La Consejería de Cultura impulsa en Burgos la creación del Centro del Origen del Español
Avanza en la rehabilitación de la ‘Casa Quemada’ de Valpuesta, origen del cartulario con los testimonios escritos más antiguos del castellano, e impulsará la recuperación del entorno con eremitorios rupestres

Una imagen del cartulario.
Primer paso para hacer realidad el Centro del Origen del Español en Valpuesta, en Las Merindades burgalesas. La Junta de Castilla y León acaba de licitar los trabajos de redacción y ejecución del proyecto, y de dirección de obra, para rehabilitar la conocida como Casa Quemada de la citada localidad y recuperar su entorno.
Para la redacción del proyecto básico y de ejecución se establece un plazo de tres meses. El Proyecto de ejecución que se redacte tendrá una duración estimada de ocho meses.
El pasado mes de octubre, el Ayuntamiento de Berberana –término municipal al que pertenece Valpuesta– y la Administración regional firmaban la cesión del edificio, antigua sede del Consistorio hasta el año 1846. Con construcción tradicional, actualmente se encuentra en ruinas y en estado de abandono.
La intención de la Consejería de Cultura, como advertía hace unos meses su titular Gonzalo Santonja, es crear una experiencia turística en la visita a Valpuesta. Reclamos no faltan. En la iglesia de Santa María de la localidad –junto al Palacio Zaldívar y la Torre de los Velasco conforma un entorno declarado Bien de Interés Cultural– se encontraron los textos más antiguos del castellano, denominados Cartularios de Valpuesta, donde aparecen las primeras dataciones de voces y grafías en español, anteriores a las Glosas Emilianenses y Silenses. Además, en la zona, existen eremitorios rupestres de época altomedieval que también serían objeto de estudio y de un plan de conservación.
En la puesta en marcha del Centro del Origen del Español, la Consejería de Cultura apostará por la digitalización a la hora de diseñar la propuesta museográfica, con «medios audiovisuales e inmersivos para generar una experiencia única de conocimiento e interpretación de la lengua castellana», con una dotación «de medios técnicos y tecnológicos de última generación con el fin de enriquecer la experiencia».
El Becerro gótico de Valpuesta, como recuerdan desde el Portal de Archivos Españoles, es «un cartulario especial debido principalmente a su estructura, que no concuerda con lo que tradicionalmente entendemos por tal. Uno de sus principales estudiosos, Ruiz Asencio, lo califica como el cartulario castellano más complejo».
Se trata de una reunión de varios cuadernillos de naturaleza independiente. Está conformado, en total, por 17 cuadernillos de pergamino, con 117 folios de tamaño desigual, junto con distintos fragmentos y tres documentos sueltos originales. Se alternan los escritos en letra visigótica con los escritos en carolina. Los documentos que contiene están fechados a caballo entre los siglos IX y XIII.
«El conocido Cartulario de Valpuesta no indica que la cuna del castellano sea Valpuesta, lo mismo que ninguna otra documentación —de Cardeña, de Oña, de Sahagún, de León, de Covarrubias, de San Millán de la Cogolla o de Santo Domingo de Silos— prueba que el romance haya nacido en éste o en aquel otro lugar. Todo porque una lengua no nace en sitio ni en fecha determinados, sino que una lengua se deja sentir en caminos y aldeas, viñas y manzanares, iglesias y monasterios, donde vivan, trabajen, jueguen, amen y penen hombres y mujeres a lo largo de generaciones. Pero de los testimonios y características lingüísticas que presentan y de las fechas tan tempranas (siglos X, XI) en que fueron escritos parte de los diplomas de este becerro gótico se concluye de manera indubitable que la documentación valpostana resulta de capital importancia para conocer la etapa de orígenes del castellano», escribió, precisamente, Gonzalo Santonja con motivo de la publicación en 2010, en dos volúmenes, de los Becerros gótico y galicano de Valpuesta, una edición impulsada por la Real Academia de la Lengua y por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua –dirigido, entonces, por el ahora consejero de Cultura–.
En el estudio de los documentos, liderado por el citado Ruiz Asencio, se puso de manifiesto la intervención en los escritos de 34 manos diferentes. En su mayoría, son textos que recogen información sobre donaciones y pagos de distintos servicios funerarios efectuados por particulares al monasterio de Valpuesta.