familia deciden adoptar a un niño para llenar de alegría sus hogares. Hace unos años, la práctica más habitual era buscar esos futuros hijos en otros países como China, Rusia o Ucrania. Sin embargo, desde hace diez años, las adopciones internacionales en Castilla y León se han visto lastradas. El ejemplo más claro es China que adoptó desde hace años condiciones férreas para aquellas personas dispuestas a adoptar en el país. Por ello, ese endurecimiento de sus políticas de adopción hunde los acogimientos en la Comunidad. Y es que desde 2014 solo se pueden adoptar aquellos niños con necesidades especiales. Sin embargo, en 2020 el país decidió bloquear todos los expedientes de adopción a raíz de la pandemia, y con ella las visitas al país de familias extranjeras. Debido a la congelación de decenas de procesos de adopción, la Comisión Sectorial de Infancia y Adolescencia del Ministerio de Igualdad bloqueó toda posibilidad de tramitar nuevos ofrecimientos dirigidos a adoptar a un niño del gigante asiático desde febrero de 2022. Por ello, China cedió a Vietnam el puesto de país preferido para adoptar.
Así, la Comunidad solo acogió a 5 niños extranjeros en 2023, lo que supone 5 menos que en 2022 y 33 menos que hace diez años, en 2014, cuando hubo 38, lo que se traduce en una disminución del 87% en una década.
«Estamos ante una evolución social de todos los países. Se trata de varias cosas, pero la principal es la mejor protección de los países de origen respecto a sus niños», aclara el presidente de la Asociación Regional de Familias Adoptantes de Castilla y León (ARFACyL), Javier Álvarez. «China, Rusia y Ucrania, que eran los principales países en los que se adoptaba, fueron mejorando las capacidades de atención de los menores. Al mejorarlas, mejoró también su adopción interna», afirma Álvarez. Y es que los datos actuales no son muy esperanzadores ya que, además del carácter casi «residual» de las adopciones internacionales, como afirma el presidente de ARFACyL, otra de las razones del aumento de la dificultad para adoptar a un niño extranjero son las propias condiciones que el país de origen pone a la hora de tramitar el proceso de adopción.
A día de hoy Vietnam y Filipinas, dos de los países de origen más repetidos en los datos internacionales, limitan el proceso atendiendo a que solo aquellos niños que cuentan con necesidades especiales se pueden adoptar, cosa que no todas las familias aceptan. De hecho, en conjunto son cada vez menos los países que tramitan la adopción de menores sin especial dificultad.
Según los boletines anuales que la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades cuelga en su portal, la presentación de ofrecimientos para adoptar en un país u otro viene determinada sobre todo por la aceptación o no de menores con necesidades especiales. «Al final, los países ofrecen perfiles para los que ellos ya no encuentran familias», afirma Álvarez. Y es que, además de todos estos desafíos, siempre cabe la posibilidad de que las familias no resulten idóneas para adoptar a los pequeños.
Por otra parte, debido a este cúmulo de factores, los tiempos de espera se han «disparado», como define el presidente de ARFACyL, y muchas familias acaban optando por abandonar el proceso y adoptar a un niño proveniente del país. Los tiempos son cada vez más largos y muchas veces no se pueden dar garantías de que esa adopción se pueda producir, como destaca Álvarez. Además, la tramitación y mantenimiento de los expedientes han sufrido un incremento económico, factor también determinante en algunos casos. «Hemos enviado tantos expedientes de adopción que hemos saturado a los propios países», explica Álvarez. Esta es la razón de que España o los propios países de origen de los niños creen cupos de tramitación de expedientes al año. Todos estos factores también aquejan a aquellas familias que se ofrecen para adoptar a un niño extranjero. Según los datos de la Consejería de Familia a los que ha tenido acceso este periódico, en 2023 se ofrecieron 15 familias para adoptar a un niño internacional, lo que supone 23 menos que hace diez años, en 2014.
Y es que esta curva negativa tiene su origen en 2010. Por aquel entonces la cifra superaba las 150 adopciones internacionales al año. En tan solo cuatro años la cifra se redujo a un tercio, a 57 adopciones en 2014, hasta llegar a las 5 que se produjeron el año pasado. Y es que desde hace tiempo son más las solicitudes presentadas que los niños entregados en adopción. Por provincias, esos 5 niños adoptados encontraron un hogar en Ávila, Burgos y Soria, donde se produjo una adopción en cada provincia, y dos en Valladolid.
En cuanto a la cifra de adopciones de niños provenientes del país, casi no ha variado con respecto a años anteriores. En 2023 hubo 48 adopciones frente a las 54 en 2022 y las 52 hace diez años, en 2014. Sin embargo, aunque los números no hayan cambiado demasiado, si lo han hecho las listas de espera. Y es que para adoptar a un niño nacional, las familias han de esperar 7 años de media, según los datos de la Consejería de Familia, que añaden que en 2023 se comenzaron a resolver las solicitudes llegadas en 2017. Esta cifra de espera sí que ha aumentado considerablemente en relación a años anteriores. En 2014, la media de años de espera para las familias adoptantes era de 4 años frente a los 8 de 2022 y los 7 del año pasado. Cabe destacar que esta espera se refiere a aquellas donaciones de niños sin condiciones especiales de 0 a 18 meses por que, para aquellos que si que presenten alguna de estas condiciones especiales, la duración de la espera se podría reducir.
En cuanto a las 48 adopciones de menores nacionales del año pasado, fueron entregados a 39 familias las cuales 30 adoptaron a un único menor y las 9 restantes a un grupo de dos hermanos.
Casi 700 familias a la espera de adoptar
Por otra parte, la cantidad de años que una familia tiene que hacer frente antes de recibir a su hijo adoptivo sigue subiendo, y con ella, el número de familias que se mantienen a la espera. Y es que el año pasado se contabilizaron un total de 669 ofrecimientos de familias que estaban a la espera de obtener la tan ansiada aprobación para poder adoptar, según los datos de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades a los que ha tenido acceso este periódico. Esta cifra aumentó considerablemente en comparación con la arrojada en 2022 cuando hubo 565 familias pendientes de poder adoptar, es decir, 104 familias menos que el dato de 2023. De este modo, la lista de espera sigue subiendo, y las familias de Castilla y León no consiguen adoptar.
Aunque cada año esa cifra varíe también lo hacen los años que estas familias deben esperar para poder adoptar. El presidente de la Asociación Regional de Familias Adoptantes de Castilla y León (ARFACyL), Javier Álvarez asegura que ahora ese tiempo «se ha ido ampliando», y que la razón de que haya tal cantidad de familias a la espera de adoptar se debe a que «hay más familias que se ofrecen que menores disponibles en adopción», afirma el presidente, y añade que aquellas familias que siguen en el proceso «llevan su espera de manera casi introspectiva». Y es que la asociación también da su apoyo a las familias en forma de apoyo psicológico o de información en el proceso.
De hecho, los datos de 2023 demuestran esa desigualdad entre el número de menores disponibles y el número de familias que se ofrecen. A datos de junio de 2024 son 57 los menores inscritos en el registro de adopción pendientes de encontrar a su nueva familia. Para ocho de ellos ya se ha encontrado una, sin embargo, aún no se ha presentado el caso a la familia o no se ha obtenido respuesta por su parte, según destacan desde la Consejería de Familia.