El caso de las ex monjas de Belorado ante el juez: cruce de acusaciones entre las clarisas y el arzobispo Iceta

Cruce de declaraciones a las puertas del Juzgado de Briviesca entre las mediáticas monjas okupas de Belorado y el arzobispo de Burgos, también presidente de la Comisión Gestora, Mario Iceta. A lo largo de este miércoles, ambas partes declaran ante la jueza tras la denuncia interpuesta por las exreligiosas contra Iceta por un presunto delito de revelación de secretos, coacciones y administración desleal.

Aunque prestará declaración a las 13 horas, Iceta se personaba en sede judicial pasadas las 10 de la mañana para atender a los medios junto a Sor Carmen, secretaria de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu, y Sor Amparo, expulsada por las monjas cismáticas al no compartir su golpe de timón tras aliarse con el falso obispo Pablo Rojas.

Aparentemente tranquilo y con el deseo de defenderse de las acusaciones que pesan sobre él “con luz y taquígrafos”, Iceta reiteraba su inocencia mientras señalaba que su nombramiento como presidente de la Comisión Gestora fue reconocido “en firme” por los ministerios de Justicia y del Interior. También se siente respaldado por la Fiscalía, que ya en marzo apuntó que “no existe ningún ilícito penal en los hechos que se me imputan”.

Más allá de insistir en la “transparencia” de su gestión, hasta el punto de inyectar 360.000 euros para cubrir los gastos corrientes de los monasterios okupados por las exclarisas, Iceta tachaba de “festival”, con “escaleta” incluida, los preparativos mediáticos de las monjas cismáticas con motivo de su declaración en Briviesca.

Poco después llegarían tres de las aludidas. Entre ellas, la exabadesa Laura García de Viedma, también conocida como Sor Isabel de la Trinidad. Con “buen ánimo”, quiso incidir en que la denuncia contra Iceta obedece a un “sentimiento de justicia” para que “se escuche la voz de la comunidad”. Por su parte, Sor Sión se amparaba en la “voluntad de Dios y del espíritu santo” antes de remarcar que, de cara a mantenerse después de que la Iglesia les cortase el grifo, no les queda más remedio que “trabajar como negras”. Y aunque acusasen a la Iglesia de arruinarlas, esgrimía que "nos buscamos la vida como lo hemos hecho siempre. Si nos cierran una puerta, abrimos otra".

También habló ante los medios Sor Amparo, actualmente en Vitoria tras su abrupta salida de Belorado. “Me vi en la calle, así sin más, y tuve que recurrir a las hermanas”, reconocía la religiosa, visiblemente apenada por todo este espectáculo mediático, rememorando cuando Sor Isabel y sus acólitas dieron la “sorpresa”. Según sus propias palabras, “me levanté de la reunión y le dije al supuesto obispo Pablo Rojas que eso no es así”. Finalmente, apostillaba que “me da pena que hayan llegado a lo que han llegado”.