Diario de Castilla y León

Cisma en la Iglesia

Las 10 de Belorado: de monjas a okupas

Sin acatarse la orden del arzobispo de Burgos de abandonar el monasterio, las diez exclarisas se podrían enfrentar a acciones legales en "fechas próximas"

José Ceacero, junto a tres clarisas cismáticas, en los juzgados de Burgos.

José Ceacero, junto a tres clarisas cismáticas, en los juzgados de Burgos.Santi Otero

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Valladolid

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De hacer vida monástica en el convento de Belorado a convertirse en 'okupas'. Así de radical es el giro que atraviesan las diez monjas, o mejor dicho exreligiosas, que ayer fueron ordenadas a abandonar el templo por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta. En caso de no producirse en un “plazo razonable” y “prudencial”, los servicios jurídicos de la entidad eclesiástica burgalesa iniciarán los actos judiciales para su marcha.

Un cartel de ‘prohibido el paso, propiedad privada’ parece ser el único resquicio que les queda a las exmonjas de Belorado para mantenerse entre las paredes del monasterio. Un 'imposible' al poner fin a su relación con la Iglesia Católica, de forma que no pueden hacer vida monástica ni vivir en el convento al no estar en la orden de las Clarisas. Bien lo puntualizó Iceta ayer, que recordó que las diez exreligiosas carecen del título legal para permanecer en los monasterios y dependencias anejas, con lo que deberán abandonarlos, ante la excomunión y expulsión de la vida consagrada.

Así que, por el momento y hasta los primeros días de julio, estas diez monjas excomulgadas se han convertido en 'okupas' del monasterio de Belorado, por mucha negociación que quieran emprender sobre su propiedad. Y en lo que parece ser una omisión de las órdenes dictadas por Iceta a Pablo de Rojas, impulsor de la Pía Unión de San Pablo Apóstol, y a José Ceacero, sus aparentes padres espirituales y a quienes se les remitió "la prohibición de permanencia en estos inmuebles”, las exclarisas reafirmaron su separación “libre, voluntaria y decididamente” de la Iglesia Católica el pasado viernes cuando estaban citadas a comparecer ante el Tribunal Eclesiástico.

«Cualquier pena o sanción canónica, impuesta por quienes no son obispos, ni válidos, ni legítimos, ni tienen poder sobre las almas, carecen de efectividad y son nulas e írritas», declararon en su momento las diez monjas, recordando a su vez el manifiesto católico publicado hace más de un mes por el que se «adhieren a la verdadera fe católica», que fue «refrendado por todas» y firmado por la ahora exabadesa.

Anteriormente, Ceacero, que acogió el rol de portavoz de las Clarisas, acusó al arzobispo Iceta de querer echarlas del convento para «vender y lucrarse ellos» ante «la escasez de monjas que tienen». «Por eso está imponiendo a la fuerza el derecho canónico por encima del civil», consideró al respecto.

Pero Iceta siguió firme en sus acciones. "De no producirse una salida voluntaria en fechas próximas, los servicios jurídicos no tendrán más remedio que iniciar las acciones legales a las que haya lugar”, apuntó ayer Iceta , considerando a su vez que considera que "la negociación y la vía judicial no tiene recorrido por mucho que se empeñen". 

Ahora, sin abadesa de la orden de las clarisas, que ejercía de propietaria de la entidad, es Mario Iceta a quien pertenece ese poder y a quien se le está siendo arrebatado mientras las diez monjas excomulgadas de Belorado sigan entre las paredes del monasterio.

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