La hostelería no es culpable, es el sector más sacrificado
Estaría bien que de una santa vez los políticos midan sus palabras y sus comentarios para no seguir colocando a quien no tiene la culpa de esta pandemia en el ojo del huracán como es el caso del sector de la hostelería. Un nuevo desliz a la hora de desentenderse de responsabilidades ha puesto en pie de guerra, y con razón, al sector que más sufre y más sacrificado de esta pandemia. El sector que en tiempos normales, los de la vieja normalidad, es un motor imprescindible para una comunidad y un país que tiene en los servicios, y especialmente en el turismo, uno de los sustentos más sólidos de su PIB.
La hostelería no tiene culpa alguna de esta pandemia y de sus sucesivas olas y rebrotes. La hostelería se ha mostrado como un sector tremendamente estricto y cumplidor en las restricciones y la adopción de medidas y mecanismos para proteger a los ciudadanos. Han tenido que adaptar constantemente sus negocios. Han sufrido en mayor o menor medida constantemente las restricciones durante once meses. Y lo han hecho sin que el gobierno central haya habilitado un verdadero plan de choque para unos empresarios a los que se les obliga a cerrar, a no facturar y a no ganarse el pan de sus familias por el bien de todas la sociedad. Cuando a alguien se le obliga a esto, lo mínimo es ofrecer una compensación que les permita seguir viviendo y, llegado el fin de esta trágica pandemia, poder resetear su vida profesional y empezar a arrancar una nueva etapa.
Pero es que además de no recibir esas obligadas ayudas, al tiempo que se les impide el ejercicio de sus derechos fundamentales, como es del del trabajo, consagrado por la Constitución, están constantemente en la frivolidad de los políticos. Un día el nefasto Fernando Simón, que puede que algún día acierte en algo. Será el día que no abra la boca. Y ese día está por llegar. El último caso ha sido el de la consejera de Sanidad de Castilla y León, argumentado que no se pueden hacer cribados en Valladolid como en otras ciudades mientras hay terrazas ilegales por la ciudad. Si es cierto, ya está tardando la Consejería en cursar las pertinentes denuncias para que otra instancia de la propia Junta decrete las sanciones.
Los hosteleros cumplen. Seguro que hay alguno que no lo hace. Como hay políticos que no cumplen con su responsabilidad política o incluso se saltan la cola aprovechando su cargo para vacunarse. Pero al hostelero que no cumple se le sanciona. Al político que se salta la cola, no le pasa nada. Ahí radica la diferencia entre la ciudadanía y una clase política que sigue siendo casta y estando protegida contra todo. Los hosteleros no se pueden saltar el toque de queda, el estado de alarma, ni tampoco la cola de la vacunación.
Basta ya de criminalizar a quien es víctima de esta pandemia. Y el basta ya empieza por unas disculpas.